¿Y SI ESTA EQUIVOCADO?

por: Geraldine Woodell

Doris y Ramón estaban en un "sí y no". "¡Voy a vender este lugar!" dijo Ramón con los dientes remachados. Ella sin quedar atrás replicó "Yo soy codueña de esta casa y te digo que no quiero mudarme". La discusión había acumulado presión ya por varias semanas y amenazaba explotarse, seriamente dañando su relación, posiblemente irreparable.

Los padres de Doris habían construido la casa en una finca para hogar propio hace muchos años. La casa de dos plantas hecha con troncos fue construido por su padre con mucho sacrificio. Doris amaba y celaba la viejita casa y guardaba memorias en cada cuarto. Ahora, Ramón tenía el valor de sugerir, hasta exigir que se vendiera y que se mudaran a otro estado. Ella lloraba, rogaba y razonaba, pero todo sin provecho. El estaba decidido. Cada uno fijaba la cara y ninguno pensaba ceder.

¿Haz tenido un altercado verbal e emocional con tu marido acerca de algún particular? La mayoría de los matrimonios tienen conflictos similares. ¿Cómo se van a resolver tales situaciones explosivas? ¿Cómo debe reaccionar una esposa cristiana cuando cree que su marido ha hecho una mala decisión?

 

 

conflictos similares. ¿Cómo se van a resolver tales situaciones explosivas? ¿Cómo debe reaccionar una esposa cristiana cuando cree que su marido ha hecho una mala decisión?

Sara era *una mujer del Antiguo Testamento que tenía razones para cuestionar, y hasta rechazar las decisiones de Abraham, su marido. Sin embargo, la Biblia no registra ninguna resistencia de su parte cuando Abraham le dijera que recogiera, sus cosas para hacer un viaje sin regreso para una tierra lejana y desconocida. "Como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor.; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza" (1 Ped. 3:6) ¿Habrá un conflicto entre lo que hace Doris y lo que el Señor enseña en este pasaje? ¿Significa este pasaje que a la esposa no se le permite estar en desacuerdo con su marido?

Aunque sumiso, Pablo, repetidamente trató de cambiarla mente del Señor y remover una enfermedad que tenía. Dios no lo condenó por expresar su deseo m nos condena a nosotros por pensar y expresar nuestros deseos. Pero lo que sí espera de nosotros es exhibir la misma actitud de Pablo cuando su pedido fue denegado. No tan sólo acepto con gracia, sino se gloriaba en la decisión (2 Cor. 12:7 10).

Mientras yo aconsejaba a Doris y Ramón, Regué a conocer a Carol. Ella lloraba mientras hablábamos de sus problemas matrimoniales. Su esposo nunca había prosperado económicamente. Sin embargo, a pesar de los consejos contrarios de otros, estaba a punto de invertir varios miles de dólares en un negocio arriesgado. Carol creía que el plan era una locura completa y destinado a fracasar. Temerosa por lo que pudiera pasar a ella y sus tres hijas, dijo con lágrimas, "No puedo creer que tu quieres que me cruce los brazos mientras que Roberto destruye mi familia".

Yo tenía un nudo en la garganta. Entiendo lo que enseñan las Escrituras. Pero ¿cómo podría yo decirle tal cosa a una mujer tan perpleja? ¿Qué tal si estuviera buscando bienestar público de aquí a unos meses o pasando hambre? Calladamente pedía sabiduría a Dios. Con un respiro profundo, buscamos más escrituras acerca de Sara. Vimos que Dios la cuidaba aún cuando las decisiones de Abraham no eran las mejores (Gen. 12:17; 20:3). Siempre la protegía.

"¿Así que, tu me quieres decir que tengo que aguantarle esto y no apelarle? Animada por las palabras que leímos, le dije " ¡Sí! Recuerde, el Señor cuidó a Sara en cada instante, aún físicamente, porqué ella obedecía a El en cumplir su papel de esposa. Estoy convencida que El va a cuidar de Tí y de los tuyos de la misma manera. Tu eres su hija". Mirándome con los ojos llenos de dudas, tranquilamente dijo "Voy a tratar". Oramos.

En una conversación más tarde aquella noche, Carol habló a Roberto de sus dudas acerca de sus planes de negocios. Entonces le dijo, "Pero estoy contigo en esto. Estoy contigo hasta el final porque te amo y porque quiero ser la clase de esposa que tu necesitas". Más tarde Roberto le contó a otro que cuando Carol le dijo aquello, que sus rodillas perdieron fuerza y por poco se cae. Agarró a Carol y la apretó duro.

Y sintió amor por ella como nunca antes. En lugar de hostilidad y rebelión que, pensaba ver en ella, encontró un espíritu dulce de sumisión una sumisión inteligente, deliberada e inspirada.

¿Reina Cristo de verdad en cada área de tu vida? Es fácil sentir su presencia cuando alabamos a Dios con cánticos o en el fervor de una oración, especialmente cuando la oración se contesta como nosotros queremos. En ocasiones como estas estamos de acuerdo con Efesios 5:17 20 que nos exhorta a no ser insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor y de ser llenos del Espíritu y de dar siempre gracias por todo a Dios.

Doris, al contrario, no cedió. Ramón no la dejó sino que siguió fiel a ella, pero no puede sino pensar en cuántas bendiciones y gozos Doris perdió por insistir en su propia voluntad. Ni Roberto ni Carol fueron a la quiebra. Lo último que oí era que iban bien y su matrimonio prosperaba. Las cosas salieron bien para ambos matrimonios, pero recordemos que la sumisión a nuestros mandos es parte del plan de Dios. Y la manera de Dios funciona mejor.

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