EL BAUTISMO por Elmer N. Dunlap Rouse Lección 11
EL BAUTISMO EN ESPIRITU SANTO
Algunos rechazan la necesidad urgente del bautismo en agua por confundirlo con el bautismo en el Espíritu Santo. Argumentan que uno es salvo por el bautismo en Espíritu Santo que sucede cuando uno cree. El resultado de esta enseñanza no solo desmerece y elimina el bautismo en agua, sino que pervierte el evangelio por añadirle la necesidad de un señal del cielo que por lo regular, según éstos, es el hablar en lenguas. Piensan que, sin esta experiencia, no hay salvación.
LITERAL O FIGURADO
Para apoyar esta doctrina, abandonaron la forma tradicional de interpretar a pasajes como Romanos 6:3-7 y Gálatas 3:27 para poder entenderlos como bautismo en Espíritu en vez de bautismo en agua. Dicen que hay diferentes bautismos en la Biblia y que no debemos suponer que la mera mención de bautismo indica que se trata de bautismo en agua. Una pregunta necesaria sería, ¿y cómo se sabe cuál es cuál? Un autor de esta ideología ofrece el siguiente método para diferenciar entre el bautismo en Espíritu y el bautismo en agua, esto es en los textos que no explican explícitamente de cuál tipo de bautismo se refiere. Dice el autor: "Es de esta manera: si el pasaje trata de estar en Cristo, entonces es bautismo en el Espíritu, no de bautismo en agua, porque es por el bautismo en el Espíritu que entramos en Cristo". El autor sigue: "En Romanos 6, por ejemplo, es obvio que el contexto trata de entrar en Cristo, y el pasaje se dedica a la unión del creyente con Cristo, con su muerte y su resurrección. En dicho pasaje, el creyente no es bautizado en agua, sino en la muerte de Cristo" (Bautismo y Salvación, Charles T. Buntin).
Contrario a interpretar la Biblia por especulación o prejuicio, la palabra "bautismo", por lo general, siempre se refiere al bautismo en agua. Si el contexto aclara el sentido de la palabra, mejor todavía, pero no es necesario. La palabra bautismo era común y corriente y todos entendían su significado. Tanto era así, que para referir a otra cosa, era necesario especificarlo. Todos los textos que se refieren al "bautismo en el Espíritu Santo", el autor se vio obligado a añadir la aclaración "en el Espíritu Santo", para no correr el riesgo de confundir a sus lectores. Esto es, también, una regla fundamental de la hermenéutica, que siempre se prefiere el sentido literal primero que al sentido figurado. En los cien veces que el Nuevo Testamento emplea "bautismo" siempre se refieren al sentido literal a menos que el autor especifica el sentir figurado.
LOS BAUTISMOS DE LA BIBLIA
La Biblia habla de varios bautismos, por lo menos seis que son: el bautismo en Moisés cuando Israel pasó por el nube y el Mar Rojo (1 Cor. 10:1-2); el bautismo de Juan cuando Juan el Bautista bautizaba en agua en el río Jordán (Mar. 1:1-5); el bautismo en Espíritu Santo (Mat. 3:11; Luc. 3:16; Hech. 1:5; 2:1-4; 10:44-45; 11:15-16); el bautismo en fuego que viene siendo el castigo de Dios, el infierno (Mat. 3:11; Luc. 3:16-17); el bautismo de sufrimiento (Mat. 20:20-33; Luc. 12:50); y el bautismo de la Gran Comisión, que viene siendo bautismo en agua (Mat. 28:19; Mar. 16:15-16; Hech. 2:38; 8:12-13,35-38; 10:47-48; 22:16). Algunos añaden dos más: el bautismo de Noé, una metáfora que trata de agua (1 Ped. 3:20), y el bautismo de Jesús, que requiere dos factores, el agua el y Espíritu (Mat 3:16-17).
UN SOLO BAUTISMO
Al escribir sobre la unidad del Espíritu, Pablo dijo algo muy importante para ayudarnos a entender la Biblia. Declaró que había un solo bautismo. Dijo: "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos" (Efe. 4:3-6). Hay un solo bautismo como hay un solo Dios. Preguntamos, ¿a cuál de los seis bautismos se refería Pablo? Con seguridad podemos eliminar a todos menos dos, es decir, se reduce la cuestión a sólo dos posibilidades. ¿Será que Efesios 4:5 se refiere al bautismo en Espíritu Santo? O ¿será que este texto se refiere al bautismo de la Gran Comisión (en agua)? Tal vez podemos expresar esta segunda opción de otra manera: ¿Será posible que el solo bautismo contenga ambos elementos: el agua y el Espíritu?
EL BAUTISMO UNIVERSAL
El bautismo que Jesús mandó en la Gran Comisión para todo el mundo. Es un bautismo universal. "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mat. 28:18-20). El bautismo de la Gran Comisión es universal, para todo el mundo, para todas las naciones, o, según dijo en Marcos 16:15, "para toda criatura".
En obediencia al mandato de Jesús, los apóstoles proclamaron el evangelio a los judíos en el día de Pentecostés (Hech. 2:38). Más tarde, Pedro predicó Cristo a los gentiles en Hechos 10:48. En estos dos casos y todas los demás casos de conversión que registra en libro de Hechos, los convertidos siempre fueron bautizados de inmediato. En obediencia a Cristo cada caso termina con bautismo. Como hay un solo bautismo, tiene que ser éste, el de la Gran Comisión, el de agua, porque fue mandado a todos que quieren seguir a Cristo. De no ser así, habría que descartar el bautismo en agua por completo, porque hay un solo bautismo.
EL BAUTISMO EN ESPÍRITU SANTO
En contraste con el bautismo de la Gran Comisión, el bautismo en Espíritu Santo es un tema difícil porque la Biblia lo menciona muy pocas veces. Juan prometió que Jesús iba a bautizar con el Espíritu Santo, "Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mi, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mat. 3:11). Jesús prometió este bautismo a sus apóstoles en Hechos 1:5. Dijo: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no mucho días".
El bautismo en Espíritu Santo, como evento, ocurrió explícitamente en sólo dos ocasiones: en la conversión de Cornelio (Hech. 10:44-45; 11:15-16) y en el día de Pentecostés, como recordó Pedro en Hechos 11:15-16; 2:1-4). El bautismo en Espíritu Santo se limita al día de Pentecostés - solamente para los apóstoles (Hech. 2), y a la conversión de la casa de Cornelio, los primeros gentiles en convertirse (Hechos 10 y 11).
Su apariencia inusual en la Biblia ha creado mucha confusión de qué era este bautismo como vamos a ver. Algunos lo pintan como parte de cada conversión, que cuando una persona se salva, en ese mismo momento es "bautizada" con el Espíritu Santo. Otros dicen que es lo que ellos llaman "la segunda obra de gracia", que sucede posterior a la conversión y para recibirlo, hay que buscarlo con mucha diligencia. Estos entienden que el hablar en lenguas es señal del bautismo en Espíritu Santo. Otros alegan que no, que el bautismo en Espíritu Santo sucede a toda persona que se convierta a Cristo y sin ninguna manifestación milagrosa. Algunos afirman que este señal no es esencial para ser salvo, mientras que otros afirman que sí, que sin esta manifestación, no hay salvación.
Si buscamos en la Biblia, el bautismo en Espíritu Santo ocurrió de manera principal en el día de Pentecostés (Hech. 2:1-2) resultando en beneficios que durarán hasta el fin del mundo. Gracias a este evento, el Espíritu Santo ahora está disponible a toda aquél a quién Dios llama por el evangelio (2 Tes. 2:13-14; Tito 3:7). Los que reciben el Espíritu, lo reciben en la medida que el quiere (1 Cor. 12:4-13). Unos siervos fueron usados por Dios en la revelación y confirmación de su Palabra, una obra temporera que duró hasta que la revelación de Dios (o sea, la Biblia) quedó completa y perfecta. Sin embargo, todo cristiano recibe el Espíritu, no para hacer milagros, sino como morada. El Espíritu mora en el cristiano como agente e instrumento de Dios para reforzar y bendecirlo, hasta que Cristo regrese. El cristiano recibe el Espíritu en el momento de bautizarse (Hech. 2:38-39; 1 Cor. 12:13; Tito 3:5-7), al igual que como el Espíritu bajó sobre Cristo cuando éste se bautizó.
Cristo habló de dos bautismos, el bautismo de la Gran Comisión (Mat. 28:19; Mar. 16:15-16) y el bautismo en el Espíritu (Hech. 1:5), pero desde que el Espíritu Santo fue derramado en casa de Cornelio, sólo queda un solo bautismo, el cual fue mandado a toda el mundo - el bautismo de la Gran Comisión que es en agua. Cristo nos mandó a bautizarnos en agua, pero no se puede mandar una persona a bautizarse con el Espíritu Santo porque es una promesa. Las promesas se esperan, pero los mandatos se obedecen. El único bautismo que se puede obedecer es el bautismo en agua. Nadie en la Biblia fue mandado a bautizarse en el Espíritu. En el día de Pentecostés los Apóstoles lo esperaron, y en la casa de Cornelio todos fueron sorprendidos por el bautismo en el Espíritu Santo ya que nadie lo esperaba. Nadie puede obedecer el bautismo en el Espíritu Santo pero se puede obedecer el bautismo en agua.
Según Juan el Bautista en Mateo 3:11, Jesús, y sólo Jesús, iba a bautizar con el Espíritu Santo. El bautismo de Mateo 28:19 es administrado por los seres humanos, no Cristo. Si Jesús dijo, "bautizándolos", yo no es Jesús quien los bautiza y, por lo tanto, es bautismo en agua, no en el Espíritu Santo.
Además, por ser el "bautismo en Espíritu Santo" una promesa cumplida en el día de Pentecostés, Dios no está obligada a repetir esta promesa que ya cumplió. Por lo tanto, el bautismo en Espíritu Santo no es el "un solo bautismo". Pasamos ahora al bautismo de la Gran Comisión.
EL BAUTISMO AGUA-ESPÍRITU
El bautismo de la Gran Comisión requiere agua. Observe la conversión del eunuco etíope y su pregunta: "Aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?", (Hech. 8:35-38). Se bautizó en respuesta al evangelio, no para ser miembro de una iglesia local. La necesidad urgente de agua también se entiende por lo que Pedro dijo en la casa de Cornelio, "¿Puede, acaso, alguien impedir el agua para que no sean bautizados estos ...?" (Hech. 10:47-48). Según Pablo, el agua del bautismo figura la manera en que Cristo santificó su iglesia, "habiéndola purificado en el lavamiento de agua por la palabra" (Efe. 5:26). El apóstol Pedro comparó el bautismo con de agua del diluvio, "los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se esperaba el arca, en el cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvados por agua. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena consciencia hacia Dios por la resurrección de Cristo" (1 Ped. 3:20-21). El solo bautismo requiere agua.
Además de agua, el bautismo de la Gran Comisión también requiere el Espíritu. "Nacer de nuevo" es nacer "de agua y del Espíritu" (Jn. 3:3-5). No son dos nacimientos, sino un solo nacimiento con dos elementos: el agua y el Espíritu. El griego es más claro que el español y literalmente dice, "el nacimiento agua-espíritu". Esto es fácil de entender si consideramos lo que dice Tito 3:3-6. Dios nos salva por el "lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador". La palabra "lavamiento" es una clara referencia al bautismo y envuelve la obra del Espíritu en regenerar y renovar. Pablo explicó a los corintios, "Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu" (1 Cor. 12:13). Más sobre este versículo en la próxima lección.
El bautismo agua-Espíritu nos regenera y nos incorpora en el cuerpo de Cristo. Más que una mera inmersión en agua, es el momento cuando el Espíritu actúa para renovar, regenerar y incorporarnos en el cuerpo de Cristo. El bautismo no es un símbolo vacío, sino que coincide con un significado espiritual de nacer de nuevo e ingresar en la iglesia, actos que suceden simultáneamente.
EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL DEL BAUTISMO
Con bautizarse en agua, uno se crucifica con Cristo, participa en su muerte, queda sepultado en su tumba y se resucita a una vida nueva (Rom. 6:3-7). Si este texto se refiere a bautismo en Espíritu y no del bautismo de la Gran Comisión (bautismo en agua), nuevamente tenemos el mismo problema de afirmar dos bautismos cuando Pablo enseñaba que había "un solo bautismo". Como Romanos 6:3-7 describe lo que sucede cuando uno es bautizado en Cristo y como hay un solo bautismo, no queda otra alternativa que no sea que se refiere al bautismo de la Gran Comisión, de lo que sucede cuando uno se bautiza en agua.
Con bautizarse en agua, uno es circuncidado por Cristo. "En el también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultado con el en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con el, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con el, perdonándoos todos los pecados" (Col. 2:11-13). El bautismo en agua nos separa de nuestros pecados.
Con bautizarse en agua por la Gran Comisión, uno cambia de ropa al vestirse de Cristo. "Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gál. 3:26-27). Se quitó la vieja ropa ensuciada por los pecados.
Con bautizarse en agua, uno lava sus pecados en nombre de Jesús. El Espíritu Santo inspiró a Ananías a preguntarle a Pablo: "Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hech. 22:16). Pablo se salvó "por la misericordia de Dios, por el lavamiento de regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3:5)
CONCLUSIÓN
Algunos caen en la contradicción de interpretar textos tales como (Romanos 6:3-7; Gálatas 3:17 y Colosenses 2:11-13) para referir al bautismo en Espíritu Santo para luego apelar a estos mismos textos para apoyar el bautismo en agua. Después hablan de "bautismo en agua" como símbolo del bautismo en el Espíritu y citan los mismos textos nuevamente.
Pero ¿qué sucede? Si estos pasajes no tratan del bautismo en agua, o sea, el bautismo de la Gran Comisión, entonces no hay ningún versículo bíblico que explica qué quiso Cristo decir cuando mandó los apóstoles a bautizar. Si estos textos no tratan del bautismo en agua, el Señor mandó un misterio, un bautismo que nadie puede explicar.
La "unidad del Espíritu" habla de un solo bautismo (Efesios 4:3). No son dos. No es uno, el del Espíritu, en el momento en que uno cree y otro, el del agua, para después por algún razón que nadie entiende y que la Biblia tampoco explica. Al contrario, hay un solo bautismo, el del agua-Espíritu que es la respuesta correcta y natural al evangelio de Cristo.
¿Qué hemos estudiado? Ese solo bautismo es un renacimiento, tanto del agua y como del Espíritu según Juan 3:5. Trae el perdón de pecados y la morada del Espíritu (Hechos 2:38; 22:16). Requiere agua (Hechos 8:35-38; 10:47-48). Nos introduce en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13). Este solo bautismo es una sepultura en la muerte de Cristo para crucificarnos juntamente con él (Romanos 6:3-7). Este solo bautismo nos reviste de Cristo (Gálatas 3:27). Este solo bautismo es la circuncisión de Cristo cortando nuestros pecados de nosotros (Colosenses 2:11-13). Este solo bautismo es el lavamiento que regenera, renueva y derrama el Espíritu Santo en nosotros (Tito 3:5-7). Este solo bautismo nos salva, no por alguna limpieza física sino por la resurrección de Jesús (1 Ped. 3:21).
¿Será de sorpresa que la Gran Comisión tenga un mandamiento de gran significado?
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que yo os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:19-20).
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:15-16)
"Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hech. 22:16).
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