COMO ROBAR A DIOS

por Elmer N. Dunlap Rouse

Hicieron una encuesta de todas las iglesias, de cuál era la que más dinero colectaba en la ofrenda por miembro. Fuimos la última iglesia en la lista. Somos la iglesia que menos ofrenda. La iglesia de Cristo es una ganga. No hay otra iglesia más económica donde uno pueda ser miembro.

En este artículo, vamos para el centro del plato, sin pelos en la lengua. Favor de sentarse y apretarse el cinturón. Algunos no les gusta que hablemos de la ofrenda, especialmente aquellos que se han acostumbrado ya por muchos años a robarle a Dios. Son moros viejos. Confunden la ofrenda con la limosna y a Dios lo confunden con un limosnero. Otros hermanos tienen la tradición de ofrendar una peseta o un peso hasta sin pensar. Piénsalo, hermanos. Yo ofrendaba una peseta cuando tenía cinco años. Entregarle a Dios en ofrenda cuatro pesos al mes es como comprarle ocho refrescos al mes. Piénsalo, los tiempos han cambiado.

Un ministro me contó de una iglesia donde comenzó a predicar y al final del culto un viejito, vestido muy pobre, le saludó en la puerta y se disculpó con el ministro diciendo, "Yo espero que me perdones por dar tan poca ofrenda. Es que yo soy muy pobre". El ministro le dijo que no se preocupara de esto. Al irse el viejito, un líder de la iglesia se le acercó al nuevo ministro y le dijo: "¿Ves aquél señor? Es el hombre más rico de esta comunidad". Si, la iglesia de Cristo es una ganga.

Los judíos del tiempo de Malaquias robaban a Dios. Le faltaron honor y le faltaron temor. Ofrecieron a Dios pan inmundo (1:7) despreciando así al altar de Dios. Los animales que ofrecieron a Dios eran ciegos, cojos, enfermos. Lo que ningún hombre había aceptado era lo que daban a Dios en ofrenda. Dios dijo: "¡Oh, qué fastidio es esto!" (1:13). Presentaron a Dios hasta cosas robadas. Dios reprendiendo esta deshonra dijo: "Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entro las naciones" (1:14). ¿Se puede medir la grandeza de Dios con nuestra ofrenda? ¿0 es nuestra ofrenda tan miserable que lo que hacemos es profanar el nombre de Dios? ¿Cuántos de nosotros ofrecemos a Dios una ofrenda fastidiosa? Cuando cantamos a Dios, glorificando su nombre para luego darle una migaja de ofrenda, lo que hacemos es molestarlo.

Ya algunos lectores se han chismado conmigo, yo lo sé. Les voy a dar un consejo. No digas a nadie que este artículo está malo. No digas a nadie que quedaste ofendido con el artículo sobre la ofrenda. Yo lo digo por el bien tuyo. Porque si te ofendes conmigo, van a pensar que tu eres de aquellos que roban a Dios. Ahora, si tu dices, "¡Qué bueno estaba este artículo sobre la ofrenda!" van a creer que tu estás ofrendando como manda. Es un consejo por el bien tuyo. Seguimos.

"Y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos" (Apoc. 9:21). Robar es uno de los crímenes más viles de nuestra sociedad. Robar es apropiarse de lo que pertenece a otro. Muchos hermanos en los días de Navidad roban a Dios para entregarlo a los Reyes. Pintan, fiestan, visten, comen, reciben visitas, cogen fiado y viajan, para luego cantarse pelados en el culto del domingo, diciendo que son muy pobres. El hombre de hoy día no ha cambiado del tiempo de Malaquias.

Roban a Dios por no dar nada. Esperamos que lean esto aquellos que todavía no son miembros de la iglesia del Señor para que vayan comprendiendo el deber de miembro. Cuando un miembro no da nada, está echando su voto para cerrar la iglesia. Cree que otro tiene que pagar por el. Cree que debe gozar y disfrutar de lo que otro hace. Patrocina la idea de que las iglesias son para sacarle dinero. El mal ejemplo de estos hermanos miserables hace que la iglesia de Cristo gane mala fama como una iglesia irresponsable, una iglesia que no cuesta nada.

Dios tiene un plan para financiar su obra en la tierra. Es que cada miembro ponga aparte algo para ofrendar a Dios el domingo. Y la ofrenda no es cualquier cosa, sino una cantidad que refleja nuestra prosperidad, nuestra generosidad y nuestro corazón alegre y agradecido (1 Cor. 16:2; 2 Cor. 9:7). Cada hermano cumple con su parte. Es tan mandatorio como cantar o tomar la cena. Claro que el que no tuvo ingresos no está en el deber de ofrendar, pero a nuestra vista, hasta los presos en la cárcel tienen ingresos. Si hay chavos para lujo, hay chavos para ofrendar. Nosotros los hijos de la luz debemos administrar bien la parte que Dios nos provee en esta vida.

Roban a Dios por retener una parte. Dios dijo a los judíos del tiempo de Malaquias, "Traed los diezmos al alfolí" (3:10). Aunque el diezmo no está vigente hoy día, uno puede robar a Dios por no dar la ofrenda. Conozco hermanos que dan más de diez porciento porque dice que hasta el judío más pobre tenía que dar diez porciento y Dios nos ha bendecido a nosotros los cristianos mucho más que ellos. Me cuentan que un señor decidió reembolsarle a Dios un dinero, ya que recibió un aumento en el trabajo pero siguió ofrendando lo mismo. Sacó cuenta del dinero que le había robado y lo entregó.

Roban a Dios por darle lo que sobra. No hay sacrificio. Como los tiempos de Malaquias cuando entregaban lo enfermo, lo ciego, lo que no sirve, así muchos hermanos dan a Dios el dinero que sobró después de saciar todos sus deseos materiales. Dan a Dios lo que no tiene valor. Por ejemplo, si vamos a ofrendar el 20 porciento, debemos sacarlo que lo que ganamos, no de lo que nos sobra. Pagamos a Dios primero, no último. Entonces es sacrificio. Así la viuda pobre de Lucas 21:3-4. Dios juzga nuestra ofrenda, no tan solo por lo que damos, sino también por lo que sobra después. Así dijo David, que no iba a ofrendar a Dios lo que no le costó nada (2 Sam. 24:24). Los israelitas tenían que darle a Dios las primicias de su cosecha, no las últimas de su cosecha.

El Sr. Booker T. Washington, fue a Andrew Carnegie, pidiendo que invirtiera un dinero en la educación de los negros en los Estados Unidos. Al final de la reunión, el Sr. Carnegie felicitó al Sr. Washington por su interés en elevar el nivel de vida de los negros por medio de la educación y le hizo un cheque por la cantidad de $10,000.00. El Sr. Washington, cuando miró la cantidad, dijo "Sr. Carnegie, evidentemente he fallado en impresionarle con la grandeza de la causa que yo represento". Con estas palabras, los dos se sentaron y siguieron hablando. Después de la segunda conversación, el Sr. Carnegie escribió un cheque por la cantidad de medio millón de dólares. Hermanos, si ofrendamos lo que nos es fácil, será porque no estamos impresionados con la grandeza de la causa de nuestro Señor Jesucristo.

Roban a Dios por faltar al culto y no entregar el dinero el próximo domingo. ¿Qué haces tú con el dinero de otra persona? Si lo tenemos separado para entregarlo y si hubiéramos asistido, lo hubiéramos entregado, ¿por qué no duplicamos la ofrenda el siguiente domingo?. Si tu lo gastas en otras cosas, o piensas que faltar a los cultos es un medio de economizar su dinero, estás robando a Dios.

Los hombres roban a Dios porque son egoístas, orgullosos botando su dinero en lujos, placeres y porquerías, gastando lo que no pueden, ya que no saben administrar sus ingresos. Roban a Dios porque aman más el dinero que a Dios. Roban a Dios porque los líderes tímidos donde asisten nunca les ha enseñado a ofrendar. Además de robar a Dios, roban a la iglesia su progreso, roban a los perdidos la oportunidad de oír el evangelio, roban a los ministros un sostenimiento adecuado, roban a los pobres la cooperación de la iglesia y se roban a ellos mismos la bendición de Dios que puede abrir las ventanas del cielo y derramar sobre ellos bendición hasta que sobreabunde (Malaquias 3:10). Se roban a ellos mismos la salvación, ya que no hay lugar en el cielo para los deshonestos.

SANTIDAD
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?