LA ORACION por Rafael Alamo
Sabemos cual es la razón por la cual los cristianos se apartan del camino del Señor. ¿Acaso son los muchos quehaceres, tentaciones o pruebas con las ofensas o enfermedades? Todos estos pueden convertirse en motivos. Pero la razón principal no es ninguna de las anteriores. El hombre se aparta de Dios por falta de oración.
Pablo mandó, "Orad sin cesar" (1 Tes. 5:17). Hagamos una pregunta: ¿Con cuánta regularidad recibimos respuesta de parte de Dios a nuestras oraciones? Muchos cristianos no tienen la menor idea de qué es hablar con Dios sobre una necesidad real. Dios nos invita, "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces" (Jer. 33:3).
Podemos ante esta situación presentar varios ejemplos de hombres y mujeres que menciona la Palabra de Dios que ante las promesas hechas por parte de Dios no desmayaron. Consideremos las vidas de hombres que habla la Biblia tales como Daniel, Ana, Ezequiel, Pablo. Encontramos que sus triunfos consistieron en la dependencia que hicieron de la oración en sus vidas. Nosotros podemos lograr vidas victoriosas en la iglesia hoy día por sacar tiempo cada día para hablar con Dios. Es de vital importancia que lo hagamos si queremos permanecer en este camino que Cristo nos ha puesto en nuestras vidas.
Nadie puede orar en lugar de usted. Podemos leer la Palabra y hasta escuchar a otros orando pero si nosotros no comencemos a orar, nunca podremos comprender la importancia de la oración. Es lo mismo que andar o nadar. Aprendemos al hacerlo nosotros mismos. Hermanos, la tarea de un sastre es coser y la de zapatero hacer zapatos y la tarea de un cristiano cual sea ¿acaso no es la misma que la del sastre o del zapatero? Creo querido hermano que es orar.
Hermanos debemos ver el rostro del Señor antes que el rostro de los hombres. Si tenemos tantas cosas que hacer que no nos sobra tiempo para orar, también tenemos más cosas que las que Dios desea que tengamos. Hagamos tiempo para hablar con Dios cada día. Si Jesús dedicó tiempo para enseñarnos a orar, recibamos ese ejemplo del maestro en nuestras vidas. Recordemos que Cristo nunca estuvo demasiado ocupado para orar. Cuando más aumentaban las preocupaciones, era cuando más oraba.
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?
OTRO HA FALLECIDO