HOMOSEXUALISMO

por Elmer N. Dunlap Rouse

La sociedad actual está muy perturbada por el caso de los homosexuales y lesbianas. Este grupo de personas reclaman ser tratados igual al resto de la sociedad. Dios habló sobre este tema al principio e instituyó la ayuda idónea para el hombre, la cual es la mujer. Génesis 1:26-27 dice: "Entonces dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda a tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó".

Observa que en el principio Dios creó un hombre y una mujer para ayuda mutua. No los creó del mismo sexo. Pero el hombre y la mujer, inconformes con la voluntad de Dios, buscaron aquello que Dios les prohibió, creyendo mejor al diablo que a Dios, codiciando supuesta sabiduría, dejándose llevar por el ojo y queriendo ser como Dios. Librándose de la ordenanza de Dios encontraron la muerte (Gén. 3).

Es un pecado buscar soluciones falsas. "Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío" (Rom. 1:26-27). La Biblia lo llama vergonzoso y un engaño. En 1 Corintios 6:9 dice que los afeminados no heredarán el reino de Dios. Así la Biblia condena este tipo de conducta; pues es conducta y no enfermedad. Es muy importante comprender que el hombre fue hecho por Dios para encontrar la felicidad sexual con una sola mujer y con nadie más. Cuidarla a ella y a sus hijos es su responsabilidad ante Dios.

No debemos pecar contra nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19). El enemigo pone delante de nosotros muchas tentaciones para engañarnos con su sutileza, y hacernos caer más y más día a día. No podemos pensar "Todo me es lícito" porque no todo conviene (1 Cor. 6:12). No podemos dejarnos dominar por el vicio del homosexualismo; porque es un vicio igual a las drogas y el alcohol. Uno puede arrepentirse y recibir una nueva vida como está escrito en 1 Cor. 5:7-8 para llegar a ser cartas abiertas como los demás cristianos. Necesitamos de Cristo quién murió para redimirnos del pecado. Cristo pagó por todo pecado. Pagó el precio también por los homosexuales (1 Cor. 6:20).

Seguir con el homosexualismo sólo conduce a la muerte eterna que es estar separado de Dios para siempre. La Biblia presenta esta vida corta como flor de la yerba y neblina (1 Ped. 1:24-25). Los deseos carnales pelean contra nuestro espíritu y nos incapacita para compartir con Dios, tanto en esta vida como en la venidera (1 Ped. 1:24-25). Recordemos aquello que escribió el apóstol Juan: "Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:17). Dios destruyó a Sodoma y Gomora para darnos ejemplo de lo que le espera a aquellos que viven impiamente (2 Ped. 2:6; Judas 1:7). Les dejamos con este pensamiento: "Dios nunca alardea de ser Dios; le basta con serlo; Y el hombre debe de contentarse con ser hombre y no competir con Dios".

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