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El Rol de la Mujer en la Asamblea de la Iglesia

Por Nancy Ferguson

 

Muchos han expresado interés en la obra de la mujer en la iglesia. Algunos piensan que la mujer debe someterse al control de los hombres, tanto en el mundo de los negocios como en las situaciones sociales. Otros piensan que no debe haber ninguna diferencia entre el rol del hombre y la mujer y que ambos tienen el derecho de hacer cualquier cosa en cualquier momento y en cualquier lugar. La mayoría de las personas se ubican entre estos dos extremos.

Nuestro propósito será examinar lo que dice la Biblia acerca de la participación de la mujer en la asamblea de la iglesia. Hay muchas preguntas sin contestación que caen fuera del alcance del presente estudio. Sin embargo, si entendemos las enseñanza bíblica concerniente a la mujer en la asamblea, nos va a ayudar nuestro entendimiento de la mujer en otras áreas.

Nos molesta la naturaleza superficial de algunos argumentos que emplean para apoyar el liderato de la mujer en la asamblea de la iglesia. De igual manera, nos preocupa algunos argumentos que usan para suprimir a la mujer. Hay muchas cosas que la mujer puede hacer para el Señor, pero hay límites.

Dicen que la mujer está capacitada para ocupar una posición de liderato en la asamblea y que se le debe abrir paso. Sin embargo, la pregunta no es si la mujer tiene la habilidad, tanto física como mental y emocional para desempeñar la función, sino si Dios lo aprueba. No todos los dones eran para desempeñar en la asamblea (1 Corintios 14:18-19, 26-33).

Argumentan que esto se ha hecho en el pasado con éxito, hasta en nuestro Movimiento de Restauración. Sin embargo, el hecho de que algo así ha sucedido no lo justifica. Hasta el pecado más vil no parece tan vil cuando se ha repetido tantas veces hasta que nos hemos acostumbrado a que sea así. Una consciencia limpia no necesariamente significa que sea una guía correcta.

A menudo se interpretan los versículos que tratan del silencio de la mujer como sólo una expresión de la cultura de aquél entonces, pero de ninguna obligación hoy. Por el otro lado, los costumbres de hoy también tienen que pasar bajo la lupa de las Escrituras para ver si son compatibles. No es correcto descartar una práctica del tiempo de la Biblia porque era sólo una costumbre de aquel entonces para luego aceptar sin estudio cualquier cosa aceptable a nuestra sociedad moderna. Los factores culturales de nuestro día no pueden convertirse en la norma para nuestra práctica religiosa. Dios es el mismo, ayer, hoy y por los siglos y no debemos desviar Su voluntad por consideraciones culturales del momento.

Algunos dicen, "Es buena idea usar la mujer en posiciones de liderato en la asamblea". Preguntamos si esta idea es solamente buena al parecer de la gente, o si Dios cree que la idea es buena. Nosotros siempre podemos justificar lo que queremos hacer, pero esto no significa que sea correcto. El rey Saúl se equivocó en 1 Samuel 15 cuando dijo a Samuel, "Antes bien he obedecido la voz de Jehová" (versículo 20). En vez de destruir todo como fue mandado, dejó con vida lo mejor para sacrificarlo al Señor. Esto no fue lo que quiso Dios, sino que le obedeciera precisamente, no importó que Saúl pensara que era una buena idea. "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios" (versículo 22). La intención de ayudar a Dios no justifica el desvío de su voluntad y prácticas no autorizadas.

El criterio de lo que hacemos en la asamblea de la iglesia no depende de lo que nos edifique o nos guste, sino de lo que Dios quiere.

Gálatas 3:28 nos dice, "Ya no hay … varón ni mujer" en Cristo. Citan este texto para mostrar que la mujer puede hacer cualquier cosa que hace el hombre. Sin embargo, no se puede aislar este pasaje ni sacarlo de su contexto. El contexto trata del bautismo e incorporarse en el Cuerpo de Cristo. La nacionalidad, la condición social y el sexo todavía existen al igual que las características y responsabilidades que conllevan. No es que estas cosas quedan eliminadas, sino que Dios no las toma en cuenta cuando recibe a una persona en unión a Cristo. La mujer recibe la salvación tan plenamente como el hombre. La mujer se reviste de Cristo por medio del bautismo y se convierta tanto en santa como también en sacerdote, al igual que el hombre. Pero ser sacerdote y predicar en la asamblea no son términos sinónimos. Como sacerdote en el nuevo pacto, ella ofrece sacrificios espirituales y tiene acceso directo a Dios sin tener que recurrir a otra persona como mediadora.

En ninguna parte de la Biblia dice que la mujer es inferior al hombre o menos capacitada. Ningún texto en la Biblia excusa a la mujer de obedecer los mandamientos de Dios. La mujer tiene la responsabilidad de estudiar la Biblia y obedecer a Dios al igual que el hombre. No pueden esconderse detrás de su marido ni detrás de otra persona. Tampoco puede ser espiritual por la espiritualidad de otro. Sin embargo, entre varón y hembra hay diferencias establecidas por Dios y un área especial para desenvolverse. Que Dios puso al hombre como cabeza de la familia no significa que la mujer sea inferior. Someterse no tiene nada que ver con la calidad de la persona sino con el orden de Dios en el mundo. La obra de la mujer en el mundo es única y el hombre no puede hacer lo que ella hace. De la misma manera, Dios dio al hombre cosas que hacer que en ciertas circunstancias a la mujer no se le permite hacer.

La mayoría de los mandamientos en la Biblia fueron dados para los cristianos. Por ejemplo, 1 Pedro 1:15, "sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir"; Filipenses 4:4, "Regocijaos en el Señor siempre … sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.". Cuando Romanos 12:1 dice "hermanos", incluye a las "hermanas", Dice, "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional".

Al mismo tiempo, algunos mandamientos especifican a hombres y algunos especifican a mujeres. Un ejemplo obvio es Efesios 5:22 y 25, "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos", "Maridos, amad a vuestras mujeres". Pablo dio a Timoteo unos mandamientos específicos para enseñar a los ancianos, las ancianas, las mujeres más jóvenes y a los jóvenes (Tito 2:1-8). Algunos mandamientos se dirigen solamente a los hombres como vamos a notar más adelante.

La mayoría de los mandamientos dirigidos a la mujer tratan de la modestia en su vestir, su función de esposa, el cuido de su hogar, de ser madre y de las buenas obras (I Timoteo 2:915; 5:914; Tito 2:3 5; 1 Pedro 3:16). Cuando nos fijamos en los deberes de la mujer, nos damos cuenta que son mandamientos importantes, toman tiempo y algunos no los puede realizar los hombres.

A veces la mujer se siente descartada de una participación activa en la iglesia y a veces el hombre entiende por algunos textos de la Escritura que pueden reclamar para sí mismos una autoridad absoluta. En realidad, la única restricción explícita para la actividad de la mujer en la iglesia trata del contexto de la asamblea de la iglesia y esta es el tema del presente estudio. Los requisitos para ser obispo en 1 Timoteo 3 y Tito 1 excluyen a las mujeres de ocupar este puesto. Sin embargo, encontramos a mujeres muy activas en la función de servir y enseñar en la iglesia. Sabemos que Priscila enseñó a Apolos (Hechos 18:26), Febe era diaconisa de la iglesia en Cencrea (Romanos 16:1), que una mujer trabajó al lado de Pablo (Filipenses 4:3) y las hijas de Felipe profetizaban (Hechos 21:9). Podemos extender esta lista. Puede que la iglesia haya fracasado en utilizar el poder de la mujer y en reconocer su obra. Nuestro compromiso es someternos a las Escrituras, animando a los hombres que no practiquen la supresión no autorizada de la mujer y que no apoyen a aquellas mujeres que desean ser dominantes.

Los dos textos más enérgicos que limitan la actividad de la mujer son 1 Corintios 14 y 1 Timoteo 2 y ambos tratan de la reunión de la iglesia en la asamblea de todos los hermanos.

 

"En Ekklesia"

Para el presente estudio, es importante examinar la frase "en ekklesia". Esta expresión griega significa en iglesia o en asamblea y se refiere a "cuando la iglesia se reúne como iglesia". Toda la iglesia puede participar de una misma actividad sin que se trate de la asamblea y eso no es lo que significa la palabra "iglesia". Para ilustrar, Hechos 5:11 dice, "Y vino gran temor sobre toda la iglesia" y ese temor no se limitaba a los hermanos cuando estaban reunidos. Pero en Hechos 11:26 leemos, "Y se congregaron allí todo un año con la iglesia". Allí aparece en griego, "en ekklesia" y significa que éstos se reunían con la iglesia. Para seguir ilustrando este punto, "en ekklesia" aparece en Hechos 19:32 para referir a una asamblea secular donde ocurrió un motín. Sin embargo, el versículo 39 menciona otra reunión especial, "Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea (en ekklesia) se puede decidir".

Un ejemplo obvio del significado de "en asamblea" es 1 Corintios 11:18, "Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia". Otros ejemplos son Colosenses 4:16, "Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia (en ekklesia) de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros" y Hebreos 2:12, "Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré" (en meso ekkIesias).

Los siguientes versículos usan en ekklesia: Hechos 7:38; 11:26; 19:39; 1 Corintios 4:17; 6:4: 7:17; 11:18; 12:28; 14:19, 28,34,35; 11 Corintios 8:1; Efesios 3:21; Colosenses 4:16; 11 Tesalonicenses 1:4; Hebreos 2:12. Los siguientes versículos no usan esta frase griega pero la comparación puede ayudar en comprender el concepto: Hechos 13:1; 14:27; 19:32; 1 Corintios 1:4, 5,12; Colosenses 1:18, 24.

Por lo tanto, hay un tiempo cuando la iglesia se reúne como iglesia. Cuando esto sucede, este momento especial tiene que cumplir con la voluntad de Dios. En esta asamblea (en ekklesia) según 1 Corintios 15:33-35 y en todo lugar (en panti topo) de 1 Timoteo 2:12-18, cuando la iglesia se reúne como iglesia, la mujer guarda silencio. Como cristianos, siempre estamos en la presencia de Dios y debemos seguir su voluntad, pero cuando nos reunimos como iglesia, nos acercamos a Dios en una manera especial. Cuando nos acercamos a cualquier rey, hay que hacerlo de acuerdo con sus exigencias, no las nuestras. Así que cuando la iglesia se reúne como iglesia, tenemos que cuidarnos de seguir su voluntad, y nuestras preferencias personales no tienen importancia.

Según 1 Corintios 11:17 en adelante, hay una asamblea para tomar la cena del Señor. Puede que la asamblea tenga otros propósitos.

El contexto de 1 Corintios 14 trata de la asamblea, como podemos ver en los siguientes versículos: "Pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida" (19); "Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar" (23); "Cuando os reunís… " (26) y otros. En este contexto de la iglesia en asamblea encontramos las restricciones de los versículos 24 en adelante:

Vuestras mujeres callen en las congregaciones (en tais ekklesias, en las asambleas); porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación (en ekklesia).

La naturaleza del hablar (laleo) y del callarse (sigao) es evidente por su uso en los versículos anteriores (27-30) donde se refiere al hablar y callar de los que hablan en lenguas y profetizan. El lenguaje allí se trata de dirigir la palabra en dar un mensaje de la palabra de Dios a una asamblea (profetizar o predicar) o de dirigirse a Dios en oración (hablar en lenguas (vea versículos 2 y 14), y el silencio es lo contrario del hablar mencionado.

Por combinar los términos de hombre (esposo) y mujer (esposa), algunos intérpretes quieren limitar la palabra mujer (gunaikes) sólo para "esposas", pero sería una cosa nunca antes hecho ni visto que una mujer solitaria tuviera más privilegios que una mujer casada. A menudo cuando citan los versículos 34 y 35, la discusión se desvía a la cuestión de que si la mujer no tiene esposo, entonces esto no le aplica y no es verdad. Sin embargo, Pablo habla de una situación abarcadora y general. No es cuestión de si la mujer tiene marido, sino de que ella tiene que estar sujeta.

Esta restricción no era sólo para Corinto y no depende de alguna circunstancia especial allí. Al mismo tiempo, alguna circunstancia en Corinto hizo necesario estas instrucciones, así como el problema de hablar en lenguas motivaba el contexto principal del capítulo. Esta restricción para la mujer en la asamblea era una limitación "en todas las iglesias de los santos" (versículo 33; vea también 11:16 "ni las iglesias de Dios").

Es posible que alguien no lo quiere reconocer, pero es obvio que 1 Timoteo 2 trata del contexto de una asamblea. Definitivamente hay indicadores en las instrucciones que establecen éste como el ambiente. Hay dos que merecen nuestra atención. Levantar manos santas (1 Timoteo 2:8) era la postura normal para la oración pública en la sinagoga y la iglesia primitiva. Además, la palabra griega topos "lugar", entre su muchos sentidos, tenía un uso técnico entre los judíos para el templo o sinagoga y los cristianos continuaron usando esta expresión para los lugares de reunión de la iglesia (vea Everett Ferguson, "Topos en 1 Timoteo 2:8, Restoration Quarterly 33 [1991] pág. 65-73). Según este uso, 1 Timoteo 2:8, "en todo lugar" (en panti topo), se refiere a todo lugar donde la iglesia se reúne y corresponde a "en todas las iglesias (asambleas) de los santos" en 1 Corintios 14:33). Los hombres son las personas que oran en esas reuniones. En tales momentos, no es permitido que la mujer enseñe. La prohibición de enseñar (1 Timoteo 2:12) no es absoluta para toda situación. En otras partes de las Epístolas Pastorales se les manda a las ancianas "que enseñen a las mujeres jóvenes" (Tido 2:3-4). La regla que opera en 1 Timoteo 2 es que la mujer no puede ejercer autoridad en la asamblea. La enseñanza de la mujer en la reunión pública de la iglesia violaría el principio de la sumisión (1 Timoteo 2:11). Sin embargo, si la membresía de una iglesia en particular consta enteramente de mujeres, entonces su hablar no violaría el principio.

 

Antropos y Aner

Necesitamos observar la diferencia entre estas dos palabras griegas para hombre: antropos (género humano) y aner (varón). Aunque esta diferencia no es absoluta, es significante. Un ejemplo se encuentra en 1 Corintios 11. Al discutir la Cena del Señor en el versículos 28, Pablo dice, "Por tanto, pruébese cada uno (antropos) a sí mismo". Todo cristiano, tanto hombres como mujeres, debe examinarse. Sin embargo, en los versículos 3-16, para hacer diferencia entre varón y hembra, se emplea exclusivamente la palabra aner.

La diferencia es notable en 1 Timoteo 2. En los versículos 1-7, la palabra "hombres" es la traducción de antropos en griego porque se refiere a toda la humanidad en general. El versículo 4 dice que Dios "quiere que todos los hombres (antropos) sean salvos". El versículo 5 nuevamente usa antropos para decir que hay "un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre". Pero en el versículo 8, donde la frase "en panti topo indica la iglesia reunida, la palabra para hombres es aner, indicando el rol de los varones en la asamblea de la iglesia. Los versículos 9-12 hablan del rol de la mujer en la asamblea. Le toca a los varones dirigir la oración en la misma asamblea donde la mujer aprende en silencio, con toda sujeción.

El presente estudio trata de lo que dice la Biblia de la participación de la mujer en la asamblea de la iglesia cuando los miembros de la iglesia se reúnen como iglesia. Hay otros momentos cuando los cristianos se reúnen en el mismo lugar y a una hora acostumbrada pero no es la asamblea de la iglesia. Pueden ser actividades de la iglesia o patrocinadas por la iglesia, pero no son las asambleas de la iglesia. Es posible que en estos momentos discuten asuntos espirituales, oran y no prohíben que las mujeres participen en la discusión. Estas actividades relacionadas con la iglesia están fuera de la asamblea de la iglesia donde las mujeres pueden funcionar como líderes.

 

Las Funciones y Responsabilidades

Puede que no entendamos por qué Dios ha dado cierta autoridad y responsabilidad a los hombres y no a las mujeres. También las mujeres han sido apartadas y consagradas para servicio a Cristo. El término santos incluye también a las mujeres. Entonces, ¿por qué no pueden hacer todo lo que hacen los hombres? ¿Por qué ejercen los hombres autoridad sobre ellas?

Dios selecciona a las personas como El quiere y les asigna el rol que El quiere para que le sirvan. Podemos comparar este derecho de Dios con lo que sucedió en Números 16. Coré y sus seguidores retaron la autoridad de Moisés y de Aarón. Dijeron, "¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? (versículo 3).

Moisés contestó, "¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles, y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio? Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?" (versículos 9-11).

Coré y sus seguidores fueron apartados para funcionar en el servicio del tabernáculo, pero no podían servir en un área reservada para otro, y eso era lo que ellos demandaban. Fallaron por no entender que no fue Moisés quien les había impuesto las restricciones, sino Dios. Ellos no se rebelaron contra Moisés, sino contra Dios y su diseño.

¿Por qué Dios limita la participación de la mujer en la asamblea? Podemos observar algunas indicaciones en los pasajes ya citados. Como la asamblea simboliza la iglesia como el pueblo de Dios, el orden señalado por Dios debe estar presente. Pablo ofrece varias razones en sus enseñanzas de las relaciones entre varones y hembras. Observamos el orden divino de liderato (cabeza en 1 Corintios 11:3-10); la relación entre Cristo y la iglesia (Efesios 5:25-33) y la introducción del pecado en el mundo (1 Timoteo 3:15). Pablo presenta la iglesia como la familia o casa de Dios (1 Timoteo 3:15). En la familia, el esposo lleva la responsabilidad de liderato dentro de una relación mutua que data desde los arreglos de Dios en la creación (Efesios 5:21-33). De la misma manera, la familia de la iglesia, donde todos tienen responsabilidades mutuas, el liderato cae sobre el hombre (1 Timoteo 2:4-5). En todo momento, Pablo apela al orden natural que sale de la creación. La mujer recibe una función especial y a menudo es más espiritual que el hombre, pero en los asuntos públicos de la religión, el hombre recibió una función distintiva.

 

La Mujer y la Cultura

A menudo dicen que el silencio de la mujer se debe a la cultura de los tiempos bíblicos. Podemos conectar casi todo lo que hay en la Biblia con la cultura del tiempo cuando esta parte de la Biblia se escribió. Aplicar correctamente la enseñanza de la Biblia requiere que discernamos entre lo qué es meramente cultura y cuáles asuntos culturales obedecen a doctrina. El uso del velo en 1 Corintios 11 depende de consideraciones culturales (versículos 6, 13-15) pero la relación entre el hombre y la mujer, del cual el velo era una expresión cultural, refleja la doctrina de la creación (versículos 3, 7-12). El velo era para la mujer en los tiempos bíblicos una señal de autoridad, pero no existe una señal similar hoy día. La mujer en nuestra cultura no lleva un velo y aunque lo llevara, no se entendería como señal de autoridad. Una señal de autoridad en nuestra sociedad moderna puede ser diferente, y aunque no existe una señal, el principio sigue siendo el mismo. El orden creado no es cuestión de cultura, sino un hecho que necesitamos recordar por medio de la señal de la autoridad de Dios. El silencio de la mujer en la asamblea puede servir como esa señal del orden creado. Más todavía, es una característica de la revelación bíblica que la gente adopte las prácticas que son parte de la conducta divinamente autorizada. El cristiano no puede descartar una enseñanza de las escrituras porque le parece que no tiene base en la cultura de su tiempo. Si las escrituras son inspiradas por Dios, el silencio de la mujer en la asamblea no puede ser descartado sólo como una exigencia de la cultura de aquél entonces … porque Pablo establece su razones con consideraciones doctrinales.

 

El Contexto de 1 Corintios 11

A menudo citan 1 Corintios 11 para indicar que sea correcto para la mujer orar y predicar en la asamblea. Vamos a considerar más de cerca este pasaje en su contexto. En 10:14-22, Pablo compara las fiestas idólatras con la Cena del Señor. En los versículos 27-30, habla de una situación social: comer en casa de un incrédulo. En 10:31-11:1, habla del comportamiento cristiano en todos los aspectos de la vida &endash; según el ejemplo de Cristo. El 11:2 anima a los cristianos de retener las instrucciones que les había dado. Pablo empieza el pasaje de 11:3-16 por señalar el orden divino de Dios, Cristo, el hombre y la mujer; "Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo" (versículo 3). Aunque este pasaje incluye la adoración, no toda adoración u oración o enseñanza sucede en la asamblea de la iglesia - en ekklesia y esta expresión aquí no se menciona. El pasaje no excluye la asamblea pero tampoco se limita a ella. Dondequiera y cualquiera que sea la situación donde ora o profetiza una mujer en público, tiene que recordarse que está "bajo autoridad". Ella debe de conducirse de tal manera que todos reconozcan que está bajo autoridad. Esto no quiere decir que ella sea inferior al hombre como tampoco Cristo sea inferior a Dios. Pero Dios sí tiene un orden de autoridad. Tal vez Pablo hablaba en términos generales en los versículos 3-16, pero en los próximos versículos, se dirige al contexto de la asamblea de la iglesia cuando dice, "Cuando os reunís como iglesia" (versículo 18). Esta es la primera vez que la asamblea se menciona en este pasaje.

 

Señales Insignificantes de Verdades Importantes

Por toda la historia Dios siempre usaba lo que pudiéramos considerar como señales insignificantes para recordarnos verdades importantes. Por ejemplo, cuando los israelitas cruzaron el río Jordán, Dios mandó que recogieran doce piedras secas del fondo del río y que construyeran con ellas un monumento "para que esto sea señal entre vosotros; … y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre" (Josué 4:6-7). Dios prohibió el uso de levadura durante el período de la pascua como una señal a su pueblo. En el resto del año permitíó la levadura, pero en estos momentos especiales, su falta era una señal especial para recordarle algo importante al pueblo de Dios. Su falta era tan obvio que los niños se dieron cuenta. Cuando preguntaron, "¿Qué significa esto?, se les contó los obras poderosas que hizo Dios por los israelitas (Éxodo 12). Dios hasta dejó una señal para recordarse a sí mismo, "Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo… " (Génesis 9:16). Una cosa natural y ordinaria se convirtió en una señal importante.

Dios escogió cosas insignificantes como piedras, levadura y el arco iris para recordarnos verdades significantes. Puede que a nosotros no nos parece importante si la persona que está en el púlpito sea hombre o mujer, pero Dios mandó a la mujer que permaneciera en silencio en la congregación. El lenguaje de Pablo es bastante fuerte en 1 Corintios 14:37: "Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor". Cada vez que un hombre, en vez de una mujer, habla a la asamblea de la iglesia, demuestra el orden divino. Las diferentes funciones asignadas al hombre y a la mujer en la asamblea señalan el orden creado.

Como 1 Corintios 11:3, "Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo", fue escrito para cristianos, estas reglas de autoridad sólo aplican dentro del cuerpo de Cristo, dentro de los parámetros de la iglesia (1 Corintios 5:9-12). No regulan el mundo mayor del negocio o de la sociedad, aunque nosotros, como cristianos, queremos extender nuestra espiritualidad a todo rincón de la vida.

 

Eva

El Antiguo Testamento se escribió para que conociéramos mejor a Dios y comprendiéramos mejor su voluntad. Allí encontramos muchas comparaciones que nos ayudan hoy día. ¿Habrá algo en común entre la mujer que quiere hablar en la asamblea y Eva en el jardín?

Según Génesis, Eva vivía en el hermoso Jardín de Edén, donde se le negaba una sola cosa. Ella podía comer del fruto de cualquiera de los árboles, salvo el que estaba en medio del jardín. Sólo se le prohibió éste a ella.

Aunque no entendamos por qué Dios le impuso esta restricción a la mujer, sí sabemos que la puso. Nos es fácil ver que Eva debió haber obedecido a lo que Dios mandaba.

Desafortunadamente, Eva creyó la mentira que le fue dicha, "No moriréis". Mientras el serpiente le animaba a pensar en aquél árbol en particular, le parecía como el "centro de atención" para su mente mal encaminada. No le importaba que podía comer de cualquier otro árbol en el jardín; ella tenía que comer una fruta en particular, la prohibida.

Eva decidió (animada por uno fuera de la comunión de Dios) que la fruta de aquél árbol era buena, agradable y deseada. Tal vez Adán sólo quería mantener a su esposa contenta y por eso no la refrenó sino que le acompañó en comer del fruto.

 

La Mujer y el Liderato de la Iglesia

Dios ha dado a la mujer el derecho de pleno membresía en la iglesia; ella es santificada por la sangre de Cristo, y le toca obedecer a todos los mandamientos al igual que cualquier otro cristiano. Sin embargo, como en el Jardín de Edén, Dios le ha puesto una restricción en específico. En la asamblea de la iglesia, cuando la iglesia se reúne como iglesia, le toca permanecer en silencio. Toda área de servicio disponible a los hombres está disponible a la mujer, salvo el liderato autoritativo de la iglesia. La mujer no debe hablar autoritativamente en la asamblea (como por predicar, 1 Corintios 14), ni hablar en la asamblea (por dirigir la congregación en orar, 1 Timoteo 2), ni servir como obispa (1 Timoteo 3, Tito 1). Al igual que Eva, para muchos esta función negada se ha vuelto el "centro de atención". Ya no importa cuántas oportunidades para servir a Dios estén disponibles a las mujeres, muchas sólo desean una cosa en particular, la prohibida.

Desafortunadamente, el mundo (los que están fuera de la comunión de Dios) le dicen que es bueno, agradable y deseable que la mujer haga todo lo que hace el hombre. Hasta hermanos cristianos nos dicen que Dios no quiso decir, "callen en las congregaciones". Tal vez estos hombres quieren complacer a las mujeres y por consiguiente, como Adán, permiten que la nueva Eva los dirija.

Aunque hay desacuerdo entre los estudiantes de la Biblia de la interpretación exacta de estos pasajes, existe una declaración definitiva que no podemos ignorar: 1 Corintios 14:37 nos dice que es mandamiento del Señor. Puede que no entendamos por qué Dios puso esta restricción a la mujer, pero la puso. Si tenemos la misma actitud sumisa que tuvo Cristo, "No sea como yo quiero, sino como tú", entonces estaremos dispuestas a obedecer lo que sea que Dios mande, aunque no entendamos perfectamente el por qué, o aunque no estemos completamente de acuerdo que eso sea lo mejor.

La actitud de nuestro corazón es muy importante. Un cristiano no debe promoverse para exigirle algo de Dios. Si nosotras, las mujeres, insistimos en nuestros "derechos" para hacer lo que queramos, perdemos de vista ciertas verdades. Dios mandó que todos los cristianos a someterse, no sólo a El sino también los unos a los otros (Efesios 5:21). Las oraciones de Cristo mismo fueron oídas "a causa de su temor reverente" (Hebreos 5:7). No menos debemos nosotras temer a Dios y seguir su voluntad y autoridad. Si Cristo hubiera insistido en su "derechos" y se hubiera negado a someterse a Dios, no tendríamos ninguna esperanza.

Aunque pudiera ser que la Biblia permita que la mujer hablara en público en lugares fuera de la asamblea, puede que no sea la mejor forma de adelantar la causa de Cristo. Podemos comparar la discusión de Pablo en cuanto a comer la carne sacrificada a los ídolos en 1 Corintios 10 que cause que otro viole su consciencia. Además, puede confundir a aquellos que no conocen la distinción de "como iglesia" y otras reuniones.

Puede que la Biblia permita a la mujer llevar a cabo ciertas actividades en la asamblea, tal vez como repartir el pan y el jugo de la vid a los feligreses en la Cena del Señor por ser un servicio que no ejerce autoridad, pero puede que no sea la mejor forma. Dicha práctica puede destruir la iglesia en vez de edificarla. Hay que hacer todo con una actitud de amor.

Puede que alguien pregunte, "Pero si se le niega a la mujer la función de hablar en la asamblea, ¿entonces qué puede hacer?" La respuesta a este pregunta se encuentra en otra pregunta, "si un hombre no dirige la palabra en la congregación, ¿qué puede hacer para el Señor?" Cuando se contesta la segunda pregunta, la primera también queda contestada. Una mujer tiene que obedecer los mandamientos de Dios así como cualquier hombre y eso incluye la Gran Comisión. Sin embargo, si pensamos que la mejor forma de obedecer este mandamiento es por hablar frente a la asamblea de una congregación, entonces nuestra visión es muy pobre, y no estamos cumpliendo con este mandamiento. La mujer, tanto como el hombre, debe poner más de su parte en llevar el evangelio a otros y conducir los perdidos a Cristo.

Hace falta examinar la doctrina de lo que se puede hacer en la asamblea, pero al mismo tiempo, me parece que estamos viviendo en el tiempo de "cada uno haga lo que quiera". Necesitamos re-examinar las instrucciones de Dios de cómo nos acercarnos a El cuando nos reunimos en ekklesia. Puede que la cuestión del rol de la mujer en la asamblea sea un mal entendido de la doctrina bíblica de la asamblea y una mala interpretación de la obra de la mujer.

 

PREGUNTAS

1. ¿Cuáles son los argumentos que usan para probar que la mujer puede y debe ejercer el liderato en la asamblea pública de la iglesia? ¿Cómo contestaría usted estos argumentos con la Biblia?

2. ¿Cuál es el fundamento que determina lo que se puede hacer en la asamblea de la iglesia?

3. ¿Qué diferencia hay entre la asamblea y las otras funciones de la iglesia? Favor de dar una lista de los momentos cuando los cristianos se reúnen pero no como asamblea. ¿Sería posible que la mujer hablara de asuntos espirituales en dichos momentos?

4. ¿Qué significa "callen" en 1 Corintios 14:34? ¿Incluye el cantar y la lectura de toda la congregación de un versículo?

5. ¿Qué señales hay en 1 Timoteo 2 de que se trata de la asamblea pública de la iglesia?

6. ¿Qué comparación existe entre la rebelión de Coré con sus seguidores en Números 16 y aquellos que dicen que no hay distinción entre el rol del hombre y la mujer en la asamblea?

7. ¿Qué comparación existe entre la historia de Eva en Génesis 3 y el movimiento feminista hoy día?

8. ¿Cuál fue el error del Rey Saúl en 1 Samuel 15?

9. ¿Cuál es el orden creado en cuanto al hombre y su esposa según Génesis 2-3? ¿Cómo es que el Nuevo Testamento usa esta información con respecto a las relaciones entre el hombre y la mujer?

10. Si consideramos al hombre cristiano que no predica ni ora en la asamblea, ¿qué puede este hacer para servir al Señor? Como las Escrituras solamente limitan la actividad de la mujer en la asamblea, ¿qué razón hay para prohibirle dirigir la palabra en otras reuniones que no sean la asamblea?

11. ¿Qué importancia tiene la cultura en cuanto a interpretar las Escrituras?

12. ¿Cuáles mandamientos tratan de la mujer en específico?

13. ¿Cuáles son las actividades religiosas de la mujer en el Nuevo Testamento?