DIVERSIDAD EN DOCTRINA

por Lee M. Rogers

Jesús enseñó muchas lecciones en parábolas. Muchas veces empezaba diciendo, "El reino de los cielos es como…" Vamos a seguir Su formato diciendo, "El mundo religioso moderno es como…"

El mundo religioso moderno es como un grupo de políticos, algunos de ellos Demócratas, algunos de ellos Republicanos, algunos de ellos Independientes y algunos de ellos indecisos. Y he aquí, estos políticos cargan con la responsabilidad de hacer leyes para la mejora de las personas que representan. El problema es que casi nunca se ponen de acuerdo sobre algo y, por lo tanto, llevan interminables argumentos, excepto en aumentarse el sueldo. Por lo contrario, están de acuerdo en casi nada y su contribución a la sociedad es un cuerpo legislativo paralizado. Su electorado se siente infeliz porque al final de la lucha aumentan los impuestos y no producen, ni diez por uno, ni mucho menos cien por uno, como prometieron.

Otra vez, el mundo religioso moderno es como un grupo de doctores especializados que buscan con diligencia curar el cáncer, el SIDA, y la influenza, pero no han encontrado nada. Estos profesionales nos han brindado grandes servicios, posibilitando una vida más larga y fácil, pero qué pena que no se pueden poner de acuerdo. Por eso sus pacientes van de doctor en doctor, recibiendo prescripciones que luego desechan, multiplicando remedios y continuan sufriendo, hasta que al fin y al cabo, resuelven sus cuentas en el campo santo.

De nuevo, el mundo religioso moderno es como un grupo de ministros que se reunen para adorar al dios desconocido, dios de la diversidad y se regocijan en que no están de acuerdo en casi nada. Sus divisiones resultan en beneficio económico para la comunidad porque obligan la construcción de más edificios eclesiásticos y aumentan el empleo de ministros. Llevan a cabo cada vez más convenciones y llegan a menos acuerdos.

Los políticos encubren sus errores como más errores. Los doctores mandan sus errores a la funeraria. ¡Pero los ministros nunca se equivocan! Después de todo, en la religión cada ministro tiene la razón. Por lo menos, hasta que llegue el juicio. ¿Qué opinan, ministros? Si dos políticos difieren, ¿será posible que los dos tengan la razón? Si dos doctores difieren, ¿será que los dos están en lo correcto? Cualquier número de personas puede diferir entre sí y todos equivocarse.

Si diez ministros, cada uno en su iglesia respectiva, pueden predicar diez mensajes diferentes y conflictivos y todos tienen la razón, un ministro puede predicar cada uno de los diez mensajes diferentes y conflictivos y también tener la razón. Sin embargo, la gente que lo escucha va a declararlo imbécil y va a exigirle que se decida en lo que cree. ¿No es cierto?

Si la unidad es beneficiosa en la política, si es beneficioso el consenso de doctores para el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad, ¿no vale cien veces más la unidad de opinión en referencia al trato de las almas de hombres y mujeres? Jesús dijo: "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Jn. 17:20-21).

MORIR EN DOS CAJAS
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?