Lección 11
LA CONTINUACION - EL SEGUNDO VIAJE EVANGELIZADOR
Antes de comenzar esta lección, lea con cuidado Hechos 16:11-18:22.
En esta lección hemos incluido un mapa que muestra la ruta de los misioneros. Sugerimos que el estudiante lo consulte a medida que se mencionan las distintas ciudades y lugares por donde pasaron en este viaje.
LA LLEGADA A FILIPOS
Favor de leer primero Hechos 16: 11-12.
En la lección #10 tratamos la visión de Pablo y el llamado a evangelizar en la región de Macedonia, lo que es hoy en día el sur de Bulgaria. Vimos que los misioneros intentaron predicar primero en Asia y luego en Bitinia, pero en ambos casos fueron divinamente dirigidos hacia Macedonia. Dios reveló su voluntad más concretamente a Pablo por medio de una visión. Por eso, los misioneros decidieron partir inmediatamente. Es interesante notar que, al parecer, les esperaba en el puerto, poco frecuentado, un velero que, con un viento fuerte y favorable, los llevaría directamente a su destino, la ciudad de Filipos ("vinimos con rumbo directo'), pasando antes por la isla de Samotracia y Neópolis, el puerto de Filipos. En Hechos 20:6 veremos que el mismo viaje, en sentido contrario, les llevó cinco días en vez de los dos días en el texto presente. Podría ser que todas estas "casualidades" tan favorables para los mensajeros de Dios no lo fueran, sino que se tratara más bien de la ayuda de Dios para hacer llegar las Buenas Noticias a Filipos y los siguientes lugares por evangelizar.
Filipos había permanecido bajo el control de los romanos desde el año 168 antes de Cristo. Además, ya que Filipos estaba situado en un punto estratégico, los conquistadores habían mandado un grupo de colonizadores romanos en el año 42 a.C. y después otro grupo en el 31 a.C. Los romanos dividieron la región de Macedonia en cuatro sectores para facilitar la administración del territorio conquistado, y aparentemente, Filipos era la principal ciudad de uno de ellas. Otra vez, entonces, vemos a Pablo en una ciudad importante, situada estratégicamente con respecto a otras ciudades de la región. Otra vez, guiado por el Espíritu Santo, lo encontramos en una ciudad receptiva en donde Dios había preparado los corazones de algunos para recibir el mensaje de salvación en Cristo.
PRIMEROS CONTACTOS
Favor de leer primero Hechos 16:13-15.
Parece que en la ciudad de Filipos no había sinagoga, que a su vez, indicaría la falta de los diez varones judíos necesarios para formar tal organismo. Es por eso que en el día sábado los misioneros salieron de la ciudad y fueron al lugar de oración "junto al río" (versículo 13). Debemos notar que Lucas menciona solamente a "mujeres que se habían reunido", lo que podría indicar una carencia total de varones judíos.
Lidia era una mujer que "adoraba a Dios" (expresión que señala que era "temerosa de Dios"), de la ciudad de Tiatira donde había una colonia judía. Se había establecido en Filipos y negociaba sus bienes de púrpura. esas telas teñidas resultaban costosas ya que su elaboración era un arte que requería mucha habilidad en un proceso difícil y complejo. Por otra parte este oficio requería mucho capital. Esto, sumado al hecho de que era una mujer que poseía una casa lo suficientemente grande como para hospedar a Pablo, Silas, Timoteo y Lucas, y posiblemente a otros, nos indican que era de la alta sociedad. Además una traducción literal del original griego del versículo 15 indicaría que su "familia" era más bien una "casa", término que también abarca siervos y empleados.
LA CONVERSION DE LIDIA
Favor de leer primero Hechos 16:14-15.
Como ya hemos visto en otros casos de conversión, el Señor siempre se vale de un mensajero humano para entregar las Buenas Noticias, aún después de haber intervenido personalmente en la vida de alguien: Ananías, por ejemplo, explicó a Pablo lo que tenía que hacer para ser salvo tres días después de' que el Señor Jesús se le hubiera aparecido en el camino a Damasco (Hechos 9:17-19; 22:12-16). Parece que el Señor tuvo que "abrir el corazón" de Lidia para que ella "estuviese atenta a lo que Pablo decía". A lo mejor, ella hubiera seguido dura de corazón y sin hacer caso al mensaje acerca del Cristo crucificado, si Dios no hubiera intervenido. Destacamos que en el caso de Lidia, como en otros, Dios se valió de un mensajero humano, a través del cual actúa sobre una persona en particular. De la misma manera podemos afirmar que Dios actúa hoy sobre nosotros pero, debemos tener conciencia de que NO nos va a dar un mensaje nuevo o distinto al apostólico registrado en el Nuevo Testamento, y el que predique otro mensaje de salvación, que "sea anatema" (Gálatas 1: 8).
Por supuesto, Lidia respondió al evangelio de la misma manera que los demás. Al creer en Jesús como Hijo de Dios, "fue bautizada, y su familia". Nuevamente, notamos que la expresión "familia" debería traducirse del original griego como "casa", refiriéndose también a los empleados y siervos.
Como muestra práctica de su arrepentimiento y conversión verdaderas, Lidia obligó a los misioneros a alojarse en su casa.
UNA JOVEN LIBERADA
Favor de leer primero Hechos 16:16-22.
En el presente pasaje encontramos a una joven poseída por "un espíritu de adivinación". Esta frase despierta más preguntas de las que se pueden contestar ya que lo acontecido sucedió hace casi 20 siglos y no quedaron datos suficientes para aclarar por completo el asunto. Lo cierto es que aquel espíritu que tenía la joven, le facilitaba algún poder de adivinación que puso en práctica en el caso de Pablo y los suyos. Aquélla hacía público abiertamente que éstos, al servicio de Dios, anunciaban "el camino de salvación". Tras varios días de lo mismo, Pablo no pudo aguantar más. Parece que la joven ejercía una mala influencia sobre la obra a pesar de su anuncio verídico acerca de los misioneros. Por eso, Pablo terminó por echar fuera al espíritu malo "en el nombre de Jesucristo", y así quedó ella liberada y sanada por completo.
Hacía tiempo que los dueños estaban explotando a la joven esclava, cobrando al pueblo de Filipos las adivinaciones hechas por ella. Cuando vieron esa fuente de dinero arrancada de sus manos, frustrados y enojados, prendieron a Pablo y a Silas para acusarlos ante las autoridades municipales. Su acusación contenía la verdad suficiente para ser convincente. En aquel entonces los romanos que dominaban al mundo insistían en que las autoridades, nombradas de entre el pueblo conquistado, gobernaran, manteniendo el orden público y la paz entre las masas.
Entonces, los dueños de la joven sabían que tal acusación inspiraría temor en las autoridades y que los induciría a medidas represivas en contra de los misioneros y ésta sería su venganza. En el versículo 21 notamos que también los acusan de enseñar una religión que no había sido aprobada por el Imperio Romano. En realidad los romanos prohibían la evangelización de sus ciudadanos por adeptos a "religiones extranjeras". Por fin las autoridades mandaron azotar a Pablo y Silas sin juicio alguno. Esto fue el resultado de ayudar a aquella joven y del exorcismo del espíritu malo.
CONVERSION DEL CARCELERO
Favor de leer primero Hechos 16:23-34.
"Después de haberles azotado mucho", las autoridades los mandaron a lo más seguro de la cárcel. A pesar de su mal estado físico, Pablo y Silas oraban y "cantaban himnos a Dios" mientras los demás presos los escuchaban. A lo mejor el carcelero
era incrédulo. Había azotado a esos dos hombres hasta casi matarlos y poco después los mismos estaban cantando y orando a su Dios. Cuando el terremoto sacudió toda la cárcel, soltando las cadenas y abriendo las puertas, el guardia se había dormido. Al despertarse, pensó que los prisioneros se habrían escapado.
Sabiendo que la muerte era le pena por permitir la fuga de prisioneros, él estaba por actuar según el código romano del honor, el cual requería que un hombre muriera por su propia mano, cuando fuera necesario, para escapar de la de un enemigo o la del verdugo. Entonces, como buen oficial romano, desenvainó su espada y quiso matarse. Pablo, gritando desde la oscuridad dentro de la cárcel, impidió que el carcelero se suicidara.
Después de sacar a Pablo y a Silas, les hizo la pregunta más importante que jamás se ha oído: "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?" Tal vez, en vista de las circunstancias comprometedoras, el guardián pensaba más en su vida física que en su vida espiritual. Pero, por otra parte, éste podría haber escuchado la ,,adivinación" de la joven esclava y, frente a todas las circunstancias milagrosas que había vivido, se convenció de que en algo la adivina tenía razón. De todos modos, los misioneros le dieron la respuesta, "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". Por supuesto, tendrían que ampliar y aclarar más adelante todo lo que esa frase significa (versículo 32: 11 y le hablaron la palabra del Señor"). Esto nos recuerda a Romanos 10:14-17 donde Pablo explica que para creer es necesario, en primer lugar, oír el mensaje: el oír produce la fe que lleva a la salvación. En el presente caso vemos que, efectivamente, sucedió así. En el versículo 33, el que casi había matado a los prisioneros, da pruebas de su arrepentimiento al lavar las heridas que él mismo había ocasionado. Igual que los que escucharon la Palabra en el día de Pentecostés, el carcelero cambió de actitud delante de Dios y fue bautizado.
Destacamos que en el versículo 33, Lucas dice que "en aquella misma hora de la noche", el carcelero actuó conforme al mensaje que había recibido. Creyó, se arrepintió y fue bautizado sin demorar y sin estudiar ningún catecismo. Entonces, ¿por qué requieren algunas iglesias que uno complete hasta meses de estudios antes de ser bautizado? En esa misma noche, el castigador lavó las heridas de Pablo y Silas y ellos sirvieron, a su vez, como instrumentos de Dios para que Cristo le lavara los pecados.
Es interesante notar que Lucas resume los pasos que llevan a la salvación del carcelero y su familia (creer, arrepentirse, bautizarse) diciendo que se regocijaron "de haber creído en Dios". Esto entonces, sería el sentido de "creer" para Lucas.
Debemos notar otra vez que aquí en este pasaje no se trata de bautizar a los infantes, quienes nacen inocentes y libres del pecado. Más bien se trata de personas grandes con raciocinio que pudieron prestar atención a lo dicho por Pablo (versículo 32) para luego creerlo y regocijarse por haber creído (versículo 34). No hay que suponer que haya sido distinto en el caso de Lidia y los suyos (Hechos 16:15).
MAGISTRADOS EN APRIETOS
Favor de leer primero Hechos 16:35-40.
Al día siguiente quisieron soltar a Pablo y a Silas, probablemente pensando que habían aprendido su lección y no volverían a predicar entre los romanos lo que para ellos era una nueva y no autorizada religión. Cuando se dieron cuenta de que habían azotado y encarcelado sin juicio a dos ciudadanos romanos, "tuvieron miedo". Como magistrados municipales, habían fallado y ellos mismos estarían en peligro si Roma se enterara. Por eso accedieron al pedido de Pablo. Fueron hasta la cárcel y, aparentemente, se disculparon y luego pidieron que los misioneros se fuesen de la ciudad.
Lucas nos da a entender que una vez sueltos, no se fugaron como criminales comunes, más bien "entraron en la casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron". Por supuesto, no sabemos cuánto tiempo pasaron allí antes de irse, pero cuando por fin salieron dejaron a Lucas con los nuevos hermanos para ayudarles a crecer en la fe. (Fíjese que en el versículo 40, Lucas dice que "se fueron" en vez de "nos fuimos".) Lucas aparecerá más tarde, todavía en Filipos, (Hechos 20:5-6) durante el tercer viaje evangelizador de Pablo.
PROBLEMAS EN TESALONICA
Favor de leer primero Hechos 17:1-9.
Siguiendo la Vía Ignacia hacia el Occidente, Pablo, Silas y Timoteo pasaron por Anfípoles y Apolonia y Regaron a Tesalónica a (la moderna Salónica), la ciudad principal de Macedonia, tanto entonces como ahora. Era una ciudad ubicada estratégicamente en relación con las principales rutas terrestres y marítimas; además allí había una sinagoga judía.
Como acostumbraba, Pablo acudió a aquella sinagoga de Tesalónica para mostrar a los concurrentes que según las escrituras Jesús de Nazaret era el Mesías. Ese mensajero de las Buenas Noticias comparaba los hechos históricos de la vida de Jesús con las predicciones del Antiguo Testamento. Su mensaje resultó convincente y muchos se convirtieron al Señor. Por supuesto, la mayoría de ellos eran "temerosos de Dios". Como consecuencia, igual que en Galacia, los dirigentes judíos se pusieron celosos y provocaron un alboroto injusto en contra de los misioneros.
Cuando los revoltosos no pudieron encontrar a Pablo y a Silas, llevaron a Jasón y a otros hermanos ante las autoridades. Los dirigentes judíos enjuiciaron a Jasón por haber recibido a "hombres sediciosos" que habían trastornado al mundo entero y ahora llegaban a Tesalónica con su propaganda ¡legal y subversiva, proclamando a otro rey en lugar del Emperador romano. Por supuesto, Jesús es rey espiritual, pero aquel juicio contenía la verdad suficiente como para preocupar a las autoridades municipales. Estos, al recibir una fianza, encargaron a Jasón que sus visitas no volvieran a ser causa de escándalo. Una vez que Jasón y otros hermanos se hubieran comprometido de esa forma, Pablo y Silas no tuvieron otro remedio que dejar Tesalónica. Al irse, dejaron a un grupo de creyentes que, más adelante, recibirían por lo menos dos cartas del apóstol Pablo: 1 y 2 de Tesalonicenses.
EN BEREA HOMBRES DE BUENA FE
Favor de leer primero Hechos 17:10-15.
Como siempre, Pablo fue directamente a la sinagoga. Los judíos de Berea fueron los primeros, parece, en escudriñar "cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así", en vez de reaccionar con prejuicio y sin tratar siquiera de averiguar la veracidad del mensaje de Pablo. La gente de Berea debería servir como ejemplo para todo hombre. Debemos tener mentes abiertas y dispuestas a considerar las opiniones de otros, pero también a rechazar lo que no encaje perfectamente bien dentro de las enseñanzas bíblicas. Cuando logramos entender mejor cierto pasaje, debemos abrazar tal enseñanza y dar gracias a Dios, aunque signifique un cambio importante en la vida diaria o en nuestras tradiciones. Debemos ser lo suficientemente valientes como para llevar a la práctica lo que aprendemos de la Palabra de Dios.
Cuando los dirigentes de los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo había ido a Berea y que seguía predicando a Jesucristo, fueron hasta allí y lograron alborotar a la gente en contra de él. Otra vez, como en Tesalónica, los recién convertidos acudieron a Pablo para ayudarlo en el momento en que peligrara su vida. Después de este episodio, Pablo dejó a Silas y a Timoteo en Berea y fue hasta Atenas, dejando a un grupo de nuevos creyentes para que siguieran ellos la tarea evangelizadora.
Pablo pasó un tiempo solo en Atenas esperando la llegada de Silas, y Timoteo. Parece que al poco tiempo mandó que Timoteo volviera a Tesalónica (1 Tesalonicenses 3:1-2) y que Silas fuera a otra parte de Macedonia, posiblemente a Filipos (Hechos 18:5).
UN PUEBLO MUY "RELIGIOSO"
Favor de leer primero Hechos 17:16-21.
Durante los días en que Pablo esperaba en Atenas la llegada de Silas y Timoteo de Berea, pudo apreciar las muchas obras artísticas de la gran civilización griega. Pero parece que aquella ciudad estaba llena de ídolos dedicados a dioses que, en realidad, no lo eran. A lo mejor, Pablo sentía compasión para con esa gente que ignoraba la verdadera naturaleza del único Dios Creador del universo y, tal vez, estaba un poco indignado con los que promovían tales creencias corruptas y vanas.
Hasta los eruditos no creyentes corroboran el relato de Lucas en el presente pasaje diciendo que su descripción de Atenas es auténtica. Inclusive, un autor griego, Pausanias, que vivió en el siglo II d.C., escribió, después de visitar Atenas, que allí se encontraban "altares de dioses llamados desconocidos" (Descripción i.l.4). Otros autores de aquel entonces afirman que tales altares eran comunes.
Así que, Pablo paseaba a diario por las calles de una ciudad llena de gente que era religiosa hasta el punto de ser más bien supersticiosa. Para no ofender a algunos dioses que desconocían, habían levantado altares en distintos lugares para adorar aun a lo que desconocían. A la gente también le gustaba mucho filosofar y escuchar cosas nuevas. Parece que había dos grupos prominentes de entre las varías escuelas de filosofía: 1) los estoicos, y 2) los epicúreos.
La meta de los estoicos era vivir en armonía con la naturaleza. Daban mucho énfasis al aspecto racional del hombre, o sea, la mente, y también a la autosuficiencia del individuo. Prácticamente eran panteístas.
Los epicúreos creían que el placer debe ser la meta de esta vida. El mayor placer sería una vida libre de dolor, temores supersticiosos, pasiones que estorban, o sea, una vida tranquila. No negaban la existencia de los dioses griegos pero no creían que alguno de ellos se preocupara por los hombres.
Frente a ese paganismo desenfrenado, el espíritu de Pablo se enardecía y predicaba el mensaje de salvación y esperanza en la sinagoga y también en la plaza pública. Algunos llevaron a Pablo hasta el Areópago, el lugar donde solían concurrir para discutir entre sí sus filosofías y escuchar cosas nuevas de forasteros como Pablo.
EL SERMON DE PABLO
Favor de leer primero Hechos 17:22-34.
En este pasaje encontramos un mensaje que parece ser muy diferente a los otros registrados en Hechos por Lucas, pero cuando consideramos las creencias de la gente es obvio por qué no pudo hablar Pablo de la ley de Moisés y los profetas: ellos desconocían esos temas por completo.
En Hechos 13:14-41 vimos que Pablo se identificó con los judíos, utilizando el Antiguo Testamento para convertirlos, y en el pasaje presente Pablo se identifica con los atenienses, citando a un poeta pagano, Epiménides (vea el versículo 28). Pablo no sólo sentía la necesidad de identificarse con ellos, sino de hablarles en términos que ellos pudieran entender. Nosotros haríamos bien en presentar siempre las Buenas Noticias en términos comprensibles para los oyentes.
Pablo comenzó su prédica tratando la situación religiosa en Atenas y, en lo que pudo, se identificó con el pueblo, logrando así oídos atentos (versículos 22-23). Esto no quiere decir que Pablo cambiara o suavizara el mensaje, más bien muestra su diplomacia. El sabía que si hubiera comenzado burlándose de la ignorancia de los atenienses o criticándolos por sus prácticas, no le habrían hecho caso.
La mayor parte del mensaje trata la naturaleza de Dios, el Creador del Universo. El es todopoderoso, y es Dueño y Señor del cielo y de la tierra. Por ende, no está limitado a ningún templo hecho por los hombres. Dios es autosuficiente y da a todos lo que necesitamos para la vida, o sea, dependemos de El en todo sentido.
Todo hombre desciende de Dios ya que es criatura suya, una parte de la creación. Por eso, todos nos encontramos en la misma condición: necesitamos de El y no podemos hacer nada sin El. A la vez, cada individuo es responsable ante Dios de sus propios pecados y algún día cada uno tendrá que rendir cuentas a Dios por sus propias acciones para ser juzgado conforme a las mismas. Jesús servirá entonces como juez pero ahora, por medio de su muerte y resurrección nos ofrece la salvación.
Como resultado de ese sermón algunos se burlaron de Pablo pero otros decidieron escucharle más y, suponemos, meditar lo dicho un poco, antes de actuar de una manera u otra. Al final, Lucas dice que "algunos creyeron".
LA CIUDAD DE CORINTO
Favor de leer primero Hechos 18:1.
"Después de estas cosas, Pablo ... fue a Corinto", ciudad que se conocía como rival política, comercial y naval de Atenas. Estaba bien situada en el medio de la ruta marítima de occidente a oriente y también en una importante ruta terrestre de norte a sur. Tal vez Corinto era todavía más conocida por su depravación moral. Allí estaba el famoso, magnífico templo dedicado a Afrodita, diosa griega del amor y la belleza. En aquel templo se realizaban actos sexuales autorizados por la religión.
Al conocer esto, entendemos mejor I Corintios 5 y 6, que tratan la inmoralidad sexual.
Era una ciudad comercial de mucha importancia, y existía en ella una considerable colonia judía con su sinagoga. A lo mejor, fue allí donde Pablo conoció a Priscila y a Aquila, quienes serían colegas durante la obra en aquella y otras ciudades.
COLEGAS DE PABLO
Favor de leer primero Hechos 18:2-6.
La historia secular confirma lo que Lucas dice acerca de la expulsión de los judíos bajo el Emperador Claudio, hecho que ocurrió en el año 52 d.C. Cerca del año 125 d.C., el historiador Suetonio, escribiendo sobre la vida de Claudio, relata el acontecimiento de esta manera: "hizo expulsar de Roma a los judíos, que, excitados por un tal Cresto, provocaban turbulencias" (Los Doce Césares: "Tiberio Claudio Druso", 25.4; Trad. Jaime Arnal, Editorial Iberia, Barcelona, pág. 211).
De esta referencia se desprende que la expulsión de los judíos fue motivada por alborotos que habían surgido entre ellos y que el hombre responsable por dichos alborotos se llamaba Cresto. Hay eruditos que piensan que se trataba de un griego que se había convertido al judaísmo. Pero también es muy posible que el nombre de "Cresto" se haya confundido con el de "Cristo", ya que "Cresto" corresponde a un nombre muy común que, en el griego de aquella época, se pronunciaba igual que "Cristo", nombre casi desconocido. Es muy probable que Suetonio, escribiendo unos 70 años después de los hechos interpretara que el responsable de los alborotos los hubiera provocado personalmente cuando, a lo mejor, eran los cristianos los que estaban causando los alborotos, al predicar acerca de Cristo en las sinagogas judías.
En todo caso, Priscila y Aquila, quienes figuraban entre los desterrados, habían echado raíces en Corinto, donde podían negociar las carpas de cuero que confeccionaban. Como ya eran cristianos fervientes y del mismo oficio que Pablo, éste se unió a ellos tanto en el trabajo material como en el trabajo espiritual. Parece que Pablo vivió en la casa de esta pareja, que probablemente era de la alta sociedad. Lucas no nos aclara cuánto tiempo pasó antes de que llegaran Silas y Timoteo de Macedonia. Como dijimos anteriormente, Pablo habría enviado a Silas hasta Filipos y a Timoteo hasta Tesalónica. Después de algún tiempo, estos dos llegaron de Macedonia a la ciudad de Corinto y encontraron al apóstol Pablo ya ocupado en la predicación en la sinagoga. Parece, sin embargo, que los judíos no quisieron escucharle y, por eso, Pablo los dejó para trabajar entre los gentiles.
LA OBRA EN CORINTO
Favor de leer primero Hechos 18:7-17.
Parece que un "temeroso de Dios", llamado Justo se había convertido al Señor y, cuando Pablo se alejó de los judíos, le ofreció su casa, la cual quedaba justo al lado de la sinagoga, para las reuniones y conferencias. Ese gesto es muy loable y digno de nuestra imitación. Algunos han pensado que Justo es el Gayo mencionado en Romanos 16:23 como "hospedador" de Pablo y también el mismo Gayo bautizado personalmente por Pablo (1 Corintios 1:14). En ese pasaje se menciona a Crispo, también bautizado por Pablo. Lucas nos explica (18:8) que este hombre había sido el jefe mismo de la sinagoga recién dejada por Pablo. Al final del versículo 8, Lucas dice: " . y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados". La conversión al Salvador de un alma perdida incluye y termina en la sepultura del hombre viejo en agua y luego su resurrección a la vida cristiana.
En los versículos 9 al 10 vemos algo muy interesante que sirvió para animar muchísimo a Pablo. De noche, recibió una visión del Cristo resucitado, quien le dijo que se olvidara de cualquier temor que pudiera tener porque El lo acompañaba y protegía y, por eso, que predicara con toda confianza. Además, Cristo le explicó que tenía "mucho pueblo" en Corinto. Debemos entender por esta frase que El previó el futuro y, sabiendo que Pablo recogería una gran cosecha en Corinto, se lo dijo de antemano. Dios siempre sabe de antemano quiénes van a responder al evangelio en forma positiva. Pero nosotros no. Es por eso que tenemos que buscar con esmero a los pueblos receptivos para averiguar dónde está ese "pueblo" de Dios.
Lucas menciona que Pablo estuvo enseñando en total un año y medio en Corinto. Parece que hacia la última parte de su estadía allí, los judíos actuaron de la misma manera que sus hermanos en otras ciudades: llevaron a Pablo ante las autoridades, acusándolo de fomentar una religión no autorizada. En este ocasión lo llevaron directamente al administrador romano de la provincia en vez de hacerlo a las autoridades municipales. Tal acción resultó imprudente, ya que el procónsul Galión echó del tribunal a los dirigentes judíos, quienes habían tratado injustamente a Pablo.
FIN DEL SEGUNDO VIAJE
Favor de leer primero Hechos 18:18-22.
Dejando atrás a una congregación considerable de creyentes, Pablo tomó consigo a Priscila y a Aquila y, juntos, navegaron hacia Siria. En la ciudad de Cencrea Pablo se rapó la cabeza "porque tenía hecho voto". Aquí surge una pregunta que ha molestado a muchos creyentes. Si Pablo había enseñado la inutilidad de seguir la ley mosaica, por qué la siguió en determinados momentos, como éste? Hemos de recordar que Pablo era judío y había determinado ser como ellos, en lo posible, cuando estaba con otros judíos para poder así convertirlos a Cristo (1 Corintios 9:19-23). Por eso parece que había hecho el voto nazareo (vea Números 6:1-21), que le impedía cortarse el cabello, tal vez en agradecimiento al Señor por su protección durante la larga estadía en Corinto y por la gran cosecha de almas, cumplido el cual se rapó. Lea Hechos 21:22-27 que sirve como comentario sobre 18:18.
El caso particular de Pablo no indica que se deba obligar a los gentiles a llevar el yugo que trataban de llevar los judíos. Aquel voto de Pablo fue hecho mientras la iglesia primitiva todavía estaba en un período de transición, perdiendo poco a poco sus costumbres judías y tornándose más y más gentil.
Cuando llegaron a Efeso, empezaron a enseñar el camino del Señor en la sinagoga. Después de un tiempo, Pablo dejó a Priscila y a Aquila en Efeso y salió en barco rumbo a Jerusalén. "Habiendo arribado a Cesarea", Pablo siguió su camino y subiendo a Jerusalén visitó a los hermanos. Para Lucas, la frase "subir" señala el viaje a Jerusalén ya que el camino "sube" a la ciudad que está situada en las montañas a 760 metros sobre el nivel del mar, mucho más alto que Cesarea y Antioquía. Fíjese en el uso de "subir" en Hechos 11:2; 15:2, 21:15 y 25:1. En los dos últimos, tenemos paralelos exactos con 18:22. Por fin, Pablo llegó a Antioquía de Siria de donde había salido. Nos imaginamos que todos los cristianos acudieron a la reunión para escuchar las noticias maravillosas de lo que Dios había hecho durante ese segundo viaje evangelizador del apóstol Pablo. En la próxima lección estudiaremos su tercer viaje evangelizador.
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