Lección #7
¿COMO SE ORGANIZA UNA IGLESIA?
Como la iglesia cumple con el propósito eterno de Dios, la organización de la misma no está a la discreción humana, sino que Dios también dispone de una organización específica y óptima. Para algunos este tema es ofensivo porque conceptúan a la iglesia de manera sectaria donde cada uno la organice según su idea, ignorando las normas bíblicas. Antes de estudiar lo que la Biblia dice sobre la organización de la iglesia en el aspecto local, vamos a considerar su organización universal.
LA IGLESIA UNIVERSAL La Biblia a menudo habla de la iglesia en el sentido universal (Mat. 16:18; Efe. 3:10; 5:23). Como estudiamos en la lección anterior, la iglesia universal se compone de todos los salvados, los cuales sirven, adoran y viven según la ley de Dios que se encuentra en el Nuevo Testamento.
CRISTO ES LA UNICA CABEZA Cada organización necesita de una autoridad central para darle unidad, propósito y dirección. Dios ha designado a Cristo como "la cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo" (Efe. 1:22-23). Como el cuerpo físico obedece los mandatos de su cabeza, así también la iglesia, tanto universal como local, tiene que servir obedientemente a su cabeza, Jesucristo (Efe. 5:24).
Pero la Biblia dice: "Hay un cuerpo y ... un Señor" (Efe. 4:4-5). Tener más de una cabeza o un Señor para el cuerpo de Cristo sería tan anormal como tener más de una cabeza en el cuerpo físico.
Además, la iglesia, el cuerpo de Cristo, solamente necesita de una cabeza. Por Cristo la iglesia está provista con todas las cosas que "pertenecen a la vida y la piedad" (2 Ped. 1:3). Por El la iglesia se acerca a Dios (Heb.4:14-16; 7:25). Por El la iglesia crece y recibe fuerza espiritual (Efe. 4:13-16). Por El la iglesia tiene su completa e infalible guía: las Sagradas Escrituras (2 Tim. 3:16-17), pues por ellas, Cristo nos habla hoy.
Puesto que Cristo ha sido designado para ser la cabeza "sobre todas las cosas a la iglesia" (Efe. 1:22), nadie más puede ser cabeza sobre la iglesia.
Aunque la Biblia declara explícitamente que Jesús es la única cabeza, algunos buscan apoyo en el apóstol Pedro para substituir a Cristo como cabeza. Alegan que Cristo fundó su iglesia sobre Pedro y que éste tiene un sucesor viviendo hoy en día quien continúa siendo la cabeza de la iglesia en la tierra. A menudo citan la declaración de Jesús a Pedro en Mateo 16:18-19 para sostener esta doctrina: "Tú eres Pedro y sobre esta roca yo edificaré mi iglesia... y a ti te daré las llaves del reino de los cielos" para "atar" y desatar". Sin embargo, un examen de la evidencia bíblica e histórica mostrará que esta conclusión no es cierta.
¿ERA PEDRO LA CABEZA? La "roca" en la cual Cristo edificó su iglesia se expresa por la palabra griega "PETRA". El nombre que Cristo le dio a Pedro es la palabra griega "PETROS". Petros es una palabra masculina y significa una "piedra suelta", mientras petra es una palabra femenina y significa una "masa de peña sólida". Cristo se está refiriendo en este texto no a Pedro (petros) como el fundamento de la iglesia, sino a algo más firme (petra), que se vio antes en el contexto del pasaje. En Mateo 16:13-18 el tópico bajo consideración era la identidad de Jesús como el Hijo de Dios. Pedro había hecho la declaración de que Jesús era el Cristo. Esta verdad, y no la persona de Pedro, es el fundamento de la iglesia. La identidad de Jesús es la "peña sólida" de la fe de todo cristiano, no nuestra fe en Pedro. Pedro mismo confirmó esta conclusión más tarde por declarar positivamente que Cristo "es la piedra . . . la cual ha llegado a ser cabeza del ángulo" (Hech. 4:11; 1 Ped. 2:6-8) y en I de Pedro 2:6-8 otra vez Pedro dice que Cristo es "la piedra principal del ángulo". Pablo concuerda en esto, diciendo: "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" (1 Cor. 3:11).
Aunque no existe texto bíblico alguno que mencione a Pedro en particular como el fundamento de la iglesia, sabemos que él, junto con todos los cristianos, era una de las muchas "piedras vivas" de que se compone la casa espiritual de Dios (1 Ped. 2:5). Pedro tenía su parte en fundar la iglesia por medio de su obra de enseñanza, y en este sentido comparte igualmente con los demás "apóstoles y profetas" en el fundamento de la iglesia, mencionada en Efesios 2:19, 20.
La promesa de las llaves del reino para "atar y desatar" fue dada tanto a Pedro como también a los otros apóstoles (Mat. 16:19; 18:18). Por predicar el evangelio los apóstoles ataron y desataron la voluntad de Dios, por proclamar las condiciones por medio de las cuales la gente podía entrar en el reino (Hech. 2:14-41; 8:4). Que Pedro no tenía más poder que los demás apóstoles se confirma por la declaración enfática de Pablo de que él no era inferior a ninguno de los apóstoles (2 Cor. 12:11,12). En efecto, Cristo dirigió la misión de Pedro no a toda la iglesia, sino en particular a la "circuncisión", o sea, a los judíos (Gál. 2:7, 8). Así que, la Biblia niega que Pedro era la cabeza de la iglesia. Y en cuanto a los sucesores de Pedro o el oficio del Papa, la Biblia nada dice.
¿QUE DICE LA HISTORIA? Aunque la evidencia bíblica es suficiente y contudente, es interesante notar la evidencia histórica. Si Pedro fuera la "roca" de Mateo 16:18, entonces la iglesia primitiva lo hubiera reconocido y así enseñado. Sin embargo, muchos de los líderes de la iglesia durante los primeros siglos después de Cristo enseñaron todo lo contrario. Por ejemplo, en el Oriente, Origenes, un erudito eclesiástico de renombre en Alejandría (del año 182 hasta 251 después de Cristo) declaró en su comentario sobre Mateo 16: "Pero si se supone que sobre Pedro sólo la iglesia entera fue edificada, ¿qué diríamos de Juan, el Hijo del Trueno, y cada uno de los apóstoles?" El famoso Crisóstomo de Constantinopla (370-430 después de Cristo) dijo en su homilía sobre Mateo 16:13-19 que la roca es "la fe de su confesión".
En el Occidente, Hilario de Poitiers (Francia), quien murió en el año 367 después de Cristo, escribió en su DE TRINIATE (Libro VI): "Esta es la roca de confesión sobre la cual la iglesia es edificada. Esta fe es la fundación de la iglesia,
Agustín (354-430 después de Cristo), el cual se considera como uno de los más eminentes católicos, declaró en una parte de su homilía sobre Mateo 14:25: "Cristo dijo a Pedro: Tú eres Pedro y sobre esta roca que tú has confesado, sobre esta roca que tú has reconocido: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, edificaré mi iglesia. Sobre mí yo edificaré a ti, no a mí sobre ti. Algunos hombres que querían ser edificados sobre hombres dijeron: 'Yo soy de Pablo, y yo de Apolos y yo de Cefas', el cual es Pedro. Pero otros que no querían ser edificados sobre Pedro, sino sobre la Roca, dijeron: 'Pero yo soy de Cristo'. Y sabiendo el apóstol Pablo que él mismo había sido escogido y Cristo despreciado, dijo: '¿Está dividido Cristo? Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuistes bautizados en el nombre de Pablo?' (1 Cor. 1:10-13). Y, tal como no es en el nombre de Pablo, tampoco es en el nombre de Pedro; sino en el nombre de Cristo, para que Pedro pueda ser edificado sobre la Roca, y no la Roca sobre Pedro".
Así que, vemos que tanto la evidencia bíblica como la historíca mantienen que Cristo es la única cabeza de la iglesia. Pero, ¿cómo ejerce él su autoridad?
EL FUNDAMENTO Cristo ejerce su autoridad en su iglesia a través de apóstoles y profetas divinamente comisionados. Entre las posiciones de autoridad que se mencionan en el Nuevo Testamento, la de los apóstoles y profetas tienen un lugar prominente (1 Cor. 12:28; Efe. 4.11). En efecto, la "familia de Dios", es decir, la iglesia, es edificada "sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" (Efe. 2:19-20).
A los apóstoles y profetas les fue dada la inspiración del Espíritu Santo y otros poderes milagrosos, para revelar la voluntad de Cristo y ayudar en la fundación de su iglesia (Efe. 4:11). Los milagros confirmaron o dieron testimonio divino de que su predicación era de Dios (Mar. 16:20; Hech.1.8, Heb. 2:4).
Los profetas podian revelar la voluntad de Dios por inspiración directa (2 Ped. 1:20-21), pero los apóstoles fueron los únicos que podían transmitir los poderes milagrosos a otros (Hech. 8:18; 2 Tim. 1:6; Rom. 1:11). Felipe hizo grandes milagros; en Samaria, pero los apóstoles tuvieron que venir de Jerusalen para dar a los conversos los dones milagrosos (Hech. 8:5-18).
Por esto, después de la muerte de todos los apóstoles, los hombres no recibieron más dones milagrosos. Esta cesación de milagros en la iglesia está de acuerdo con la predicción de Pablo de que "las profecías ... las lenguas ... cesarán" (1 Cor. 13:8-10). No son necesarios, entonces, los milagros como señales, puesto que los apóstoles y profetas primitivos, por medio de sus poderes dados por Dios, revelaron, escribieron, confirmaron y entregaron la revelación completa de "la fe una vez dada a los santos" (Jud. 3; Heb. 2:4 ; 2 Tim. 3:16, 17). Los apóstoles, profetas y obradores de milagros originales cumplieron su propósito. Así es que no hay necesidad hoy en día de nuevos apóstoles, ni de profetas y obradores de milagros.
Observemos como los apóstoles no se empeñaron en ordenar sucesores, excepto en el caso de Judas, y esto fue porque fueron autorizados específicamente por la Escritura (Hech. 1:20; Sal. 69:25). Después del tiempo de los apóstoles nadie pudo llenar los requisitos y calificaciones de un apóstol; ya que tenía que haber visto a Cristo después de su resurrección (Hech. 1:21-22). Pensando quizás en su muerte venidera, los apóstoles encomendaron a los cristianos, no a una sucesión apostólica, sino a la autoridad de la palabra escrita (Hech. 20:32; 2 Tim. 3:16-17; 2 Ped. 1:12-21).
Cristo todavía es la cabeza de la iglesia universal y está presente (Efe. 1:22-23; Mat. 18:20), así también como Mateo, Juan, Pedro y los otros siempre ocupan su oficio de apóstoles y profetas por medio de su enseñanza, no importa que hayan fallecido. Por la viva y permanente palabra de Dios, las Escrituras, ellos todavía mantienen su posición en el fundamento de la iglesia, tal como Cristo mantiene la suya como la "piedra principal del ángulo" (Apoc. 21:14). La iglesia de hoy día cuenta con los mismos apóstoles, profetas y cabeza que la iglesia del primer siglo tenía. La Biblia no habla de otros oficios eclesiásticos con jurisdicción universal, ni aún siquiera con jurisdicción regional.
LA ORGANIZACION LOCAL La iglesia universal se divide en congregaciones locales. Por ejemplo, hablando en este sentido local o congregacional Pablo dijo: "Las; iglesias de Cristo os saludan" (Rom. 16:16) refiriéndose a muchas congregaciones de una región en particular. Pablo se dirigió a un grupo de cristianos en Corinto (Grecia) como a "la iglesia de Dios" (1 Cor. 1:2).
Cada iglesia local se gobierna a si misma; por lo cual se dice que es autónoma o independiente. Las distintas congregaciones están sujetas solamente a Cristo, siendo guiadas por medio de la infalible dirección de los apóstoles y profetas inspirados, quienes dejaron sus enseñanzas escritas en las Sagradas Escrituras (2 Tim. 3:16, 17). No hay otra organización ni una congregaciones que posea autoridad sobre ellas. No existe ninguna oficina central en la tierra, autorizada por Dios, ni ninguna organización suprema que gobierne todas las congregaciones locales.
Sin embargo, todas las iglesias locales que componen la iglesia universal están unidas por la fe, el amor y la cooperación en la obra del Señor (Efe. 4:1-6; 2 Cor. 8:24; Rom. 15:26). Todas las congregaciones son idénticas en doctrina, práctica y lealtad a Dios; y la división entre ellas seria pecado (1 Cor. 1:10-13; 3:3). Esta unidad perfecta y la cooperación existente son posibles sin ninguna oficina principal que las dirija, ya que todas ellas siguen la autoridad de la misma cabeza, quien es Cristo (Col. 1:18); todas tienen el mismo fundamento - Cristo (1 Cor. 3:11); y todos siguen las mismas reglas de enseñanza, o sea, la voluntad de Cristo revelada en el Nuevo Testamento (2 Tim. 3:16-17).
Vemos la sabiduría de Dios demostrada en este arreglo. Si una congregación se corrompe en su doctrina y práctica, las demás iglesias no serían afectadas. Una ilustración simple de esto es la siguiente: si una ventana está hecha de una sola pieza de vidrio, si este vidrio se quiebra, toda la ventana estará destrozada, mientras que, si la ventana está hecha de varias piezas de vidrio y una de ellas se rompe, esto no afecta toda la ventana. De igual manera, cada iglesia o congregación local se protege por ser independiente de las otras en cuanto a su gobierno.
Dentro de la iglesia local hay una organización autorizada divinamente, compuesta de ancianos, diáconos y demás miembros. Pasemos ahora a estudiar brevemente cada uno de estos oficios, notando sus funciones, nombres y calificaciones.
Los Ancianos. En los tiempos del Nuevo Testamento cada congregación local seleccionó sus propios líderes, los cuales fueron llamados ancianos (Hech. 14:23), pastores (Efe. 4:11) u obispos (Fil. 1:1). Todos estos nombres se refieren al mismo oficio. Por ejemplo, Pablo se dirigió a los; líderes de la iglesia en Efeso como "ancianos" (Hech. 20:17) como "obispos" (Hech. 20:28) y como los que apacientan o son pastores para el rebaño, que es la iglesia (Hech. 2:28). En Tito 1:5-7 se ven las palabras "anciano" y "obispo" usadas sinónimamente, y en 1 Pedro 5:1, 2 vemos que el anciano es el que apacienta (pastorea) la grey de Dios.
La palabra "anciano" obviamente se refiere a un hombre mayor; a uno que tiene la madurez y la experiencia requerida para ser un líder (1 Tim. 3:6). "Obispo" viene de la palabra griega "presbítero", y significa "uno que vigila o supervisa", indicando así la obra de estos hombres al dirigir los asuntos de la iglesia, "no como teniendo señorío" sobre la iglesia, sino como ejemplos (1 Ped. 5:1-2, 1 Tim. 3:5). El término "pastor" significa "uno que cuida ovejas", y se refiere a la obra de cuidar y dar alimento espiritual a la iglesia, guardándola del peligro de errores doctrinales (Hech. 20:28-31; 1 Tim. 5:1, 2). De modo que, tal como un hombre puede ser llamado esposo, padre, hijo y médico, para denominar los varios aspectos de sus responsabilidades en la vida, así también los nombres "anciano", "obispo" y "pastor" se refieren al mismo oficio eclesiástico en sus varios aspectos de responsabilidad en la iglesia del Señor.
Los ancianos u obispos tienen que llenar requisitos o calificaciones estrictas antes de aceptar este oficio. Estas calificaciones se enumeran detalladamente en 1 Timoteo 3:2-7 y en Tito 1:6-9. Cada hombre tiene que ser espiritualmente maduro, de carácter impecable, capaz como maestro y marido de una sola mujer (1 Tim. 3:1-3). Para probar que él puede gobernar la iglesia, primeramente tiene que demostrar su habilidad en gobernar su propia casa (1 Tim. 3:4, 5).
En la Biblia cada congregación local tenía más de un anciano u obispo (Hech. 14:23; 20:17; Tito 1:5). Nunca se menciona un obispo sobre muchas iglesias, sino siempre varios obispos sobre una sola congregación. Los obispos tenían autoridad solamente en la congregación en que eran elegidos (1 Ped. 5:2). Así que, la Biblia nunca habla de "grados" o "niveles" de obispos como "arzobispo". La única referencia a un obispo de más autoridad se hace a Cristo, el "Principe de los pastores" (1 Ped. 5:4).
Los Diáconos. Sirviendo bajo los ancianos se encuentran los diáconos, los cuales también deben reunir primeramente ciertas calificaciones (1 Tim. 3:8-13). La palabra "diácono" significa literalmente "siervo". Estos hombres realicen servicios especiales para la iglesia, como en el caso de Hechos 6:1-6, donde vemos que ellos ministraban en el asunto de la comida para las viudas en la iglesia en Jerusalén. Que la iglesia primitiva siempre tenía varios diáconos en cada congregación se muestra por la salutación de Pablo a la iglesia en Filipos: "A todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos;" (FiI. 1:1).
Los Miembros. Todos los cristianos se hacen miembros de una congregación local y una parte de su organización por obedecer el evangelio (Hech. 2:38, 47; 1 Cor.12:12-22). Cada miembro debe obedecer a los ancianos (Heb.13:17), diligentemente aumentando su conocimiento de la palabra de Dios, trabajando en la obra de la congregación local (Efe. 4:15-16) y siguiendo fielmente a Cristo a través de la vida.
Los Evangelistas. Entre los miembros hay una obra especial de predicación. La palabra "evangelista" significa "un proclamador de las buenas nuevas". El oficio de estos hombres es predicar el evangelio privada y públicamente (2 Tim. 4:2-8). A veces la gente erróneamente denominan al evangelista "pastor", pero ya hemos visto que el "pastor" es el anciano que gobierna y no el evangelista que predica. El evangelista también tiene que vivir una vida ejemplar (1 Tim. 5:22; 2 Tim. 2:15-16, 22-28; 3:14-17).
Los Maestros. Otra obra especial y muy importante entre los miembros es la de enseñar, que conlleva una responsabilidad muy grande. Por esto, el maestro de las Sagradas Escrituras debe tener un profundo conocimiento de la Biblia y un carácter intachable.
CONCLUSION Hemos estudiado la organización de la iglesia de Cristo, como existió en el primer siglo y cómo debe existir hoy en día. Todos los cristianos en las congregaciones locales alrededor del mundo componen la iglesia universal, o sea, el cuerpo de Cristo. Jesucristo es la única cabeza de este cuerpo universal. Los apóstoles y profetas cumplieron su obra terrenal antes de su muerte, y a través de sus escritos inspirados y milagrosamente confirmados, ellos todavía proclaman a Cristo y guían a su pueblo. La Biblia no autoriza otra organización para la iglesia universal, sino que dirige a cada congregación local, con sus ancianos, diáconos y miembros de trabajar independientemente, sin extender su autoridad más allá de su propia congregación.
En la siguiente lección estudiaremos en detalle cómo las numerosas congregaciones, independientes unas de otras, forman un cuerpo unido, sin la ayuda de una oficina central ni de ninguna estructura jerárquica.
Material adicional:
¿Dónde se encuentra la iglesia de Cristo más cercana?
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