LA IGLESIA: UNA INSTITUCION EDUCACIONAL (Parte 1)
por Elmer N. Dunlap Rouse
La educación en la iglesia es muy importante, tanto que, sin ella, la iglesia se ve imposibilitada de funcionar, y muy limitada sin un programa fuerte. ¿Qué tan importante es el programa de educación de la iglesia? La iglesia no puede adorar a Dios sin la educación, puesto que dicha adoración tiene que ser en "espíritu y en verdad" (Juan 4:24). La iglesia no puede evangelizar sin educación, ya que el mundo padece de un sectarismo rampante, y hay que educar al inconverso en cuanto a qué es el evangelio verdadero para luego enseñarles que "guarden todas las cosas que les he mandado" (Mat. 28:20). La iglesia no puede hacer obras de benevolencia sin la educación, ya que la benevolencia sin una motivación correcta no sirve (1 Cor. 13:1-3) y que para hacer dicha obra benévola de forma completa y buena, hace falta la enseñanza de la Escritura (2 Tim. 3:16-17). Una iglesia ignorante es un gran desperdicio.
Tan importante es la educación que su dueño y fundador "constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;" (Ef. 4:11-13). Quien menosprecia la educación menosprecia a Cristo y es culpable de un gran pecado, ya que inutiliza a la iglesia que es el instrumento de la actividad de Dios en el mundo de hoy.
Toda actividad de la iglesia es un mecanismo de educar y es una oportunidad para educar. La clase bíblica, la oración, la visita en el hospital como la visita en algún hogar; la confraternidad, la reunión de la junta o un comité, la actividad de jóvenes, el repartir tratados, hasta la limpieza M edificio -toda actividad es una oportunidad para enseñar. Cuando dejamos pasar estos momentos de actividad cristiana sin aportar algún mensaje espiritual, nuestro silencio está enseñando lo contrario - que se puede operar la iglesia sin Dios.
La iglesia está en el negocio de desarrollar la personalidad cristiana, de modificar el comportamiento de toda alma a su alcance y de producir a hombres y mujeres a la imagen de Cristo. La iglesia está puesta en el mundo para educar al mundo, para que el mundo vea y sienta la presencia de Cristo a plenitud. Pablo nos explica este propósito en Colosenses 1:28-29 "a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin In de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí".
Hombres y mujeres a la estatura y plenitud de Cristo no caen de¡ cielo. Su aparición se debe a la actividad de Dios, como dijo Jesucristo: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí" (Juan 6:44-45). Ser enseñados por Dios es la única manera de ser atraídos por Dios, y la única manera de asegurar ser resucitado en el día postrero. Pero esta actividad de Dios depende de la actividad de la iglesia. Hombres y mujeres a la estatura y plenitud de Cristo no crecen accidentalmente, sino se desarrollan por medio de la instrumentación de un programa educacional operado por maestros capacitados y supervisado por líderes dedicados.
Dios ha puesto el poder de producir fe y como consecuencia la salvación en su palabra, cuál poder se libra por medio de la educación (Rom. 1: 16; 10: 17; Juan 20:30-31). No es sabia la iglesia que desprecia la educación, ni el maestro que se atreve dar una clase bíblica sin una preparación adecuada. Es por la educación que crecemos (1 Ped. 2:1-2) y es por medio de la educación que nos salvamos (Sant. 1:21; 2 Tim. 3:15).
Muchos maestros ignoran que la escuela bíblica de ¡a iglesia es la obra evangelística más poderosa que tiene la iglesia. Muchos padres desprecian la educación espiritual de sus hijos y cuando ya es tarde, lamentan no haberse apoyado más a dicha institución. La educación espiritual es una herencia valiosa, sin la cual, nuestros hijos serán de una vida corta y llena de problemas por cuanto no conocen al Señor (Efe. 6:1-4).
Parece que la iglesia del Señor en muchos sitios nunca ha dado una consideración seria a la educación. Si el crecimiento de la iglesia se debe a su capacidad de educar, y si dicho crecimiento está en retroceso, no hay otra conclusión sino que su programa de educación también está en retroceso. Sí, podemos invitar a nuestras amistades y vecinos a la iglesia y asisten por lo menos una vez, pero una vez allí si no reciben ningún beneficio espiritual, no vuelven. A menudo he escuchado la observación de que el problema de la iglesia es su falta de educación. Hermanos, ¿no será que ésto es lo que nos hace falta - un poco más de la imagen de Cristo en nosotros?
Con más y mejor educación, habrá más evangelismo a nivel personal y espontáneo al igual que más evangelismo organizado. Con un poco más de la imagen de Cristo en nosotros, habrá más madurez de parte de aquellos que forman el liderato local. Con más educación, habría menos caciquismo, centros de poder, ignorantes que se creen dueños de la iglesia local y "curas» que insisten en hacerlo todo y más disposición de cooperar con quien sea, después que edifica el cuerpo de Cristo. Con más y mejor educación, habrán más y mejores maestros en las filas de la iglesia, y no habrá que obligar a nadie a enseñar una clase. ¿Y las divisiones? Con más y mejores maestros, pero maestros que tienen "aceite en la lámpara", le dará más trabajo a los falsos en "basilar» a la iglesia con sus disparates, "para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error" (Efe. 4:14). Gracias a la obra de estos maestros sabios, la iglesia está preparada para lo que venga por conocer bien a Cristo y sus dichos. ¡Que gran bendición para la iglesia tales maestros! A veces en esas peleas de lobo y pastor, no se sabe ni quién es el uno y ni quién es el otro. Las ovejas se confunden porque no reconocen la voz de Cristo ni en uno ni en el otro.
Se conocen las iglesias donde no han estado maestros buenos. Nadie quiere dar la clase bíblica y nadie quiere predicar. En dichas iglesias uno tiene que hacerlo todo. La ofrenda es una miseria. Las visitas, cuando rara vez llegan, se quedan aparte, ignoradas al terminar el culto. Nadie le dice nada. Y si llega una visita que sabe algo de Biblia, los líderes se llenan de pánico y paranoia ya que no se sienten "preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Ped. 3:15). Los niños pequeños en dichas iglesias alborotan y nadie les hace caso. Y si un hermano osara preguntar quiénes van a ayudarlo en visitar a un hermano enfermo, nadie levanta la mano. Cada uno por su lado y al terminar un culto, en cinco minutos todos se desaparecen y hasta la puerta de la capilla se queda abierta ya que otro la tiene que cerrar.
Pero las iglesias donde han estado maestros buenos la cuadra es diferente debido al aprovechamiento de tantos ejercicios espirituales. Cada miembro ha progresado hacia la imagen de Cristo. Hay unión y armonía tal como si la iglesia fuera una sola persona. Cuando un hermano se propone hacer algo, todos le ayudan. Todos hacen algo por echar la obra para adelante y cuando uno sufre, a todos le duele. Nadie critica, sino que todos en amor edifican a su prójimo. ¿Cuántos de nosotros daríamos cualquier cosa que esa iglesia fuera la nuestra? Pero menospreciando la educación, nunca conoceremos aquella dicha y bendición.
Dicen que si uno quiere saber dónde están las prioridades de una persona o de una iglesia, lo único que hay quehaceres mirar su chequera. Examine en qué ha invertido su dinero. ¿Cuánto gastó la iglesia suya en educación el ano pasado? ¿Cuántas reuniones llevaron a cabo los maestros de su iglesia el año pasado para mejorar el departamento de educación. ¿Cuánto gastó usted, personalmente en adquirir materiales y libros para ayudarle enseñar mejor la Palabra de¡ Señor? ¿Cuándo no usted, amigo ministro, llevado a los maestros de su iglesia a una librería cristiana para que puedan, si quieren, adquirir valiosos materiales y libros para ayudarles en sus clases? Léase 2 Tim. 4:13.
Hermanos, la iglesia ha dado muy poca consideración al proceso de enseñar, nutrir y capacitar.
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?
LA IGLESIA: UNA INSTITUCION EDUCATIVA PARTE 2