Lección 7
DON DE SABIDURIA
Respecto a los dones espirituales, afirmamos que el Espíritu Santo los empleó para llevar a cabo sus trabajos en la tierra. Los deberes del Espíritu eran ... (1) guiar a toda la verdad, (2) confirmar la divinidad de la verdad, y (3) organizar la iglesia para toda buena obra. Los dones sobrenaturales que usó el Espíritu se pueden dividir en tres categorías que corresponden a los tres trabajos principales del Espíritu. Clasificando los dones según el propósito de cada uno simplifica la presentación del tema y a la vez nos ayuda a comprender con facilidad cómo y por qué el Espíritu los usó.
En la 1 Corintios 12:7-10 Pablo da una lista de nueve dones: (1) palabra de sabiduría, (2) palabra de ciencia. (3) fe, (4) sanidades, (5) milagros, (6) profecía, (7) discernimiento de espíritus, (8) lenguas y (9) interpretación de lenguas. En Romanos 12:6-8 se mencionan, además de los de 1 Cor. 12, el don de servir, el de enseñar, el de repartir, el de presidir, y el de hacer misericordia. Todos estos dones divinos fueron usados directa o indirectamente por el Espíritu Santo para hacer su trabajo primordial de revelar toda la verdad.
La primera categoría consta de los que hicieron posible la comunicación de la voluntad de Dios a los hombres. Son la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, profecía, lenguas e interpretación de lenguas y el don de enseñar.
En la segunda categoría se encuentran los dones por medio de los cuales fue confirmada la divinidad del evangelio, o sea, el origen divino de la verdad revelada. Los que en esta categoría caen son fe, sanidades y milagros.
Para organizar la iglesia, el Espíritu Santo repartió varios dones uno de los cuales era el de discernir los espíritus. Este se menciona en 1 Cor. 12:10. Otro de esta categoría tiene que ver con la formación del gobierno de las congregaciones locales - el de administrar o presidir. Otro, el de enseñar, tiene que ver con la obra de edificar a los miembros. Otros fueron dados para ayudar a la iglesia joven hacer sus obras benévolas que son el de servir, el de repartir y el de hacer misericordia.
En la 1 Cor. 12 y Rom. 12, tenemos un total de 14 dones sobrenaturales. Al examinarlos bien vemos que tienen que ver con todo aspecto de la organización y el trabajo de la iglesia. El Espíritu Santo no paso por alto ni siquiera un puesto o un trabajo de la iglesia joven que iba desarrollándose bajo la supervisión divina de Cristo. El Espíritu proveyó todo lo que le hacía falta a la iglesia en su estado de infancia. Lo hizo por medio de repartir dones espirituales. La iglesia nació el día de Pentecostés, pero no nació ya crecida. Para crecer necesitaba la leche no adulterada de la palabra de Dios y el se la dio. El Espíritu enserñó la iglesia a caminar y la alimentó para que siguiera creciendo. La instruyó en cómo hacer obras benévolas, en cómo edificarse y en cómo organizarse, poniendo toda cosa en orden. Dándoles dones sobrenaturales, el Espíritu Santo capacitó a los miembros para que cumplieran con sus respectivas responsabilidades. El los dio todo. Hizo su trabajo a perfección. La tarea que tenemos por delante ahora es estudiar cada uno de los dones.
A. "PALABRA DE SABIDURIA» Algunos hermanos recibieron este don de poder hablar palabras de sabiduría. No estamos seguros pero es posible que el Espíritu mismo tuviese un propósito especial cuando empezó la lista de los dones con este de la palabra de sabiduría. Pero una cosa sabemos bien y es que la sabiduría es muy importante para la vida cristiana y para el trabajo de la iglesia. ¿Qué es sabiduría? No es ciencia, o sea, conocimiento, sino la capacidad para juzgar bien, para hacer buenas decisiones. Sí somos sabios sabremos distinguir entre lo malo y lo bueno. Podremos dirigir la obra del Señor sin cometer graves errores.
La palabra de sabiduría fue dada indudablemente a los que fueron encargados de gobernar las congregaciones primitivas. Los que tenían que ver con el liderato de las iglesias jovenes tendrían que planear bien la obra, enfrentar y vencer la mucha oposición producida por la predicación de un nuevo mensaje que chocaba tanto con el judaísmo como con el paganismo. Tendrían que aconsejar a los nuevos miembros, edificarlos, cuidarlos y gobernarlos. Tendrían que resolver problemas dentro de la iglesia. Sin tener el Nuevo Testamento escrito para guiarlos, ¿cómo cumplirían con una responsabilidad tan grande? La contestación es que el Espíritu Santo los capacitó para la obra dándolos la "palabra de sabiduría." Los líderes, al recibir este don sobrenatural, sobresalieron en su capacidad para dirigir, juzgar, resolver problemas, edificar, etc.,
Antes de seguir con el estudio de los diferentes dones, notemos que el liderato de las congregaciones primitivas fue constituido por Dios mismo. Leamos 1 Corintios 12:28 "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente, apóstoles, luego profetas, luego los que hacen milagros, ... etc." En Efesios 4: 7-11 dice, hablando del trabajo de Cristo, que El dio dones a los hombres y que "El mismo constituyo a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros». Hechos 20:28 dice que el Espíritu Santo había puesto algunos por obispos en la iglesia de Efeso. El literato de la iglesia primitiva constaba de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, diáconos, y maestros, todos nombrados por Dios, Cristo o el Espíritu Santo. Pero los que ocupaban tales puestos no tenían, como nosotros sí tenemos, el Nuevo Testamento escrito para consultar y estudiar. Además, es preciso notar que casi todos eran neófitos, o sea, principiantes en la iglesia. ¿Cómo enseñarían, gobernarían, protegerían y apacentarían la grey? Los hermanos que fueron constituidos ancianos de la iglesia en Antioquía de Pisidia (Hechos 14:23) tenían menos de seis meses en la iglesia y habían oído muy pocos mensajes. ¿Cómo podrían ser ancianos u obispos? Pues, Cristo los capacito para la obra y los ayudó tener las calificaciones necesarias dándoles dones sobrenaturales inclusive el de la palabra de sabiduría. Asimismo los profetas, maestros, etc. fueron puestos en la iglesia por Dios. Sin los dones que Dios les dio no hubieran, podido hacer nada. Pero teniendo dones espirituales, podrían enseñar, profetizar, evangelizar, etc.
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