EL DIVORCIO Y LAS NUEVAS NUPCIAS
por Dr. J. D. Thomas Lección 2
LA LEY DE DIOS PARA EL MATRIMONIO
En el principio Dios creó a Adán y después hizo a Eva como su compañera idónea. Ellos se unieron y llegaron a ser una sola carne. De ahí en adelante el matrimonio vino a ser una práctica común, como se observa en los primeros capítulos de Génesis. (Véase también Lucas 17:26,27; Mateo 19:4-6; Marcos 10:6.9). El divorcio nunca era parte del plan de Dios, como Jesús indicó: "mas al principio no fue así." (Mateo 19:7, 8).
En Moisés econtramos el divorcio como "concesiones" en Deuteronomio 24:1-4, donde se le permitía al esposo dar cartas de divorcio si encontraba en su esposa alguna cosa "indecente". Esta carta la permitía volverse a casar con otro pero si fuera divorciada por su segundo esposo, su primer esposo no podía volverla a tomar &endash; lo que sería una abominación. Esta concesión no era ni mandamiento ni obligado, sino que Moisés lo permitía "por la dureza de vuestros corazones" (Mateo 19:8).
En Jesús el matrimonio fue restaurado "al principio" - un hombre y una mujer y que de allí en adelante, la única causa de divorcio era la fornicación (Mateo 19:8, 9). Los pasajes paralelas de Marcos 10:6-9, 11, 12 y Lucas 16:18 mencionan el adulterio pero no hablan de la causa (fornicación) que permite las segundas nupcias. Distinto a la ley de Moisés, Jesús no hace diferencia entre varón y hembra en cuanto a poner el divorcio. Es importante observar que no existe en el Nuevo Testamento un mandamiento que indique que uno debe divorciarse en caso de fornicación&emdash;antes bien se le permite divorciarse al inocente de los dos (y que contraiga nuevas nupcias) si es que él o ella no puede continuar dentro del primer matrimonio. Por supuesto, lo mejor sería que cada uno de los involucrados se perdonen y traten de hacer un éxito de su primer matrimonio, si fuera posible. Siempre existe la posibilidad de que la parte "inocente" no sea tan inocente y haya contribuido en alguna forma al problema. Sin embargo, sólo Dios puede juzgar este tipo de culpa. Se supone que un cristiano no provocaría un divorcio por su negligencia o de manera indirecta.
"Los dos serán una sola carne" era un concepto frecuente en las enseñanzas de Jesús porque era el propósito de Dios desde "el principio". El matrimonio es para toda la vida; se permite el divorcio solamente cuando la unidad de los dos es invadida por una tercera persona tanto que ya no pueden ser "una sola carne". El divorcio por causas triviales rompe del plan de Dios, y es un pecado. Dios quiere que la gente resuelva sus diferencias ya que matrimonial es para toda la vida. Se debe evitar los apuros por casarse, y ayudar a las personas ya casadas a echar a un lado sus pequeñeces y egoísmo para que funcione su matrimonio.
¿Hubo Diferencias Entre Jesús y Pablo?
Algunos autores hacen diferencia entre la enseñanza del apóstol Pablo y la de Jesús por señalar aquellas cosas que dijo Jesús que Pablo no repitió. Estos ignoran que Jesús autorizó a los apóstoles para que hablaran en su nombre y con su autoridad (Mateo 28:18-20; Hebreos 2:3) y por eso la enseñanza de los apóstoles armoniza con la enseñanza de Jesús. Creemos que el Nuevo Testamento es inspirada y producto del Espíritu Santo. Si no es así, no tenemos la palabra de Dios, pero si es inspirado, entonces todas las partes hablan con igual autoridad y concuerdan entre sí cuando se interpreta de manera correcta. La Biblia no necesita enseñar algo más que una vez para establecer un principio de la voluntad de Dios.
En 1 Corintios 7, Pablo, quien no era casado, recomienda el matrimonio para los cristianos que tienen dificultades con la continencia y él considera que muchos sean así. El matrimonio es honroso y preferido a cualquier conducta lujuriosa fuera de control. Los cristianos casados tienen la obligación de satisfacer físicamente a sus parejas aunque pueden separarse temporalmente por motivos espirituales (versículos 1-7).
Los cristianos solteros deben permanecer solteros si tienen el don de continencia, porque en esta manera pueden ser más activos en la obra de Dios &emdash; pero "es mejor casarse que estarse quemando" (versículo 9). En caso de que cristianos casados lleguen a un punto en que reconozcan que son incompatibles y que no pueden vivir juntos, pueden separarse, pero todavía están casados y no pueden divorciarse ni contraer nuevas nupcias con nadie más (versículos 10, 11). Pablo ofrece consejos para los cristianos casados con incrédulos (versículos 12-15). Deben permanecer juntos si el incrédulo consiente; pero si prefiere irse, entonces el cristiano no está "sujeto a servidumbre en semejante caso". El cristiano no debe tomar la iniciativa de separarse, sino que debe hacer todo lo posible para conservar su matrimonio. En otra lección volveremos a tratar este tema.
Pablo mismo no habló de la fornicación como base bíblica para el divorcio, pero no era necesario porque Jesús ya lo había dicho. Sin embargo sus enseñanzas coinciden cuando indica que el matrimonio dura hasta la muerte, y que la unión sexual con una tercera persona mientras el marido vive constituye un adulterio (Romanos 7:1-4). En 1 Corintios 7:39, Estas instrucciones valen muy poco para la gente de nuestro tiempo, la cual pisotea la ley de Dios cuando se divorcian por cualquier capricho que permite la ley humana.
Según Pablo en 1 Corintios 6:9, 10, las personas culpables de adulterio o fornicación no van al cielo en esa condición. Es importante notar de este texto que uno puede ser fornicario y adúltera antes de ser cristiano, antes de entrar en el nuevo pacto de Dios. Este fue el caso de algunos de los corintios. Por lo tanto, la ley de Dios concerniente a los pecados sexuales aplica en la misma manera a ambos, tanto a inconversos como a cristianos. Muchas de las leyes de Dios aplican a todos, tanto a justos como a injustos, como por ejemplo: el robo, la mentira, la fornicación, la homosexualidad y la borrachera. ¿Cómo es posible que alguien vaya a afirmar que un adulterio no es lo mismo para un incrédulo que para un cristiano?
En 2 Corintios 6:14, Pablo nos advierte de no formar "yugos desiguales" con los incrédulos, es decir, estar mal emparejados con ellos. Casi todos asocian este texto con el matrimonio pero en realidad aplica también a otras relaciones. Más adelante vamos a considerar este texto en relación con 1 Corintios 7:12-15 donde el cristiano trata de conservar su matrimonio con un incrédulo, si es que el incrédulo así desea.
Según la enseñanza del Nuevo Testamento, el matrimonio es un asunto muy serio, hermoso y saludable, pero vunerable a peligros que pueden ser muy pesados. El matrimonio es para toda la vida y la única razón por formar un segundo sería por la muerte del compañero o su delito de fornicar. La vida casada comprende obligaciones que son muy exigentes pero recompensa con satisfacciones y felicidad. Para el cristiano, la espiritualidad es más importante que la satisfacción de la carne, aunque esta última es buena y bendecida cuando es mantenida dentro de su marco legítimo.
En cuanto a la relación entre la ley de Dios y la ley de los hombres, la verdad es que Dios no presta mucha atención a la determinación de un juez cuando resuelve la demanda de un divorcio. Ninguna decisión de una corte humana obliga a Dios. Si la ley de los hombres aprueba la unión de dos personas que Dios no aprueba, Dios lo cuenta como pecado. Los hombres también pueden aprobar un divorcio que Dios no reconoce. La gente tiende a ignorar la voluntad de Dios para luego creer que lo que es legal en términos de ley de hombre es justo y correcto a la vista de Dios.
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