¿Convencido o Convertido? por David Chadwell
Un escrutinio ligero revelará que la sociedad está compuesta de grupos diferentes: el grupo de los "envueltos;" el grupo de los que dicen "amén;" el grupo de los que "estan de acuerdo;" y el grupo de los "no me importa un comino." Para el grupo de los "envueltos" les es fácil repaldar causas ágilmente. Los del grupo de los "aménes" creen y abogan por las causas, pero tan solo se limitan a ser amigos de boca nada mas. Los del grupo "estan de acuerdo" se limitan simplemente a no ser un estorbo. Y lo del grupo "no me interesa un comino" son apáticos y sin ningún interés.
Estos grupos también existen en la iglesia del Señor. Su existencia en la iglesia ha creado dos situaciones espantosas. Primero, ha creado un número alarmante de cristianos sin ningún sentido del compromiso espritual. Su super acto de compromiso es al decir, "Amén," o "Estamos de acuerdo." Segundo, esto ha procreado numerosos cristianos cuya espritualidad es incapaz de enfrentar cualquier crisis. Los años de sus apaticos "está bien" les han robado de toda su fortaleza espritual. Las vidas de los cristianos del "amén," de los que "estan de acuerdo," y de los que "les vale un comino" consiste de un poquitín más que unos cuantos hábitos cimentados en torno de su participación con el culto religioso. Es horrendo al ver cuántos de ellos viven en el barrio del temor y en el camino de la depresión.
¿Cómo es posible que el mismo Salvador influenciar a un cristiano a que se involucre, para ser una persona radiante y viva en Cristo, mientras que en otro cristiano crea solamente apatía? ¿Cómo puede cualesquiera crisitiano conocer al Señor, entender la Palabra, gustar de sus promesas, formar parte de la familia del Señor, y aún así ser debilucho e indiferente? Obviamente, muchos problemas crean apatía y falta de interés. Sin embargo, un factor grande a esta situación es este: muchos cristianos se han convencido pero lamentablemente no se han convertido.
La Persona Convencida
Existe una grán diferencia entre la persona convencida y la convertida. Es fácil ser una persona convencida. Ella cree que Dios existe, que Jesús es el Hijo de Dios, que la Biblia es la verdad divina, y que todos necesitan la salvación. Está convencida de que hay que obedecer a Dios, que Jesús es la verdadera autoridad religiosa, y que es menester ser miembro de la iglesia del Señor y adorarle regularmente. Pero su fe es solamente una comprensión intelectual y superficial.
El creer y el estar convencido no es más que el aceptar una serie de hechos. Una persona convencida considera sus creencias importantes, pero no son imperativas. Mientras que siente un deber por hacer lo correcto, el hacerlo no es una cuestion urgente. Ella no posee un conocimiento devastador de su pasada pecaminosidad o de que se encuentra perdida. Así pues, no percibe un sentido para ser salva de la muerte o de ser rescatada de su destrucción. El sentimiento es raro en su vida cristiana o en sus motivaciones espirituales. Ella tal vez se oponga fuertemente a los sentimientos religiosos. Su vida crisitana total se ha reducido en una serie de hechos aceptables.
Puesto que la fe y la comprensión son unicamante el poseer los hechos adecuados, ella acepta los hechos, se apoya en unos cuantos habitos nuevos necesarios, y continua viviendo una vida "normal." Su vida es sencilla, fácil, y no considera decisiones complicadas. Ella esta agusto con su vida y se asegura en sí misma que todo marcha bien porque ella ha aceptado estos hechos correctos. Ella goza de la maxima comodidad de vida sin problemas de conciencia.
La Persona Convertida
Por lo contrario, el estar convertido no es fácil ni sencillo. El estar convertido causa dolor. Esta persona mira honestamente las realidades ásperas en sí, viendo sus propios pecados por lo que son. Esta admite que es reponsable por sus pecados, acepta tal responsabilidad por su vida, confirma que la condenación y el castigo han de resultar si sus pecados no le son predonados. Todo eso tiende a lastimar.
Estar convertido conduce a una experiencia de vida quebrantada. Antes de la conversión ella estaba siendo engañada en su creencia de ejercer control en su vida. Ella descubre que el pecado la ha controlado. Ella entiende cuales son sus pecados y como han ofendido a Dios. Ella confiesa que su vida no ha sido buena, recta, o pasadera, y admite que es su falta. Estos conocimientos desgarran tanto su mundo al comprender que es menester un cambio de vida.
Estar convertido involucra un momento de un pánico horrible y una desesperación. Al concluir que ella esta perdida, entiende su flaqueza para salvarse a sí misma del pecado. De lo mas profundo de su corazón, ella comprende que no se puede salvar por si misma. En el momento mas aterrador de su vida, ella ve y encara su propia destrucción eterna.
Estar convertido demanda arrepentimiento y resucita la conciencia. El arrepentimiento involucra muchas decisiónes difíciles. La conciencia hace que la persona piense en vez de reaccionar a las circunstancias. Ella ahora responde a sí misma y a Dios diariamente.
Estar convertido es el encontrar un Salvador. Ella permite que Jesús destruya la culpa esclavizadora, el miedo, y la ansiedad cimentada en su vida anterior. Ella acepta la paz, la dirección, y la esperanza prometida en la conversión. La conversión es exigente porque ésta involucra a la persona completa en mente y corazón, conocimiento y las emociones, cuerpo y alma.
Ejemplos de Conversión
Existen tres excelentes ejemplos del proceso y de los resultados de la conversión. Los cristianos Tesalonicos son los primeros. No había pasado mas de un mes depués que Pablo y Silas establecieran aquella congregación, cuando atrajeron la ira de los celosos Judios quienes se valieron de una chuzma para armar un tumulto (Hechos 17:5). Algunos de los crisitanos fueron arrastrados ante los oficiales de la ciudad y forzados a fijar fianzas de paz. Los hermanos temían tanto por Pablo y Silas que se despidieron de ellos entrada la noche.
Después de su partida, Pablo escribió 1 de Tesalonicenses a aquellos crisitianos. En el primer capítulo el magnifica su trabajo de fe, su labor de amor, y su inmutable esperanza. En ves de desalentarlos al imitar la fe y la vida de Pablo y Silas, las aflicciones en ellos crearon un ejemplo de fe, santidad, y compromiso para los cristianos por todo Grecia.
Considerando su tempestuoso inicio, hemos de preguntarnos, "¿Cómo es posible que tal desarollo espiritual ocurra bajo tales circunstancias?" ¿Cómo lograron aprender a ser cristianos superiores con las oportunidades limitadoras de las condiciones adversas? 1era de Tesalonicenses 1:9, 10 proporciona la respuesta:
Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis a Dios abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien no libra de la ira venidera.
¿Por qué fueron ellos unos cristianos excepcionales? Deliberadamente ellos abandonaron su religiosa vida pasada para venir ante el Dios vivo. Ellos vinieron al Dios vivo con el deseo y compromiso de servirle. Ellos estaban más que convencidos. Ellos fueron convertidos.
El segundo ejemplo es el de los cristianos romanos. En el libro de los Romanos capitulo 6 Pablo les recuerda las realidades básicas de estar en Cristo. El bautismo por media de su muerte los colocaba en Cristo (v.3). La resurrección por media de la muerte en el bautismo precipitó una novedad de vida (v.4). El cuerpo del pecado ha sido deliberadamente crucificado para finalizar la esclavitud del pecado (vv 6, 7). Ellos estaban muertos al pecado y vivos a Dios (v.11). El pecado no reinaría más en sus cuerpos o usaría de sus cuerpos (vv 12-14). Ellos pertenecían a aquél a quien ellos obedecían (v.16).
Los versos 17, 18 declaran lo siguiente:
Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
El haber servido al pecado formaba parte de su vida pasada. Al obedecer de todo corazón el patrón de la enseñanza ofrecida a ellos, cesó su esclavitud al pecado. Ahora ellos con gusto fueron siervos o esclavos de la justicia. Este pueblo había estado mas que convencido; ellos fueron convertidos.
El tercer ejemplo es el bien conocido hijo pródigo de Lucas 15:11-32. El hijo más joven de un hombre le pidió su herencia y este la recibió. Después de un breve tiempo, se fué de su casa a un país lejano. Ahi él derrochó toda su herencia en un estilo de vida irresponsable y necio. Una gran hambre lo doblegó a aceptar el trabajo deshonroso de apacentar los cerdos de los gentiles.. Su hambre era tan grande que con gusto hubiese comido las algarrobas que comían los cerdos si hubiesen sido digeribles. Nadie le socorrió; a nadie le importaba su necesidad; nadie le dió alguna cosa a él.
Lucas 15:17 dice, "Y volviendo en sí". La conversión principia al volver en sí mismo. Estando en el pecado, nadie puede ver, pensar, o entender claramente. En el pecado, nadie es verdaderamente dueño de su propia persona. Al pensar el hijo pródigo en sí mismo, se percató que su padre cuidaría de todas sus necesidades. El supo que necesitaba regresar a su padre y confesarle sus pecados contra su padre y contra Dios. El entendió claramente su indignidad de ser su hijo. Voluntariamente al confesar la verdad, solicitó a su padre servirle como uno de sus jornaleros.
El resultado de "volverse en sí mismo" fue este: salió de la pocilga y empezó a caminar rumbo a casa. Cuán difícil ha de ver resultado ese viaje! Que temores y ansiedades lo asaltarían al acercarse más a ese determinado encuentro con su padre!
Todos esos largos meses el padre nunca cesó de esperar el regreso de su hijo. A pesar del hijo estar harapiento, sucio, y delgado por el hambre, el padre lo reconoció a la distancia. Con compasión, jubilo, y gratitud, él corrió a encontrar a su hijo. Abrazándolo y besándolo, el padre con dificultad le permitía al hijo proferir su confesión. Después de vestirlo y de recibir un anillo de la familia, el hijo fué honrado con una fiesta de gratitud y gozo. El hijo que había perecido hoy estaba vivo.
El punto decisivo en la vida de este jovén rebelde vino al percatarse de sí mismo, (al volver en sí mismo). Finalmente, en la pocilga él mismo se vió tal como él era. Honestamente él se dió cuenta de lo que había hecho. Vió claramente sus errores e indignidad. Entendía que había que hacer algo; sabía que tendría que enderzar su vida de nuevo. Por consiguiente abandonó la pocilga, se puso en marcha, y se fué rumbo a casa para entregarse a la misericordia de su padre. Eso es lo más hermoso, un potente ejemplo de la conversión en el Nuevo Testamento.
Para lograr la existencia de los cristianos del Nuevo Testamento, la naturaleza de una persona convertida ha de entenderse claramente. Existen tres aspectos para una conversión. La primera es el reconocimiento. La persona con honestidad absoluta reconoce quién es ella, lo que ha hecho, y cuál es su condición imediata. La segunda es el saber. Ella sabe que es imperativo el cambio en su vida. No importa el precio, ha de haber un cambio. Ella no puede continuar tolerandose como es. La tercera es un "renacer" o ("conversión"). Al compararse la persona antes de su conversión con la persona después de la conversión, es como ver dos personas diferentes. Sus acciónes, actitudes, propositos, deseos, y sentiminetos son diferentes. Ella ha venido a ser una nueva persona en Cristo.
¿Porque Hay Tantos No Convertidos?
Una pregunta importuna permance aún. ¿Por qué es que existen tantas personas inconversas en la iglesia? En primer lugar, la situación existe por un descuido de parte de la enseñanza. Este es un fracaso creado por el mal entendimiento, no a travéz de un descuido intencional. Se le ha permitido al mundo substituir "el pertenecer a la iglesia" en vez de estar convertido a Cristo. En el sentido bíblico los convertidos a Cristo se han añadido a la iglesia por Dios (Hechos 2:47). Estas personas convertidas forman parte de la iglesia de Cristo, pues ellas le pertencen a Cristo. Sin embargo, en gran parte de las enseñanzas en la iglesia, se suponía que la persona quien comprendía la necesidad de ser bautizada automaticamente comprendía también lo que significaba pertencer a Cristo. Esta es una proposición falsa. La esencialidad del bautizmo en la Sagrada Escritura es presentada facilmente a cualquier persona sincera cuyo deseo es esta comprensión. Mucha gente comprende las enseñanzas de la Escritura sobre el bautismo. Pero, mucha de esta misma gente no ha entendido el significado de lo que es pertencer a Cristo. Ellos fueron bautizados porque la Biblia lo dice así, pero saben muy poco acerca del pertencer a Cristo.
La pregunta esencial no es, "¿Me debo de bautizar?" Debería ser, "¿Aceptaré el dominio de Cristo (en mi vida)?" ¿Realmente El señorea con toda la autoridad sobre el individuo y la iglesia? ¿El es la única autoridad sobre Su pueblo? ¿Es la Palabra la única fuente para conocer y comprender la voluntad de Dios? Cuando una persona ve y acepta la señoría autoritativa de Jesús, para depender que la Palabra le demuestre la voluntad de Dios, ella anhela ambas cosas tanto el ser bautizada como el pertencer a Jesús. Ella desea hacerse una persona cristiana, no unicamente para manifestar la identidad de Jesús.
En segundo lugar, muchos cristianos no desean ser gente convertida. Diferente a los cristianos Tesalónicos, ellos no se apartaron de sus vidas pecaminosas para servir al Dios viviente. Algunos ni tan siquiera intentaron apartarse. Sus vidas, sus pensamientos, y sus emociones no cambiaron. Conservaron sus placeres y sus perversos hábitos. No tienen la menor intención en servir. "El pertencer" a la iglesia, sin servir, es su primer preocupación. Lo que los motiva es el temor al infierno, no el deseo de vivir con Dios.
Distintos a los cristianos romanos, ellos no obedecieron las enseñanzas del corazón. Ellos obedecieron por el temor a las consecuencias de la desobediencia. El corazón tenía poco que ver con su decisión. No actuan como personas libres de pecado o siervos de la justicia.
Desemejante al pródigo, ellos nunca se volvieron a sí mismos. El pródigo sabía que él tenía que abandonar la pocilga. Sus condiciónes cambiarían únicamente al salir de la pocilga y regresar al padre. Muchos cristianos continuan su vida en la pocilga extraña del pecado y del placer. Ellos desean que el Padre los ame salvándolos donde ellos se encuentran, tal como son. Esto no puede suceder!
Los cristianos han de aprender la diferencia entre el estar convertido y el "pertenecer a la iglesia." La persona ha de desear más que un seguro contra el infierno. Esta ha de sentir un deseo genuino por el dominio de Cristo Jesús.
Página de David Chadwell