UNA RECONCILIACION

Introducción por Elmer N. Dunlap Rouse

Cosa que nadie esperaba, la iglesia en Puerto Rico superó una división que había ocurrido unos trece años atrás. Todos nosotros estamos muy contentos y les damos a nuestros hermanos de Dorado un fuerte abrazo. Aprecio mucho las palabras de nuestro hermano Herminio Isern quien dijo, "Esto no puede seguir así". Esta unidad obedece al deseo de todos por el amor, el respeto, el pensamiento bondadoso, la confraternidad y la evangelización de Puerto Rico.

Al mismo tiempo, esta reconciliación se debe a la clarificación de ciertas ideas como opiniones en vez de doctrinas. No es fácil interpretar los sucesos novotestamentarios y discernir cuáles reflejan patrones obligatorios y cuáles reflejan sucesos que no conllevan la obligación de imitar. Si obligamos a los hermanos la observancia de sucesos bíblicos que no constituyen patrones, estamos añadiendo a la Biblia y si eliminamos ejemplos aprobados donde se entiende que los primeros cristianos tenían que hacerlo así, estamos quitando de la Biblia. Distinguir entre los dos requiere sabiduría, lógica y una mente espiritual.

Publicamos aquí el texto, palabra por palabra, de los tres discursos principales de la reconciliación: el del Hno. Ramón Vargas Alicea, el del Hno. Dewayne Shappley y el del Hno. Herminio Isern para perseverar para posteridad esta palabras de unidad. No queremos que estas palabras se queden en el aire, ya que los errores del pasado tienden a repetirse a menudo en el futuro por nuevas generaciones de hermanos y nuevos predicadores y así todos, tanto los viejos como los recién llegados podemos meditar en lo sucedido, poner nuestra piedra por la paz y la armonía entre los hermanos. Hay que orar por la unidad que Cristo agonizó en Getsemení y compró con su sangre en su cruz, para que cuando Este venga, nos encuentre trabajando juntos por su evangelio en paz y santidad.

Recibí una carta informando de una reunión celebrada el pasado 3 de mayo de 1994 en el hogar del Hno. Ramón Vargas Alicea con los siguientes hermanos presentes: Herminio Isern, Santos Rivera, José Santos, Dewayne Shappley y Ramón Vargas. La carta fue firmada por los hermanos ya mencionados y expresaba lo siguiente: "Acordamos echar a un lado las diferencias del pasado y respetarnos mutuamente en asuntos de opiniones, sin censurarnos unos a otros y respetando la autonomía congregacional"; "...tomamos el acuerdo de trabajar juntos por el bien y el crecimiento de la obra en Puerto Rico. A todos nos une el deseo genuino de que todo Puerto Rico sea impactado por el evangelio de Jesucristo". Además la carta invitaba a una reunión en Bayamón, la cual se llevó a cabo el domingo, 29 de mayo, 1994 a las 3:00 P.M.

Asistí a la reunión en el local de la iglesia en Bayamón, el cual se llenó de unos 26 líderes de la iglesia en Puerto Rico, más o menos. El Hno. Cristóbal Massa sirvió de celebrante de la reunión, facilitando la participación de todos los que quisieron dirigirse a los allí reunidos. La primera oración fue dirigida por el Hno. Abraham Carrión de la iglesia de Gurabo, invocando la presencia de Dios, para que la reunión redundara en bien para la obra en Puerto Rico y que las palabras vertidas fueran guiadas por Dios.

Las Palabras del Hno. Ramón Vargas

"Hermanos, que la paz y la gracia de Dios sea con nosotros. Es un placer de veras estar con ustedes en esta tarde para un propósito realmente histórico. Es una gran bendición para todos nosotros poder ponernos de acuerdo para juntos evangelizar a Puerto Rico. Es que, hermanos, nos hemos dado cuenta de que Puerto Rico tiene la desgracia de ser en el mundo el país número uno en alcoholismo, en violencia doméstica, en maltrato de niños, en criminalidad y quizás en contaminación. Y en un sinnúmero de cosas en las cuales vemos, como decía el Hno. José Santos, que Puerto Rico se nos cae canto a canto frente a nuestros propios ojos. Hay que estar bien unidos para evangelizar a Puerto Rico. Se nos va a hacer bien difícil y nos va a llegar la hora de la muerte y va a llegar la hora de dar cuentas, individualmente, cada uno en particular, a nuestro Padre Celestial. El Señor Jesús ha de pedirnos cuenta a cada uno de nosotros. Se hace difícil, hermanos, evangelizar un país como éste estando desunidos completamente como islas apartes, cada uno tirando por su lado. De esta manera no podemos evangelizar a Puerto Rico. Cristo nos dijo: 'En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros' (Jn. 13:35). Realmente, hermanos, debemos estar bien unidos por todas las coyunturas, unidos por la palabra. Nosotros nos damos cuenta de esta situación y sabemos que en el pasado hubo entre nosotros diferentes opiniones y que hubo palabras que quizás no se debieron haber dicho, quizás cosas hirientes. Hemos decidido echar a un lado todo esto; echar al olvido todo esto, como decimos, borrón y cuenta nueva, y entonces unirnos, olvidando todo esto como si nunca hubiera existido, y en mi mente ya no existe, lo digo, hermanos, delante de Dios, ya no existe. De manera que podemos, unidos, evangelizar a Puerto Rico como Dios desea de nosotros, como Dios ordena. Porque pienso que si tengo el deseo de evangelizar y la gente oye el evangelio, se arrepienten y se bautizan, y luego se dan cuenta que hay tantas diferencias entre nosotros, que peleamos como perros y gatos, que cada uno coge por su lado y que nos estamos comiendo los unos a los otros, como dice la Palabra de Dios, lo que la gente va a hacer es que se va a ir. Tan pronto se den cuenta, van a abandonar la obra. Entonces para traerlos otra vez, va a ser sumamente difícil. La única manera que podemos evangelizar a Puerto Rico con mucho éxito es que nos amemos los unos a los otros y que estemos perfectamente unidos por la Palabra del Señor. Viendo esta situación, hermanos, el domingo (5/3/94) nos reunimos en mi hogar los hermanos Herminio, Hno. José Santos, Santos Rivera y este servidor y allí estuvimos hablando y dialogando. Hubo una campaña que organizó la iglesia de Vega Alta y predicó el Hno. Rafael Alamó. Allí estuvimos ayudando y trabajando con el Hno. José Santos y esto nos ayudó y nos sirvió de aliento para unirnos un poco más. Luego, el último día de esta campaña, domingo, hubo un almuerzo fraternal y allí pudimos hablar otra vez con el Hno. José Santos con Rafael Alamó y Santos Rivera, y seguimos hablando de la idea de tener una reunión para ver la posibilidad de echar a un lado nuestas diferencias y trabajar juntos. Dialogamos en nuestra casa en una reunión de mucha bendición y Herminio dijo que era necesario que invitaramos al Hno. Shappley a una reunión. Y así lo hicimos. Yo le invité a predicar en Dorado este domingo. Rápido hicimos esta reunión en casa un martes y hablamos, dialogamos y nos comunicamos en el amor de Cristo y nos dimos un abrazo fraternal y nos dimos a la tarea de seguir trabajando juntos y de echar a un lado las diferencias. Allí mismo preparamos el texto de la carta que ustedes recibieron. Yo me imagino que esta carta ha producido gozo y alegría en todos ustedes porque yo creo que la iglesia de Cristo está pasando por un momento histórico. En la fe de hermanos, nosotros acordamos trabajar juntos y respetar nuestras opiniones. Porque cuando se trata de opiniones, vamos a respetarnos. Si unos hermanos creen que debemos reunirnos por la mañana y otros creen que debemos reunirnos por la tarde, pues estas son opiniones donde no hay un mandamiento que diga con exactitud que la iglesia se tiene que reunir por la mañana, por la tarde o por la noche. Se trata de opiniones. Allí debemos respetarnos y llegar a un consenso, unos con otros. Puede ser que haya algún hermano que condene tajantemente ir a la playa. Se trata de opiniones. Puede que para mí no sea condenable ir a una playa. Dios hizo el mar y la tierra y todo lo que hay en ellos y esta playa está hecha para disfrutarla. Lo que pasa es que yo no voy a ir donde hay tanta corrupción y tanta maldad. Pero no podemos poner como una ley que la playa es pecado, o que reunirnos por la noche es pecado o celebrar la cena por la mañana es pecado o sea que tratándose de opiniones, hermanos, no debemos poner las opiniones nuestras como ley para toda la iglesia.

Acordamos, además, respetar la autonomía de cada iglesia. Es bien importante la autonomía de cada iglesia local. Acordamos no censurarnos los unos a los otros. Es que tenemos la tendencia de que si el hermano opina distinto a mí, en seguida comenzamos a censurarlo y hablar mal los unos de los otros, cuando esto no es lo correcto. Para esto es el diálogo y la comunicación. Yo espero, de hoy en adelante, no oír que nadie me está censurando pero yo no voy a censurar a nadie tampoco. Yo voy a seguir esto a pie de la letra. Y en asuntos de doctrina, debemos estudiar con mente abierta. Esto en esencia son las cuatro cosas más importantes que nosotros acordamos. Luego de esta reunión en casa, el Hno. Shappley estuvo en Dorado y pidió perdón a la iglesia por si alguien, por casualidad, estaba ofendido con él. El domingo pasado, el Hno. Herminio y yo estuvimos aquí en Bayamón para pedirle perdón a la iglesia y hoy le pido perdón a cualquiera de ustedes que se haya ofendido conmigo por algo que yo haya dicho o haya escrito o haya hecho; que todo quede borrado, todo quede en olvido y le pido perdón a cada uno de ustedes. Eso no se va a volver a repetir. Yo creo que esto fue producto de nuestra debilidad humana o el celo excesivo por la Palabra de Dios, y yo soy bien celoso de la doctrina. Así que hermanos, Dios les colme de bendiciones y vamos a olvidar el pasado, vamos a darnos un abrazo fraternal y vamos a trabajar juntos para la gloria de Dios y para que todo Puerto Rico sea evangelizado".

Las Palabras del Hno. Dewayne Shappley

"La paz de Dios sea con todos, hermanos. En Hechos 15:36 encontramos unas palabra que quiero compartir con ustedes en esta tarde. Cité este texto el domingo pasado cuando los hermanos Vargas e Isern estaban con nosotros de la iglesia en Bayamón. Con este mismo propósito noble de promover una unidad entre nosotros. El deseo nuestro es tumbar toda barrera, remover todo obstáculo para la unidad y así poder trabajar hombro a hombro todos nosotros en la obra evangelística que tanta falta hace. Ya el Hno. Ramón ha tocado este punto importantísimo para nosotros. Hechos 15:36-41 dice:

"Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias."

Hubo tal desacuerdo entre hombres importantes de la iglesia del primer siglo sobre cómo hacer la obra, sobre a quién voy a llevar conmigo; asunto de opinión, ¿no te parece? ¿Y quién quiere separar? Pablo, el hombre a quien tanto he admirado personalmente. Para mi Pablo es siempre el gran ejemplo que lo que debe ser un evangelista. Y Bernabé cuyo nombre quiere decir "consolador" tenía el don de consolar a los hermanos. Estos dos hermanos significaban tanto para la iglesia, como dijimos el domingo pasado, la separación trae tristeza y dolor. Cuando algunos de nosotros no pudimos estar de acuerdo, me parece que fue allá por el 1988, a mí se me olvidó ya (el Hno. Tito Matos aclara que fue en 1982 o 1983). Nos separamos efectivamente algunos de nosotros por algún tiempo y eso trajo tristeza y dolor para todo el mundo y para mi. Como dijera el Hno. Ramón, más o menos, y yo lo entiendo así, la separación viene por conflictos y controversias sobre opiniones. Viene por las convicciones que tenemos sobre enseñanzas que elevamos a nivel de doctrina. A veces en medio de las controversias se dicen cosas indebidas y se dan ejemplos no muy buenos para la iglesia y los demás obreros. Ya he pedido al Hno. Ramón y Herminio, a la iglesia en Higuillar y a la congregación en Bayamón perdón por cualquier palabra indebida y cualquier ejemplo no bueno que haya presentado delante de las partes nombradas y en este momento quiero pedir a todos ustedes, mis compañeros de milicia, consiervos que somos todos nosotros, quiero pedirles perdón por cualquier ofensa, cualquier error que haya cometido y es el deseo ardiente de mi persona que estemos bien unidos en una misma mente. Esta es la meta. No es fácil ni siquiera que dos personas estén completamente de acuerdo en una misma mente. Yo he predicado bien esta enseñanza porque es bíblica, pero ¿cuán difícil es estar de acuerdo? Ni siquiera el esposo y la esposa, los mejores en el matrimonio. Más difícil es todavía que un grupo de hombres como nosotros estemos bien unidos en todo. Hay una forma de lograrlo. En la sana doctrina no podemos ceder, en lo fundamental, en lo elemental pero en cuanto a opiniones, allí podemos arreglarnos. No condenarnos. No difamar. Hacernos el compromiso de lograr estos objetivos. Así que, hermanos, perdonen ustedes cualquier ofensa. Mi deseo es trabajar bien unido a todos ustedes. Esta es mi oración. Es mi plegaria. Gracias. Permítanme añadir que Pablo no quería llevar a Juan Marcos, pero en la segunda carta a Timoteo, dice que me traiga a Juan Marcos porque es útil en el ministerio. Hubo una reconciliación".

Las Palabras del Hno. Herminio Isern

Primeramente hago mías las palabras del Hno. Vargas y el Hno. Shappley. Pero también quiero decirles que Dios es testigo de que por muchos años he estado pidiéndole al Señor que pusiera entre nosotros esto que estamos manifestando en esta tarde. Junto a mi esposa leíamos la Biblia todos los días por la mañana, nos sentabamos, leíamos la Biblia y en mis oraciones, ella es testigo de ello también, oía cuando yo hacía esta petición a Dios. Porque yo veía algo que tenía que suceder, porque por un lado yo miraba el desastre que hay entre el pueblo religioso y cómo estas personas se están propagando y cómo se unen para propagar esa doctrina que no es la verdadera y todos nosotros tenemos conocimiento de ello. Por eso yo oraba y creo que Dios contestó mi oración. Yo no conocía al Hno. José Santos e inmediatamente que llegó a Sabana Hoyos, traté de conocerlo y nos conocimos y creo que éste fue el hombre a quién Dios ha usado para esto. Lo digo en esta tarde. Creo que ha sido el hombre que Dios ha usado para esto porque, déjenme decirles, que en los otros predicadores había algo terrible; había algo como cuando existía la ley de Moisés que Cristo tuvo que quitarla. Eso era, exceptuando algunos hermanos, por ejemplo, José Colón, los hermanos allá en Caguas, los hermanos en Sabana Hoyos que mantuvieron esa comunión conmigo, el Hno. Tito Matos, cuando nos veíamos, y Caparra también, pero en los otros hermanos yo veía una barrera ... Había hermanos que no me miraban y hasta predicadores. Hay bueno, Señor, tú sabes todas las cosas. Yo seguía orando a Dios y entonces Dios me oyó. Usó al Hno. José Santos. El Hno. José Santos tomó como su ayudante al Hno. Santos Rivera. Me visitaban. "Hermano, predica. Que si esto, que si lo otro…". Yo soy el tipo de persona, que cuando voy a un sitio, no llevo temas controversiales. Cuando yo voy a un sitio, lo que voy a predicar es a Cristo como dijo Pablo: "y a éste crucificado". Las tendencias, las diferencias, las opiniones humanas, yo no las he llevado, ni aquí ni en los Estados Unidos, en distintos lugares donde yo he ido a predicar. Quizás hermanos me han dicho, predicadores, "Mire, hermano, predica sobre ésto". "No, hermano. Yo voy a predicar lo que Dios ponga en mi corazón después de yo haber estudiado su palabra". Y lo he hecho así. Y gracias doy a Dios en esta tarde porque lo que había en nosotros, digo de parte mía, ya no existe. Hay un borrón y una cuenta nueva. Estoy dispuesto, en la mejor disposición de cooperar y llevar la palabra de Dios dónde se me invite. Tengo dos versículos, palabra de los hombre de Dios que me han estimulado y cada vez que yo leía estos dos versículos me acordaba de la situación que había entre nosotros. Uno es en Génesis 45:24, palabra de José, aquél joven que fue vendido cuando despide a sus hermanos de su presencia: "Y despidió a sus hermanos, y ellos se fueron, Y él les dijo: No riñáis por el camino". Y eso a mí me trabajaba. Si el hermano predica la misma doctrina que yo predico, ¿por qué la barrera? ¿Qué es lo que está impidiendo confraternizar, a estar cómo estábamos, a estar como Dios quiere que estemos? El Hno. Santos hizo una vez una historieta que decía de una bolita que Satanás tiraba entre los cristianos para que los cristianos se entretuvieran con la bolita y dejaran de atender lo más necesario, lo más importante.

Las otras palabras están en Génesis 13:8, palabras de Abraham: "Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos". Si somos hermanos, si pertenecemos al mismo Dios, si proclamamos la sana doctrina, ¿por qué continuar este altercado entre nosotros? Opiniones que no valen la pena, que ni salvan ni condenan, y que nos mantengan separados…no puede ser, hermanos. Lo digo de mi parte. En mi corazón no hay nada en contra de ustedes. Les pido perdón a los que en una forma involuntariamente yo haya pasado por el lado y no le haya saludado. Yo tengo la costumbre cuando voy en mi automóvil, sea guagua o sea carro, de mirar hacia adelante y mi esposa me dice, "Mira, te pasó por el lado y te dijo 'Adiós'"; y yo no sé quién es. Yo me mantengo mirando hacía adelante. Y quizás, inadvertidamente, haya sucedido eso con algún hermano. Quiero, también que me perdone. Para concluir, en mi corazón no hay nada. Vamos a trabajar en la obra del Señor, buscando la gloria de Dios; no nuestro beneficio personal. Dios les bendiga.

DEJANDO EL RELAJO
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?