ALGUNOS NO GOZAN LA NAVIDAD

por Elmer N. Dunlap Rouse

No soy fanático de la navidad. Lo fuí una vez cuando era niño porque mis padres me enseñaron a esperar al Sr. Santa Claus que me traía regalos si era que yo me había comportado bien durante el año. En America Latina son los reyes que traen los regalos siempre y cuando haya alimento para los camellos. Todavía Santa Claus me manda regalos, no importa que hayan pasado tantos años. Siempre me manda algo en la época navideña. Siendo un cristiano primitivo, y no encontrando ningún apoyo bíblico para las tradiciones de Santa Claus o aún de los Reyes en mi Biblia, yo ya no practico eso de dar regalos. Yo me quedo con mis chavos aunque tampoco devuelvo los regalos que me llegan.

No estoy de acuerdo que se celebre la navidad en la iglesia, pero de celebrarla en los hogares, cada uno con su consciencia - yo no le tiro ninguna piedra. Hay algo de Dios en regalar a otro y doy gracias a Dios por la costumbre aunque sea pagana que me obligó como niño a sacar de lo mío para buscar algo de regalar para complacer a otro. Le doy las gracias a Dios por quien lo inventó porque me enseñó a no ser tacaño ni egoista, sino a disfrutar la sonrisa de otro al abrir mi regalo.

Ví en un periódico la imagen que debe entristecernos a todos, la de una viejita en un auxilo de ancianos sentada debajo de un teléfono con un arbol de navidad en el fondo. Observa a ésta, que gastó su vida desinteresadamente por su hijos y posiblemente por sus nietos, los cuales viven seguramente muy felices en algún lugar, ajenos al hecho de que ésta les espera tan siquiera una llamada. Invito a todos mis apreciados lectores a compartir cualquier alegría que sientan en la época navideña como en cualquier otra parte del año con estos nobles seres que debieran ser queridos. Pudieran ser reyes disfrazados, cuyos besos y amor valen mucho más que oro, incienso y mirra.