Lección 18

OTROS DONES

Hemos notado una reacción extraña de muchos que dicen creer con toda su alma en el Espíritu Santo, pero no quieren reexaminar sus convicciones. Sólo saben gritar "¡Blasfemia!" si otra persona sugiere que posiblemente algunas de sus doctrinas consideradas como verdaderas hoy día no concuerden con las Escrituras. Reexaminar las doctrinas y prácticas que se atribuyen a revelaciones y obras del Espíritu Santo es precisamente lo que hay que hacer hoy día. Es imprescindible que volvamos a estudiar de nuevo todo lo relacionado con este tema. No tengas temor de hacerlo con honestidad e imparcialidad. De veras, nos conviene hacerlo. Mejor es tener la verdad, aunque nos cueste mucho conseguirla que vivir la mentira y el engaño.

Nos resta hablar sobre dos o tres dones que hasta ahora no hemos discutido. Luego, nos tocará escudriñar los textos que exponen la doctrina referente a la duración de los dones.

En la lista de dones encontrada en 1 Cor. 12:8-10 es mencionado el don de "hacer milagros." Este no tiene que ver con el de sanar, sino que son dos dones distintos. El don de "hacer milagros," tal como el de sanar, cae en la categoría de dones cuyo propósito era la confirmación de la divinidad del evangelio. No servía para revelar la verdad, ni para organizar la iglesia, sino para convencer a los incrédulos de que el Dios Todopoderoso de los cielos es el Autor y Dador del Nuevo Testamento.

Hay evidencias definitivas probando que el don de hacer milagros se usaba en la iglesia primitiva. En aquellos tiempos el don se usaba a veces para castigar a los que impedían el trabajo de la iglesia. Considere, por ejemplo, lo que aconteció en el caso de Ananías y Safira. Esa pareja se acordó en mentir el Espíritu Santo. La consecuencia trágica de su pecado era que cayeron muertos por el Espíritu Santo (Hechos 5:1-11).

En Pafos de Chipre un tal Elimas o Barjesús se puso en contra de Pablo y Bernabé. Fue reprendido y castigado mediante un milagro. Dice Hechos 13:11, hablando Pablo a Elimas, el mago, "Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra tí, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas." Preguntamos por qué los enemigos de Dios no se castigan mediante milagros hoy día. ¿Por qué se habla tanto de sanar, de hablar lenguas, etc, pero no se menciona los milagros de castigar a los espiritistas, falsos profetas, etc. que se levantan en contra de la iglesia?

Otro milagro fue el de resucitar de entre los muertos al joven llamado Eutico, el que cayó de la ventana del lugar de reunión en Troas (Hechos 20:7-12). Todavía otro milagro aconteció cuando la víbora se le prendió a Pablo en la mano, sin hacerle ningún daño (Hechos 28:1-10).

Los textos de 1 Cor. 12:9 y 13:2 mencionan el don de fe. En 13:2, Pablo dice, "Sí tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes ..." Es evidente que se trata de una fe sobrenatural, de una medida de fe dada directamente por Dios. Esta no es la fe que venía por el oír sino la que fue dada directamente por Dios a algunos hermanos de la iglesia primitiva. ¿Cuál fue el propósito de este don de fe sobrenatural? Sin duda, para fortalecer y ayudar a la iglesia joven del primer siglo. Esa iglesia, recién establecida, nueva en el mundo, separada del mundo, recibió la encomienda de llevar un mensaje duro, chocante y revolucionario a un mundo lleno de las huestes de Satanás. ¿Tendría la iglesia valor suficiente para hacerlo? Para que lo tuviera el Señor dio a algunos miembros una medida sobrenatural de fe. Los que recibieron este don no serían cobardes. En cuanto a la evangelización del mundo no serían negativos. Al contrario, dirían que si, que la iglesia puede alcanzar a los paganos de toda nación. Con una fe inconquistable saldrían para predicar a los paganos. Los demás miembros, viendo su ejemplo, cobrarían valor y también saldrían a la batalla.

1 Cor. 12:28 se refiere a los que ayudan y la implicación clara es que lo hicieron por medio de dones sobrenaturales. En Rom. 12:6-8, que también da una lista de dones, se menciona el don de servicio, de repartir y de hacer misericordia. De estos textos, se desprende que el Espíritu Santo dio a algunos miembros dones que les capacitaría para llevar a cabo con orden y sabiduría la obra benévola de la joven iglesia. Hechos 6 relata que siete hermanos de la iglesia en Jerusalén fueron nombrados para encargarse de la distribución diaria a las viudas y a otros que padecían. Estos siete tenían que estar llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. Aunque en este texto de la Biblia no dice que los recibieron un don sobrenatural para hacer su trabajo, pero sin embargo, no cabe duda de que algunos hermanos de las iglesias primitivas recibieron dones mediante los cuales fueron capacitados para desempeñar el papel de diáconos en la iglesia. Es probable que, de la misma manera, algunas hermanas llegaron a ser diaconisas. Si los que fueron nombrados obispos necesitaban dones para poder cumplir con sus deberes, no sería extraño que los que fueron escogidos para servir como diáconos y diaconisas necesitarían dones también. Ninguno de los dos grupos tenía la Biblia escrita. Por lo tanto, necesitaban ayuda sobrenatural que les haría posible el hacer su trabajo. Así es que el Espíritu Santo dio dones para organizar y capacitar a la joven iglesia en su obras caritativas.

Rom. 12:8 se refiere a los que presidían e implica que lo hicieron por medio de un don sobrenatural. 1 Cor. 12:28 se refiere al mismo grupo al hablar de "los que administran." Estos que presidían y administraban eran, sin duda, los ancianos u obispos que gobernaban en cada congregación (Hechos 14:28; 20:28, etc.). Los que ocupaban este puesto en la iglesia tenían que cumplir con las calificaciones que se encuentran en 1 Tim, 3:1-7 y Tito 1:5-10. Uno de dichos deberes era enseñar (1 Tim.. 3:2). Tenían que "apacentar la iglesia," y mirar por ella (Hechos 20:28). Tenían que protegerla de falsos maestros (Tito 1:5-11). Tenían que dirigirla en sus cultos y supervisar sus obras. Pero no tenían el Nuevo Testamento escrito. Entonces, ¿cómo podían cumplir responsabilidades de tamaña importancia? De una sola manera: mediante los dones sobrenaturales.

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