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Lección #4

LA OFERTA DE DIOS

Las primeras lecciones de esta serie nos han señalado que la Biblia es la palabra inspirada de Dios y nuestra autoridad religiosa completa y permanente. Aprendimos también que el tema central de la Biblia es el plan de Dios para redimir al hombre pecador. Ahora vamos a estudiar lo que dice la Biblia de la oferta de Dios para salvar al hombre.

LA NECESIDAD DEL HOMBRE

Aunque algunos no lo quieren reconocer, el hombre tiene un problema serio que se puede expresar con la siguiente palabra: PECADO. La magnitud de esta problema se entiende mejor cuando uno reconoce: (1) el significado del pecado, (2) la presencia universal del pecado, y (3) las consecuencias graves del pecado.

EL SIGNIFICADO DEL PECADO

El pecado es la transgresión (acción en contra) de la ley de Dios. La palabra "pecado" en su sentido básico quiere decir "errar el blanco". El "blanco" de esta vida es hacer perfectamente la voluntad de Dios. Cuando uno falla en vivir perfectamente conforme a la voluntad de Dios, uno "yerra el blanco"; es decir, uno peca.

La causa básica del pecado es el egoísmo del hombre, o sea, la falta de amor a Dios y al prójimo. El amor perfecto da como resultado la obediencia perfecta a la ley de Dios (Juan 14:15, 21, 24), y que se haga bien, no mal, al prójimo (Rom. 13:10). Así que, el hombre peca cuando en su egoísmo busca la satisfacción de sus propios deseos, sin hacer caso a la voluntad de Dios ni al bien de su prójimo (Sant. 1:14, 15).

Todo pecado tiene su principio en el corazón del hombre en la forma de un mal pensamiento (Mat. 15:18, 19). En el instante en que el hombre se rinde a este mal pensamiento, aunque no lo ponga en práctica, ha pecado. Por eso, Jesús dijo: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mat. 5:28).

De corazones malvados vienen dos clases de pecado: (1) Pecado activo y (2) Pecado pasivo. (1) Los pecados activos son los que el hombre comete cuando conscientemente viola lo que es prohibido por Dios. Por ejemplo, cuando Adán y Eva comieron el fruto del árbol prohibido por Dios, pecaron activamente. La ley de Dios en el Nuevo Testamento prohibe tales cosas como: robar, matar, adulterar, envidiar, mentir, emborracharse, odiar, pelear, adorar ídolos, maldecir y otras cosas más (Gál. 5:19-21; Rom. 1:29-32; 1 Cor. 6:9, 10). Por consiguiente, si uno practica una o más de estas cosas, está pecando activamente en contra de la ley de Dios.

(2) Los pecados pasivos son aquellos que se cometen cuando uno no cumple con los mandatos positivos de Dios, es decir, cuando no hace nada. Por ejemplo, un hombre que es bueno en el aspecto moral, pero que no obedece el evangelio, peca pasivamente al no obedecer la voluntad de Dios en cuanto a creer en Cristo y bautizarse (Mar. 16:16). Dios también nos manda que criemos a nuestros hijos en la "disciplina y amonestación del Señor" (Efe. 6:4); que obedezcamos a la ley civil cuando no va en contra de la ley de Dios (Rom. 13:1-7; Hech. 5:29); que añadamos a nuestra fe las características de virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad y amor" (2 Ped. 1:5-10). La desobediencia a estos mandamientos también es pecado, porque Santiago dice: "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Sant. 4:17). De modo que cualquier acción, palabra o aun pensamiento en contra de la ley de Dios, activo o pasivo, es pecado. Pero, ¿quién ha pecado?

LA PRESENCIA UNIVERSAL

Quién puede afirmar que nunca ha cometido una mala acción; que nunca ha fallado por dejar pasar una oportunidad de hacer una buena acción; que no ha meditado en un pensamiento indigno y que nunca ha servido sus propios intereses egoístas en vez de cumplir la voluntad de Dios? Las Escrituras nos contestan con voz de trueno: "Como está escrito: No hay justo, ni aún uno . . . todos se desviaron, no hay ni siquiera uno . . . por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3:10, 12, 23). "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Jn. 1:8). Ciertamente no existe ninguna persona responsable que haya escapado completamente de la trágica influencia del pecado. Ha manchado la vida de toda criatura.

Pero, ¿considera Dios al hombre moral, el cual ha cometido solamente pocos pecados, como pecador? La Biblia contesta: "Pero cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (Sant. 2:10, 11). Si guardamos todas las leyes de Dios menos una, entonces siempre seremos culpables de ese pecado. Un pecado es un eslabón partido en la cadena de la ley de Dios. Si hemos mentido, envidiado o tenido un pensamiento malo, somos pecadores ante Dios. La Biblia no hace clasificación de ciertos pecados como "mortales" y de otros como veniales" (o leves). "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto (Luc. 16:10). Cualquier pecado nos convierte en culpables ante Dios, y es "mortal" si no nos arrepentimos y confesamos nuestra falta (1 Jn. 1:9).

Pero alguien preguntará: ¿Qué de los ignorantes? Las Escrituras dicen que en los tiempos anteriores Dios "pasó por alto la ignorancia del hombre", pero que en estos tiempos manda a todos los hombres, en todo lugar, que se arrepientan (Hech. 17:30). Los que son ignorantes en cuanto a la voluntad de Dios tienen la responsabilidad de buscar a Dios. Aquellos que pasivamente permanecen en su ignorancia también serán juzgados y castigados (Luc. 12:47-48). Por lo tanto, ni el ignorante ni el hombre moralmente recto se consideran limpios de culpa delante de Dios. Nadie ha obedecido perfectamente la ley divina. En algún momento de su vida ha cometido un pecado, y este pecado mancha su alma. No importa cuantas buenas obras realice el hombre después, sus muchas obras no le pueden perdonar del pecado (Efe. 2:8; Tito 3:5).

LAS GRAVES CONSECUENCIAS

Debido a las graves consecuencias del pecado, el hecho de que todo hombre ha pecado es de suma importancia. El pecado trae el castigo. Dios siendo justo, tiene que castigar la desobediencia de la ley. Un juez que rehusa sentenciar a los malhechores es considerado injusto. De la misma manera el principio de la justicia demanda que Dios castigue a los transgresores de la ley divina. En el día del "justo juicio de Dios", El "pagara a cada uno conforme a sus obras" (Rom. 2:5-8).

EL PECADO DE ADAN

La muerte física y numerosas tribulaciones de la vida actual son el resultado del pecado de Adán. En el caso del primer pecado, Dios dio por castigo el dolor del parto a la mujer y trabajo duro en la tierra al hombre. Los arrojó de su hogar en el bello huerto, y de esta manera la sentencia de muerte pasó a todas las generaciones de los seres humanos (Gén. 3). "Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre, y por el pecado, la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron" (Rom. 5:12). Pablo dice que "en Adán, todos mueren" (1 Cor. 15:21, 22). De modo que los hombres no reciben la culpa sino la consecuencia del pecado de Adán: la muerte física y las tribulaciones de la vida. Por ejemplo, algunos sufren las consecuencias, pero no la culpa, de tener un padre enviciado en el alcohol.

EL PECADO PERSONAL

Aunque el hombre muere físicamente a causa del pecado de Adán, cada individuo muere espiritualmente a causa de su propio pecado. Por eso la Biblia dice, "El alma que pecare, ésa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo (Eze. 18:20). Observe que esta muerte espiritual no viene del pecado de Adán, ni del pecado de los padres de uno, sino del pecado personal de cada individuo. Por consiguiente, los niños no están sujetos a la muerte espiritual porque no son capaces de pecar. Jesús enseñó que los niños son salvos, diciendo: "De tales es el reino de los cielos" (Mat. 18:2-5; Luc. 18:16).

La muerte física ocurre cuando el espíritu se separa del cuerpo (Sant. 2:26). La muerte espiritual ocurre cuando uno se separa espiritualmente de Dios, quien es la fuente de vida espiritual. Isaías dijo: "pero vuestros pecados han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestras iniquidades han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isa. 59:2).

AFECTA ESTA VIDA

En esta vida el pecado personal le hace a uno estar "muerto en deleites y pecados" (Efe. 2:1) "ajeno de la vida de Dios" (Efe. 4:18), y así separado de las bendiciones espirituales. En esta condición de muerte espiritual, el pecado oscurece el entendimiento (Efe. 4:18, 19), quita toda sensibilidad de culpa (Efe. 4:19) y esclaviza la voluntad (2 Ped. 2:19, 20). El alcoholismo y la adicción a las drogas son ejemplos del terrible y cautivante poder del pecado sobre el cuerpo y la mente del hombre.

Los frutos del pecado personal y la muerte espiritual que trae consigo se ven claramente en la miseria de esta vida. El pecado personal es la causa de guerras, persecuciones e innumerables desdichas. Es causa del prejuicio racial y la injusticia social; de la mentira y el robo de parte de los empleados, y del fraude y abuso de parte de los patrones. Las consecuencias del pecado personal son: los niños huérfanos, los hogares quebrantados, los ancianos abandonados, la pobreza y la ignorancia. Estos frutos malos nacen, no de un sistema político corrompido, sino del pecado personal. Si el hombre siguiera perfectamente la voluntad de Dios, estas miserias desaparecerían. Pero como el hombre continúa pecando, las graves consecuencias del pecado siguen afligiendo a la humanidad.

AFECTA LA VIDA VENIDERA

El pecado personal ocasiona aún más serias consecuencias para la vida venidera. Conduce a la eterna separación de Dios. Pablo afirma que los malos "sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder" (2 Tes. 1:7-9).

Del pecado, entonces, proviene el castigo eterno (Mat. 25:46), a veces llamado la muerte segunda: "Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Apoc. 21:8).

Ahora podemos ver quizás más claramente las serías consecuencias del pecado. Por el pecado de Adán, sufrimos la muerte física y otras penalidades en esta vida. Por los pecados propios sufrimos la muerte espiritual y también la privación de las bendiciones espirituales de Dios en esta vida. En la vida venidera sufriremos el castigo eterno y la separación eterna de Dios. Debido a que todos han pecado, todos se ganan las terribles consecuencias del pecado. Un gran abismo separa a los pecadores de Dios. Ahogándose en las profundidades del pecado, el hombre no puede salvarse. Sólo puede clamar a Dios por un salvador. ¿Qué respuesta dará Dios?

POR MEDIO DE CRISTO

Siendo justo, Dios no está obligado a salvar a los pecadores. Solamente los inocentes, los que obedecen perfectamente la ley de Dios, merecen las bendiciones de la salvación. Desde este punto de vista, TODOS están condenados, por cuanto TODOS han pecado. Sin embargo, Dios no solamente es justo, sino también es amante y misericordioso (Rom. 11:22; 1 Jn. 4:8).

Dios "no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped. 3:9). "Quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2:4). ¿Cómo, entonces, puede Dios ser justo al demandar la perfecta obediencia y castigar a los pecadores y al mismo tiempo ser misericordioso, ofreciendo la salvación?

Dios nos da la respuesta por medio de Jesucristo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3:16). Solamente Cristo está calificado para ser el mediador del hombre en su anhelo de ganar las bendiciones de la salvación (1 Tim. 2:4-6). Solamente por Cristo puede el hombre acercarse a Dios de una forma aceptable (Jn. 14:6; Col. 3-17). Su sacrificio en la cruz es suficiente para salvar al hombre del castigo eterno por su pecado (Heb. 7:22; 10:14). Pero, ¿de qué forma da Dios la salvación que es por medio de Jesucristo?

DIOS PERDONA POR CRISTO

Dios puede perdonar al pecador porque Jesús llenó los requisitos establecidos por la ley para la perfecta obediencia y para el castigo del pecado. Todo pecador merece el castigo, pero Jesús vivió la vida perfecta que el hombre no puede vivir (1 Ped. 2:21, 22), y así se vivió el único hombre que no merecía el castigo por el pecado. No obstante, Cristo murió en la cruz como criminal, y así, en realidad sufrió injustamente el castigo por el pecado. ¿Por qué?

Era el plan de Dios desde la fundación del mundo dar a su propio Hijo como sacrificio perfecto requerido por la justicia divina para el perdón del pecado (1 Ped. 1:18-20; 1 Timoteo 2:5, 6). Cristo sufrió, no por sus propios pecados, sino por los nuestros. El llevó nuestras culpas "en su cuerpo sobre el madero" (1 Ped. 2:24), y "padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Ped. 3:18). Dios lo hizo pecado por nosotros, "al que no conoció pecado", para que nosotros pudiéramos llevar el nombre de "justo" en él (2 Cor. 5:21). Por ello, en Cristo "tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados" (Efe. 1:7). ¡Qué rico don! Dios ofrece al hombre pecador la justicia que Cristo ha ganado. Jesús sufrió en esta vida para que nosotros pudiéramos escapar del sufrimiento de la vida venidera. De esta manera Jesús llena la justicia y la misericordia de Dios.

EL DESEO Y EL PODER

Dios también da al hombre el deseo y el poder de vencer al pecado en su vida. La muerte voluntaria de Jesús en la cruz demuestra el inmenso amor de Dios al permitir que su unigénito sufriera y muriera por los pecadores (Rom. 5:8). En realidad, son muy contados los hombres que darían su vida por sus amigos; pero mucho menos por sus enemigos. El amor expresado en el sacrificio de Cristo atrae a los hombres hacia Dios (Jn.12:32), y les produce el anhelo de devolver ese amor: "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Jn. 4:19).

Además de ofrecer al hombre el deseo, Dios también nos muestra la manera de vivir al margen del pecado. La vida inmaculada de Cristo nos brinda un ejemplo perfecto y viviente (1 Ped. 2:21, 22). Por medio de la Biblia Dios revela al hombre esta perfecta forma de vivir (2 Tim. 3:16, 17). Asimismo, Dios ha enviado a su Espíritu Santo para ayudar y fortalecer a los cristianos a vivir una vida de rectitud (Rom. 8:26, 27; Efe. 3:16), y él promete que proveerá un camino de escape para cada tentación (1 Cor. 10:13).

BENDICIONES EN ESTA VIDA

Siguiendo la vía de verdad como está revelada en la Biblia, el hombre hallará que "la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y de la venidera" (1 Tim. 4:8). En esta vida Dios no solamente da a los cristianos las bendiciones espirituales (Efe. 1:3), sino también las terrenales. Los salvos conocen la verdadera felicidad (Mat. 5:3-11) y tienen la promesa de que las necesidades de esta vida les serán suplidas (Mat. 6:33). Dios les asegura que el fruto de sus vidas piadosas hará del mundo un lugar mejor (Gál. 5:22, 23). El nos ayudará a cultivar las características que darán fin a toda malicia, odio y opresión. De esta forma el promete que las personas justas serán una bendición a las naciones del mundo (Prov. 14:34).

LA VIDA ETERNA

Las bendiciones de la salvación son aún más grandes en la vida venidera. Por medio de la resurrección de Cristo, los salvos se regocijan en la bendita seguridad de una vida interminable en el cielo (1 Ped. 1:3-5; Jn. 5:28, 29). Si Jesús hubiera quedado en la tumba, si hubiera sucumbido al enemigo, o sea la muerte, la esperanza del cristiano hubiera muerto con él (1 Cor. 15:17-19). Pero, como Cristo resucitó, los seguidores fieles tienen la seguridad de que serán igualmente resucitados a la gloria inmortal (1 Cor. 15:51-54). Pablo nos asegura de que "las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse" (Rom. 8: 18).

Dios nos otorga la plena salvación por medio de Jesucristo. Dios nos da el perdón, el poder de vencer al pecado, bendiciones innumerables en esta vida y la vida eterna en el tiempo venidero. ¡Qué maravillosa bendición! La salvación, en verdad, tiene más valor que todas las riquezas, glorias y placeres de este mundo (Mat. 16:26; Heb. 11:25, 26).

CONCLUSION

Todo hombre necesita la salvación porque todos han pecado, y sin el Salvador, quedan bajo las consecuencia graves del pecado. Dios, en su infinito amor por los pecadores desamparados, provee la salvación por medio de Jesucristo. Este vivió una vida perfecta que nosotros no podemos vivir, murió para pagar el precio que nosotros no podemos pagar, y resucitó para darnos la esperanza que no merecemos. En Cristo el hombre halla la salvación plena y gratuita; encuentra el perdón de sus pecados, el poder de vencer al pecado, y las maravillosas bendiciones en la tierra y en el cielo, ahora y para siempre. La salvación es en verdad, "don de Dios" por Cristo, nuestro Señor (Efe. 2:8). Tal salvación tiene un valor incalculable.

Las Sagradas Escrituras nos dicen que Cristo invita a todo hombre a que acepte el don de la salvación (Mat. 11:28-30). La próxima lección mostrará como el hombre puede aprovecharse de este maravilloso don de Dios.

Material adicional:

¿Dónde se encuentra la iglesia de Cristo más cercana?

Las Riquezas de Cristo

Tal Como Soy

 

Cuestionario

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1. Esta lección trata de ...

La autoridad en la religión.
La gran oferta de Dios.
El contenido de la Biblia.

2. La palabra que expresa la necesidad del hombre para la salvación es ...

Pobreza
Pecado
Tristeza.
Ignorancia.

3. El pecado es la transgresión de ...

La tradición de la iglesia
La ley de Dios
La "revelación moderna".

4. El origen del pecado es el deseo egoísta del hombre de ...

Amar a su prójimo
Servir a Dios
Gratificarse a sí mismo.

5. El pecado empieza con ...

Una palabra pecaminosa.
Una acción pecaminosa.
Un pensamiento pecaminoso.

6. Nosotros pecamos activamente cuando ...

Hacemos lo que Dios ha prohibido.
Hacemos lo que Dios ha mandado.
No hacemos lo que Dios ha mandado.

7. Si rehusamos hacer lo que Dios ha mandado, nosotros ...

Hacemos bien.
Pecamos activamente
Pecamos pasivamente.

8. Uno se hace pecador al cometer ...

Muchos pecados "veniales" (leves).
Un pecado "mortal" (grave).
Cualquier pecado.

9. ¿Cuántos han pecado?

La mayoría.
Pocos.
Todos.

10. El hombre que peca a causa de su ignorancia de voluntad de Dios será ...

Justificado.
Inocente.
Culpable ante Dios.

11. Los hombres moralmente buenos ...

No necesitan de un salvador.
Necesitan de un salvador.
Serán salvos por sus méritos morales.

12. Tanto en casos de la ley civil como de la ley divina, la justicia demanda que los transgresores sean ...

Tolerados.
Libertados
Castigados.

13. La consecuencia del pecado de Adán que afecta a todo ser humano es ...

La muerte espiritual.
La muerte física y las tribulaciones de esta vida.

14. El hombre muere espiritualmente a causa de ...

El pecado de Adán.
El pecado de sus padres.
Su propio pecado.

15. Los niños son ...

Culpables de pecado.
Puros y salvos

16. La muerte espiritual es ...

La muerte del espíritu de uno.
La separación de Dios.
La destrucción de los espíritus malvados.

17. En esta vida el pecado personal ...

Nos separa de las bendiciones de Dios
Nos trae la felicidad
No causa nada.

18. ¿Cuál es la causa de la mayoría de las miserias e injusticias del mundo?

Los sistemas políticos.
El destino o la suerte.
El pecado personal.

19. Para la vida venidera el pecado personal trae ...

Felicidad.
Castigo eterno.
Descanso y sueño.

20. Todo hombre, entonces, ...

Necesita del salvador.
No necesita de un salvador.
Es su propio salvador.

21. La salvación se ofrece por ...

El hombre.
Un ángel.
Dios.

22. Dios es ...

Solamente justo.
Misericordioso solamente.
Tanto justo como misericordioso.

23. En cuanto a los pecadores, Dios quiere que ...

Todos se pierdan.
Todos sean salvos.
Algunos se salven.

24. A causa del amor de Dios para con los pecadores, El envió a la tierra a ...

María.
Su Hijo.
Un ángel.

25. ¿Cuántos mediadores hay entre Dios y el hombre?

Dos: Jesús y María.
Muchos: Jesús, María y los santos difuntos.
Uno sólo: Jesucristo.

26. Uno viene a Dios por medio de ...

María.
Los santos.
Jesús.

27. Todo lo que hace el cristiano (orar, adorar, etc..) debe hacerse en el nombre de ...

María.
María o Jesús.
Jesucristo solamente.

28. Cristo vivió ...

Una vida perfecta.
Una vida imperfecta.
Una vida escandalosa.

29. Cristo murió en la cruz para pagar el precio de ...

Sus propios pecados.
Nuestros pecados.
Los pecados de los apóstoles.

30. La vida, muerte y resurrección de Cristo satisface la ...

Misericordia divina solamente.
Justicia divina solamente.
Misericordia divina y la justicia divina.

31. Dios da al cristiano la justicia que ...

El cristiano mismo ha ganado.
Nadie ha ganado.
Cristo ganó.

32. ¿Cuál de las siguientes cosas acepta Dios como el precio de la redención (o rescate) en cuanto a nuestra salvación se refiere?

El oro y la plata.
Las buenas obras de los cristianos.
La sangre de Cristo.

33. ¿Cuántas veces tuvo Cristo que morir para salvar al hombre de su pecado?

Varias veces.
Ni una vez.
Una vez.

34. El amor demostrado en el sacrificio de Cristo da al hombre ...

El deseo y el poder de vencer todo pecado.
Un sentimiento de debilidad hacia el pecado.
Un deseo de pecar más.

35. La vida perfecta de Cristo, la Biblia, el Espíritu Santo y la providencia de Dios ayudan al hombre a ...

Pecar más.
Sentirse débil en tiempo de tentación.
Vencer el pecado.

36. Las bendiciones de la salvación se aprovechan ...

Solamente en la vida venidera.
Solamente en esta vida.
En tanto la vida presente como en la venidera.

37. Las bendiciones de la salvación son ...

Solamente espirituales.
Solamente físicas.
Tanto espirituales como físicas.

38. La vida del cristiano ha de hacer del mundo ...

Un lugar peor.
Un lugar mejor.
Un lugar igual al presente.

39. Puesto que Jesús resucitó de la muerte, los cristianos tienen ...

Una esperanza de una vida interminable en los cielos.
Una esperanza para esta vida solamente.
Ninguna esperanza.

40. Puesto que Jesús resucitó de la muerte, los cristianos. ...

No resucitarán.
También serán resucitados.
Vivirán para siempre en la tierra.

41. Las bendiciones en la vida venidera son ...

Inferiores a las del presente.
Muy superiores a las del presente.
Iguales a las del presente.

42. El don de la salvación de Dios es ...

Más valioso que todas las riquezas del mundo.
Menos valioso que todas las riquezas del mundo.
De igual valor a él de todas las riquezas del mundo.

43. ¿A quién invita Cristo a aceptar la salvación?

Solamente a los justos.
A pocas personas elegidas.
A toda persona dispuesta a aceptarla.

Este precioso diploma será suyo al terminar el curso.

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