por Clara Morales Acevedo
Los jóvenes somos necesarios en la iglesia. Representamos el futuro de la iglesia, ya que nosotros seremos en el día de mañana los ancianos, diáconos, predicadores, maestros y maestras de escuela bíblica. Además, somos la inspiración de los hermanos mayores de la iglesia, ya que ellos ven el futuro de la iglesia en nosotros. Como dice 1 Timoteo 4:12, "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza". Pero para que esto -suceda debemos aferrarnos más a la palabra de Dios y escudriñar las Escrituras para crecer espiritualmente, ya que en esta época de nuestras vidas, no es muy fácil enfrentarnos a los problemas del mundo, ya que no tenemos la madurez suficiente para ello. Y es por eso que debemos escudriñar las Escrituras, ya que en éstas podremos encontrar el aliento y la manera de poder salir airosos en la encomienda que tenemos de ser ejemplo de los creyentes en la palabra.
Muchos jóvenes piensan que por el hecho de ser jóvenes, tienen excusa para tener una actitud negativa hacia la iglesia, o para ser vagos y despreciar todo lo que sea espiritual. Y están muy equivocados, ya que Dios nos juzga a todos por igual y si hemos pecado, nuestro pecado será igual que si hubiera pecado un adulto por que Dios no tiene un perdón especial para los jóvenes. Dios exige de nosotros lo mismo que exige de un cristiano adulto. Dios quiere en la iglesia jóvenes alegres, activos, responsables y que hagan las cosas con amor. No tenemos la excusa de decir que hice tal cosa, no asistí al culto porque no estaba de humor o que se me quitó el ánimo de hacer esto o aquello y decir que esto es porque los jóvenes somos así. No, los jóvenes no son así, esta etapa es la más hermosa, ya que se tienen energías, se tiene alegría, se tiene una mente más despierta y más ánimo para hacer las cosas. Si no tenemos estas cualidades es porque algo anda mal y hay que resolverlo pronto.
Los jóvenes debemos interesarnos por las cosas espirituales, ya que esta es la única manera que tenemos para sobrevivir en este mundo y obtener la recompensa que todo cristiano anhela recibir. No debemos pensar que por que somos jóvenes todavía nos queda tiempo para vivir y pensar y actuar como los jóvenes que mencioné anteriormente que son vagos y no buscan a Dios; porque los Jóvenes también mueren y no vamos a querer morir sin arrepentirnos y vivir una vida como Dios quiere. Por eso debemos ser ejemplo y cuando nos comprometemos con algún trabajo en la iglesia, cumplir con el compromiso, ya que de esta manera los adultos no nos verán como unos vagos e irresponsables, sino como cristianos que amamos a Dios y queremos que la iglesia crezca.
Como no era fuera de lo normal que el Joven Timoteo predicara y hasta estuviera al frente de una iglesia, tampoco sería fuera de los común el que un joven hoy día desempeñara grandes responsabilidades en la iglesia. Los jóvenes tenemos dones y habilidades para servir a Dios. No podemos ignorar estos talentos y creer que de la noche a la mañana, al cumplir los 21 años seremos ministros y maestros. Tenemos que ponernos a la disposición de Dios ahora para que nos vaya preparando. Descuidos en nuestro vocabulario, en nuestras costumbres y en nuestra moral es despreciar lo que Dios nos ha dado. Un esfuerzo suyo puede animar a otros y a la vez puede revivir una iglesia completa que se está muriendo.
En conclusión, los jóvenes por naturaleza no somos malos, vagos, irresponsables o indispuestos para actuar como verdaderos cristianos. Seamos honestos y fieles a Dios. Seamos lo que Dios quiero que seamos y lo demás vendrá por añadidura. Porque Dios ama y ayuda a los jóvenes fieles.
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