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Lección 7

 

LA SALVACION LLEGA A LOS GENTILES

 

Antes de comenzar esta lección, lea con cuidado Hechos 9:32-11:26.

 

PEDRO ACOMPAÑADO POR EL PODER DIVINO

 

Favor de leer primero a Hechos 9:32-43.

El apóstol Pedro visitaba a los cristianos en todas las ciudades de la región. En Lida curó a un paralítico llamado Eneas, que desde hacía ocho años no podía levantarse de la cama.

 

En la ciudad de Jope, a 20 kilómetros de Lida, una cristiana llamada Dorcas se enfermó y murió. Ella había sido un ejemplo de virtud cristiana, porque pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados.

 

Los cristianos de Jope, enterados de que Pedro estaba en Lida, mandaron a dos hombres para pedirle que acudiera a Jope sin demora. El texto no nos explica por qué motivo querían la presencia del apóstol, pero es poco probable que esperaran que Pedro resucitara a Dorcas.

 

Cuando Pedro llegó a la casa de Dorcas, las viudas llorando, le mostraron las ropas que la difunta les había hecho. Ella había practicado la religión pura, ayudando a sus semejantes y prestando así servicio desinteresado a la causa del Señor (Santiago 1:27). Luego Pedro hizo salir a todos y, después de orar, le restituyó la vida por medio del poder de Dios, y la devolvió viva a sus amigos.

 

Durante los tres años en que Jesús enseñó a la gente, demostró que el poder de Dios lo acompañaba, haciendo milagros y aun resucitando a los muertos. La noche antes de ser ejecutado, Jesús había prometido a los apóstoles que ellos también harían grandes milagros. La curación de Eneas y la resurrección de Dorcas son ejemplos del cumplimiento de esa promesa (Juan 14:12-14). El resultado de esos milagros, como de tantos otros, fue que mucha gente creyó en el Señor. El propósito principal de muchos de los milagros hechos por Jesús y sus discípulos era el de probar a la gente que su mensaje provenía de Dios (Hebreos 2:1-4).

 

Fue mientras el apóstol Pedro estaba en la ciudad de Jope, cuando Dios lo llamó para cumplir una misión que tendría un alcance universal: la de comunicar el mensaje de salvación a los gentiles.

 

CORNELIO: UN GENTIL PIADOSO

 

Favor de leer primero a Hechos 10:1-2.

Cornelio era centurión, oficial que en el ejército romano comandaba a cien hombres. Los judíos despreciaban a los gentiles (los no judíos), considerándolos impuros, y por eso no querían tener ningún tipo de contacto con ellos.

 

Además, odiaban al ejército romano que ocupaba la nación judía para mantenerla sometida al gobierno de Roma. Pero Cornelio, a pesar de ser gentil y del ejército romano, fue estimado por los judíos porque los ayudaba monetariamente.

 

Los versículos 2, 3 y 22 enumeran algunas de las características de Cornelio: era piadoso, temeroso de Dios, al igual que su familia, generoso, constante en sus oraciones a Dios y hombre de buena fama. PERO A PESAR DE TODAS ESTAS BUENAS CUALIDADES, NO ESTABA SALVADO (Hechos 11:14).

 

Desde el punto, de vista humano, no había razón para suponer que Cornelio no estaba salvado, porque vivía con rectitud ante Dios y ante los hombres. Pero a Cornelio le faltaba algo para estar en la debida relación con Dios. Es lo que también les falta hoy a tantas personas buenas, que se creen salvadas mientras realmente no lo están- cumplir al pie de la letra todas las condiciones que Dios ha indicado por medio de Jesús y los apóstoles para los que quieren recibir el perdón de los pecados y ser hijos de Dios. Más adelante, analizaremos el discurso de Pedro y la reacción obediente de Cornelio y su familia con la intención de descubrir lo que les faltaba a ellos y lo que nos falta a muchos de nosotros para estar en la debida relación con Dios.

 

LA FINALIDAD DE LA VISION DE CORNELIO

 

Favor de leer primero a Hechos 10:3-8.

Un ángel de Dios se le apareció a Cornelio, diciéndole que llamara a Pedro, de quien escucharía lo que Dios le pedía. En Hechos 8, vimos que un ángel del Señor le dijo a Felipe que comunicara el mensaje de salvación al etíope. En Hechos 9, vimos que Saulo y Ananías tuvieron visiones que los prepararon para su encuentro. Note que en todos estos casos, nadie recibió la salvación mediante una visión, ni tampoco explicaciones de cómo lograrla. Más bien, esas visiones tuvieron la finalidad de poner en contacto a predicador y pecador.

 

LA VISION DE PEDRO

 

Favor de leer primero a Hechos 10:9-23.

El Espíritu de Dios no solamente preparó a Cornelio para recibir el mensaje de salvación, sino que también preparó al apóstol Pedro para entregárselo. Pedro tuvo una visión singular e importantísima, en la cual vio bajar del cielo algo parecido a un gran mantel sostenido de sus cuatro puntas, que contenía toda clase de animales. Cuando una voz le ordenó que matara y comiera, Pedro se negó, diciendo que nunca había comido nada impuro. (La Ley de Moisés clasificaba como "impuros" ciertos tipos de animales y prohibía que los judíos los comieran. Levítico 11; Deuteronomio 14:3-20). Entonces la voz le respondió a Pedro que no considerara impuro lo que Dios había purificado.

 

Quizá esa visión le hiciera recordar algo que Jesús había dicho acerca de la comida, el sentido de lo cual Pedro aparentemente no había entendido entonces (Marcos 7:14-19). Obviamente, Dios había abolido las antiguas restricciones dietéticas, pero ¿tenía la visión un significado aún más profundo, un alcance aún más amplio que el de los alimentos? Mientras Pedro se preguntaba eso, llegaron los hombres enviados por Cornelio. Entonces el Espíritu le dijo a Pedro: "No dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado".

 

Cuando se enteró de la visión que Cornelio había tenido, Pedro comenzó a darse cuenta de que, por una razón que él todavía ignoraba, Dios estaba eliminando (por lo menos provisoriamente en ese caso particular) la restricción que prohibía cualquier trato social entre los judíos y los gentiles desde hacía siglos.

 

Entonces Pedro, obediente a la voluntad de Dios, repudió una vida de prejuicio racial que había practicado como buen judío, e hizo algo que probablemente no hubiera hecho unos días antes: hospedó a los tres hombres de Cornelio, a pesar de que por lo menos uno de ellos, el soldado romano, era gentil.

 

PEDRO VA A LA CASA DE CORNELIO

 

Favor de leer primero a Hechos 10:23-33.

Al día siguiente, Pedro fue a Cesarea acompañado por los hombres de Cornelio y seis de la iglesia de Jope. Cuando Pedro llegó, Cornelio salió a recibirlo y se postró a sus pies para honrarlo, pero Pedro no se lo permitió, diciendo: "Levántate, pues yo mismo también soy hombre". (En contraste con la humildad ejemplar del apóstol Pedro, hay líderes religiosos que hoy aceptan honores y homenajes que ni siquiera un apóstol de Cristo merecía. Lea Mateo 23:8-12; Filipenses 2:3).

 

Cornelio había reunido a su familia y a sus amigos íntimos. Entonces le dijo a Pedro: "Todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado".

 

PEDRO TOMA LA PALABRA

 

Favor de leer primero a Hechos 10:34-43.

Las primeras palabras de Pedro expresaron una verdad que para nosotros, con nuestra perspectiva histórica, es muy conocida y obvia. Pero para Pedro y los cristianos de su época, era un concepto revolucionario: el alcance del amor de Dios. Desde el principio, había sido una parte integral del plan divino que la salvación no tuviera límites o restricciones raciales ni sociales. Dios informó al patriarca Abraham, de cuyo linaje vendría Jesús, que por su descendencia se bendecirían TODAS las naciones de la tierra (Génesis 22:18). Poco antes de su ascensión, Jesús ordenó a sus discípulos que predicaran el evangelio a TODAS LAS NACIONES (Mateo 28:19), pero aparentemente no entendieron que los gentiles también tenían derecho a la salvación. Por eso, Dios le mostró a Pedro por medio de la visión que ningún hombre debería ser privado del evangelio, porque Dios no hace excepción con nadie.

 

Después de resumir brevemente la obra terrenal de Jesús, Pedro comenzó a hablar del perdón de los pecados (versículo 43). Recuerde que Cornelio y su familia, aunque eran piadosos y temerosos de Dios, todavía no estaban salvados, porque la finalidad de la visita de Pedro era la de entregarles el mensaje de salvación, o sea, de indicarles lo que les faltaba para estar en la debida relación con Dios.

 

LA FE QUE SALVA

 

Pedro dijo que recibirían el perdón de los pecados todos lo que creyeran en Jesús. ¿Y qué significa creer en Jesús? Aunque parezca una pregunta tonta, no la es en realidad, ya que muchas palabras bíblicas tienen un significado mucho más, profundo y, a veces, muy distinto al que se les da comúnmente. Esto pasa, por ejemplo, con las palabras " iglesia" y "bautismo", como así también en el caso de las palabras "creer" y "fe".

 

Evidentemente, no se trata de una fe superficial, que simplemente reconoce intelectualmente que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. La palabra griega que se traduce por "fe" significa también "confianza", y la confianza en Jesús como Salvador automáticamente excluye la confianza en nosotros mismos y en nuestras propias obras (Efesios 2:8-9; Tito 3:4-5).

 

En Hechos 10:43 y en muchos lugares del Nuevo Testamento, "creer en Jesús" también comprende una entrega obediente a Jesús como Señor y Dueño nuestro. (Es el mismo sentido amplio de "creer" que encontramos en Juan 3:36, según la versión Reina-Valera revisada: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que desobedece al Hijo no verá la vida . . . " Juan puede emplear frases "el que cree" y 11 el que desobedece" como elementos contrastantes, porque, para Juan la fe que trae la vida eterna abarca o encierra la obediencia). En ese momento Pedro no especificó la manera en que Cornelio y los suyos debían realizar esa entrega obediente para recibir el perdón de sus pecados, pero podemos recordar las palabras de Pedro en Hechos 2:38 donde dice: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el .nombre de Jesucristo para perdón de los pecados". En esta ocasión Pedro dice que para recibir el perdón de los pecados hay que arrepentirse y bautizarse. En Hechos 10:43 el mismo Pedro dice que, para recibir el perdón de los pecados, hay que creer en Jesús. Si Pedro no se contradice, significa que en una ocasión está especificando la manera en que una persona se entrega a Cristo (es decir, arrepintiéndose de los pecados y comprometiéndose a través del bautismo). En la otra ocasión está expresando en términos generales la respuesta que una persona tiene que dar al evangelio (es decir, creer en Jesús, con todo lo que eso implica). Así que, cuando Pedro habla de "creer en Jesús", significa más que reconocer intelectualmente que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. Significa confiar en El como Salvador. Significa también entregarse de todo corazón, a través del arrepentimiento y del bautismo, que es una inmersión en agua. Esta entrega obediente es un elemento indispensable de la fe que salva. El verbo "creer" en su sentido más amplio es muy común en el libro de los Hechos. (Ver 4:32; 9:42; 13:3839, 48; 14:1; 16:31-34; 17:4, 34; 18:8; 19:2).

 

A través del mensaje de salvación que Pedro les llevó (Hechos 11:14), Cornelio y su familia creyeron en Jesús, confiando en El como Salvador y entregándose a El a través del bautismo. En ese momento ellos se sumergieron en agua, muriendo al pecado, y subieron del agua, resucitando a una vida nueva (Rom. 6:3-4; Col. 2:11-12). A partir de ese momento eran hijos de Dios y estaban revestidos de Cristo (Gál. 3:26-28). El bautismo apostólico no era simplemente un rito, un testimonio público o una ordenanza que había que cumplir para poder pertenecer a la comunidad cristiana. Era un acto dinámico, gracias a la obra renovadora del Espíritu Santo (Juan 3:3-5; Tito 3:3-5). Era el momento en que uno recibía el lavamiento de todos sus pecados y quedaba consagrado a Cristo (Hechos 2:38; 22:16; Efesios 5:25-27). La respuesta que dieron Cornelio y su familia es la misma que tenemos que dar nosotros hoy en día.

 

EL DESCENSO DEL ESPIRITU SANTO

 

Favor de leer primero a Hechos 10:44-47.

Mientras Pedro estaba hablando del perdón de los pecados que se obtiene mediante Jesús, el Espíritu Santo descendió sobre los gentiles y los llevó a proclamar la grandeza de Dios en diversos idiomas que antes desconocían, como lo había hecho con los apóstoles más o menos una década antes en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-10).

 

El propósito de esa milagrosa manifestación del Espíritu NO era convencer a Cornelio de la verdad de lo que estaba escuchando. El ya reconocía que estaba ante la presencia de Dios y que Pedro era su mensajero (Hechos 10:33). TAMPOCO el Espíritu descendió sobre los gentiles para convencer a Pedro de que concediera a Cornelio y a su familia la oportunidad de escuchar y obedecer la voluntad de Dios. El ya se había dado cuenta por medio de la visión y las palabras del Espíritu Santo de que Dios iba a aceptar como suyos a los paganos (Hechos 10:34-35).

 

Más bien, la acción del Espíritu Santo tuvo la finalidad de probar a los cristianos judíos, que habían acompañado a Pedro, que Dios quería que los gentiles también aceptaran la salvación. Esos judíos no habían presenciado la orden que Dios dio a Pedro de ofrecerles a aquéllos la oportunidad de ser sus hijos. Por eso, el Espíritu mismo les mostró de una manera indiscutible que la idea de que los gentiles también eran dignos de recibir el perdón de los pecados y la vida eterna no había nacido con Pedro sino con Dios. Al ver eso, los judíos quedaron maravillados y convencidos.

 

Si no hubiera descendido el Espíritu Santo, los cristianos judíos hubieran obligado a Cornelio y a su familia a someterse a ciertas prescripciones de la ley judaica (especialmente el rito de la circuncisión) creyéndolas necesarias para poder recibir la salvación de Dios. Pero después de que el Espíritu se manifestó, ya no quedaba duda en la mente de ninguno de los presentes de que Dios estaba ofreciendo el perdón a esos gentiles como tales. Puesto que ya no había razón para negar a Cornelio y a su familia la información que les faltaba sobre cómo entrar en la debida relación con Dios, Pedro preguntó si alguno podía negar el agua del bautismo a los que habían recibido al Espíritu Santo como los apóstoles en el día de Pentecostés.

 

CORNELIO Y SU FAMILIA SON BAUTIZADOS

 

Favor de leer primero a Hechos 10:48.

Entonces Pedro, exactamente como lo había hecho el día de Pentecostés (Hechos 2:38), y conforme a lo que Jesús le había ordenado antes de ascender al Padre (Mateo 28:1820), mandó bautizar a Cornelio y a su familia.

 

Al principio de esta lección mencionamos que, a pesar de ser piadosos, les faltaba algo a Cornelio y a su familia para estar en la debida relación con Dios. No habían cumplido todo lo que Dios exige de los que quieren recibir el perdón de los pecados y formar parte de su familia, la iglesia. Después de haber analizado el discurso de Pedro y la obediencia de Cornelio, vemos claramente cómo se acepta el don gratuito de salvación. Primero, Pedro dijo que era necesario creer que el perdón se obtenía mediante Jesús (versículo 43). Cornelio y su familia aparentemente no tenían fe en Jesús como Salvador antes de la llegada de Pedro. Pero la lograron al escuchar su mensaje (Hechos 11:17). Segundo, como ya hemos visto, esa confianza en Jesús como Salvador, si es verdadera, nos llevará a una entrega total en el bautismo, por el cual morimos a la vida pecaminosa y resucitamos a la nueva vida en unión con Cristo (Romanos 6:3-4; Gálatas 3:26-28; Colosenses 2:12-13).

 

EL INFORME DE PEDRO A LA IGLESIA DE JERUSALEN

 

Favor de leer primero a Hechos 11:1-18.

Cuando la iglesia de Jerusalén se enteró del caso de Cornelio y su familia, algunos de los creyentes criticaron a Pedro por haber tenido trato con los gentiles, o sea, los no judíos. Entonces Pedro les explicó las circunstancias que lo llevaron a predicar el evangelio a Cornelio, mostrándoles que no había sido idea suya, sino que había actuado bajo órdenes del Espíritu Santo. Al oír eso, los judíos se tranquilizaron, alabando a Dios por haber concedido a los gentiles la oportunidad de convertirse y así recibir la vida eterna.

 

En toda la historia del cristianismo, tal vez no haya habido una conversión con más amplias implicaciones que la de Cornelio (con la posible excepción de la conversión de Saulo). Desmintió la idea de que únicamente los judíos podían acercarse a Dios, mostrando que no era necesario someterse a las prescripciones de la ley judaica para ser incorporado a la familia de Dios, donde no existe la distinción judío-gentil (Gálatas 3:28). El caso de Cornelio no pudo borrar de golpe y para siempre los siglos de separación y prejuicio que existían entre judíos y gentiles, ni siquiera para el apóstol Pedro (Gálatas 2:11-14). Pero con la ayuda de Dios, los creyentes lograron dominar cada vez más ese antagonismo socio-racial. La presencia renovadora del Espíritu Santo permite que el cristiano supere sus tendencias carnales y las reemplace por la, plenitud del reino de Dios (Gálatas 5:19-25).

 

OTROS GENTILES RECIBEN LA SALVACION

 

Favor de leer primero a Hechos 11:19-21.

El versículo 19 vuelve unos años atrás en la cronología para agregar más detalles sobre la dispersión de los cristianos de Jerusalén mencionada en Hechos 8:4. Algunos de los creyentes que huyeron hacia el norte, fueron a la isla de Chipre, otros a la región de Fenicia y otros a la ciudad de Antioquía, que era capital del territorio de Siria y la tercera de entre las ciudades más grandes del mundo. En esos lugares transmitían el evangelio de Jesús solamente a los judíos, porque todavía no entendían que Cristo se había sacrificado en beneficio de todos los hombres. Pero después de la conversión de Cornelio llegaron a Antioquía unos cristianos de Chipre y de la ciudad africana de Cirene y, conscientes de que el plan redentor de Dios tenía alcance universal, comunicaron las buenas noticias referentes a Jesucristo tanto a los gentiles como a los judíos.

Otra vez se ve lo que significaba para los cristianos del primer siglo (y lo que debe significar para nosotros) vivir en unión con Cristo y formar parte de la familia de Dios. La vida cristiana es una entrega en la que Dios encomienda a sus hijos la grata misión de indicar a los hombres la fuente de salvación. Dondequiera que fueran los cristianos, compartieron el evangelio.

 

El poder de Dios acompañó a los que evangelizaron a los gentiles de Antioquía y, como resultado, muchos creyeron y se convirtieron al Señor, dejando de lado sus antiguas creencias.

 

Antes de las conversiones de Antioquía, hubo sólo un caso en que los gentiles habían escuchado y obedecido el evangelio: el de Cornelio y su familia (Hechos 10). Fue en Antioquía donde, por primera vez en la historia del cristianismo, los gentiles se convirtieron masivamente. Y es interesante que esa primera congregación de cristianos gentiles llegó a ser el centro de la difusión del evangelio al mundo pagano.

 

BERNABE ENVIADO A ANTIOQUIA

 

Favor de leer primero a Hechos 11:22-24.

Cuando la iglesia de Jerusalén se enteró de la conversión de estos gentiles, envió hasta Antioquía a Bernabé. A primera vista, esta iniciativa podría indicar una superioridad jerárquica de la iglesia de Jerusalén con respecto a las demás iglesias. No obstante, si juzgamos por la actividad de Bernabé en Antioquía, nos damos cuenta de que la iniciativa de la iglesia de Jerusalén no nace de un esfuerzo por dictar o controlar, sino de una preocupación desinteresada por el bien espiritual de los nuevos hermanos. Cuando recordamos que en Jerusalén todavía estaban radicados los doce apóstoles (Hechos 8:1) y que éstos estaban divinamente encargados de la difusión del evangelio entre "todas las naciones" (Mateo 28:18-20), entendemos que la iglesia de Jerusalén estaba actuando bajo la autoridad de los apóstoles, participando, de cierto modo, en su papel pastoral (Hechos 8:14-17, 25). En realidad, esto era de lo más natural, ya que la iglesia de Jerusalén, por ser la más antigua, estaba dotada de personas maduras en la fe y capacitadas para darles a los nuevos creyentes la orientación y ayuda espiritual que a éstos les hacía falta.

 

Es evidente que la providencia de Dios intervino en la selección de Bernabé como enviado de la iglesia de Jerusalén. Si un nativo de Jerusalén, que todavía guardaba resabios del exclusivismo judío, hubiera sido enviado a Antioquía en lugar de Bernabé, es posible que, al ver personalmente la participación de tantos gentiles en lo que antes era dominio exclusivo de los judíos hubiera reaccionado según sus antiguos temores y prejuicios sociales y religiosos, retrasando así el plan divino de unir a toda la humanidad mediante Jesús.

 

Los cristianos de Jerusalén se habían mostrado capaces de superar su formación en las tradiciones judías al aceptar un caso aislado de gentiles que abrazaron la fe cristiana. Que una familia romana que daba abundantes limosnas al pueblo judío (la de Cornelio), fueran sus hermanos espirituales e hijos de Dios tanto como ellos, vaya y pase, pero el hecho de que un número elevado de gentiles recibiera la misma salvación que ellos y la misma categoría de miembros de la familia de Dios, sin haber servido a Dios antes por medio del judaísmo, ya era totalmente distinto. Muchos temían que el abrir las puertas del cristianismo de par en par a los paganos significaría "contaminar" demasiado la familia de Dios. Para ellos, ya hubiera sido benevolencia bastante aceptar, por ejemplo, una selección de aquellos gentiles que fueran dignos de unirse a la comunidad cristiana.

 

Por eso, fue providencial que Bernabé fuera el escogido para evaluar esa delicada y crucial experiencia que tuvo lugar en Antioquía y que tendría tanto alcance en el futuro de la iglesia. No había individuo con temperamento más propicio que Bernabé para tomar esa decisión tan emocional y potencialmente disgregante, porque entendía que sólo Dios tiene la prerrogativa de elegir a sus hijos, y que NO lo hace en base a características socio-raciales. Bernabé era natural de Chipre, de donde provenían algunos de los que habían comunicado el mensaje de salvación a los gentiles de Antioquía. Pero sobre todo, era un hombre "bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe" (versículo 24). Se alegró mucho al ver la gracia que Dios había concedido a los nuevos creyentes, y utilizó su talento especial de exhortación (por el cual los apóstoles le habían dado su nombre de Bernabé, que quería decir "hijo de consolación") para animar a todos, a fin de que siguieran firmes y fieles en unión con Cristo. Así muchos se unieron al Señor.

 

El problema de la relación entre el cristiano gentil y la Ley de Moisés todavía no estaba resuelto definitivamente para la comunidad cristiana. Sin embargo, el hecho de que Dios aprobara que muchos gentiles de Antioquía entraran en su familia como gentiles (sin hacerse judíos primero), era un paso enorme hacia la solución. En otra lección estudiaremos más sobre la resolución del problema judío-gentil en la iglesia del primer siglo.

 

SAULO EN ANTIOQUIA

 

Favor de leer primero a Hechos 11:25-26.

Al ver la receptividad que los de Antioquía mostraban ante el evangelio, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo. Por un año esos dos predicadores trabajaron con la familia de Dios en Antioquía, conduciendo almas al Señor y ayudando a los creyentes a crecer y madurar espiritualmente. Y fue en la ciudad de Antioquía donde éstos se llamaron 14 cristianos" por primera vez (versículo 26).

 

Saulo había huído a su ciudad natal, Tarso, para escapar de algunos judíos de Jerusalén que tramaban su muerte (Hechos 9:29-30). Desde su "exilio" en Tarso, Bernabé lo llevó al frente de penetración del evangelio en el mundo pagano, donde permanecería durante el resto de su vida, cumpliendo la gran obra evangelizadora para la cual Dios lo había elegido y destinado. Saulo partiría de Antioquía en sus tres famosos viajes misioneros mediante los cuales ese gran apóstol, junto con Bernabé y otros, recorrería el imperio romano llevando el mensaje redentor de Jesucristo.

 


Cuestionario

Marque un botón en cada expresión que es la frase más correcta. Se requiere JavaScript para que funcione la auto-corrección.


1. Cuando Pedro visitó a los cristianos en la ciudad de Lida,

curó a un ciego llamado Eneas.
curó a un hombre que había sido paralítico por ocho años.
resucitó de la muerte a una mujer llamada Dorcas.

2. Dorcas era...

miembro de la iglesia de Lida.
egoísta.
amiga de las viudas.

3. Los judíos estimaban a Cornelio porque...

era gentil.
era oficial en el ejército romano.
les daba abundantes limosnas.

4. Aunque Cornelio era un buen hombre,

no estaba salvado.
no era temeroso de Dios.
su familia no creía en Dios.

5. Un ángel apareció a Cornelio diciéndole que...

fuera a Jerusalén para enterarse por medio de los apóstoles cómo salvarse.
creyera en Jesús y se bautizara.
llamara a Pedro.

6. El apóstol Pedro tuvo una visión...

de la conversión de Cornelio.
de un gran mantel que contenía animales.
de Jesús reinando en los cielos.

7. Los judíos...

estimaban a los gentiles.
no tenían trato social con los gentiles.
no tenían prejuicios raciales.

8. Cuando Pedro fue a Cesarea, llevó consigo...

a seis miembros de la iglesia de Jope.
a siete miembros de la iglesia de Lida.
al apóstol Juan.

9. Cuando Cornelio salió para recibir a Pedro,

éste se postró a los pies de Cornelio.
éste recibió con gusto su adulación.
éste apuntó que los dos eran meros hombres.

10. Pedro en su discurso (Hechos 10:24-35) dio a entender que...

Dios todavía tiene un trato especial para los judíos y, para salvarse, éstos no tienen que cumplir las mismas condiciones que el resto de la humanidad.
Dios pone las mismas condiciones para la salvación de todos los hombres, sin hacer distinciones.
Dios no pone las mismas condiciones para la salvación de todos los hombres, pues éstas varían según el caso.

11. Creer en Jesús (Hechos .10:43) significa...

reconocer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.
reconocer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y confiar en El como único Salvador.
reconocer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, confiar en El como único Salvador y entregarse de todo corazón mediante un verdadero arrepentimiento y mediante el bautismo apostólico.

12. El descenso del Espíritu Santo sobre Cornelio tuvo como finalidad...

convencer a Cornelio de que Pedro decía la verdad.
convencer a Pedro de que Cornelio podía ser salvado.
convencer a los que acompañaron a Pedro de que los gentiles eran dignos de recibir la salvación.

13. El apóstol Pedro mandó que Cornelio y su familia...

fueran bautizados.
se sometieran a las prescripciones de la ley judaica.
oraran para recibir el perdón divino.

14. El caso de Cornelio y su familia mostró...

que únicamente los gentiles podían ser salvados.
que era necesario someterse a la Ley de Moisés para ser salvado.
que los gentiles como tales podían llegar a ser hijos de Dios.

15. Cuando Pedro regresó a Jerusalén después de su encuentro con Cornelio y su familia...

fue juzgado por el Sanedrín por haber comido con paganos.
guardó en secreto lo que había pasado en Cesarea.
mostró a la iglesia que la conversión de esos gentiles fue motivada y aprobada por Dios.

16. Los primeros que enseñaron el evangelio a los gentiles de Antioquía eran naturales de...

Jerusalén.
Fenicia y Samaria.
Chipre y Cirene.

17. La misión de investigar la conversión de los gentiles de Antioquía fue encomendada a Bernabé por...

la iglesia de Jerusalén.
el apóstol Pablo.
la iglesia de Chipre.

18. Cuando Bernabé vio la gracia que el Señor había concedido a los creyentes de Antioquía,

les mandó que obedecieran la Ley de Moisés.
se alegró y los animó en la fe.
volvió inmediatamente a Jerusalén para informar a la iglesia.

19. Bernabé fue a Tarso a buscar a...

Pedro.
Saulo.
Juan.

20. Los creyentes se llamaron "cristianos" por primera vez en...

Antioquía.
Cesarea.
Jerusalén.

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