¿ERES APOSTOLICO?

por Elmer N. Dunlap Rouse

Cristo quiere que todos seamos apostólicos, así como los cristianos en Efeso lo fueron: "edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" (Ef. 2:20). ¿Cómo es posible ser apostólico hoy en día? El cura Angel Abad escribe:

"Que la iglesia de Cristo llegó hasta nosotros a través de los apóstoles, como de primeros canales que de él recibieron la doctrina, el sacerdocio y la autoridad, es innegable; por eso se llama apostólica. Y sólo la Iglesia Católica es quien desciende de ellos por su doctrina, sacramentos y gobierno idénticos a los de aquellos primeros discípulos del Señor. Más aún, sólo la Católica puede presentar la lista encadenada de Papas y obispos sucesores suyos en el gobierno de la iglesia..." (pág. 47, ¿Protestantes o Católicos?, impreso en Ponce, P.R., 1964).

En parte estamos de acuerdo con Abad, pero ¿será necesario ser católico romano para ser apostólico? Y ¿puede la sucesión de obispos garantizar la apostolicidad?

La fórmula de sucesión certifica como apostólica la iglesia que pueda demostrar una sucesión continua de obispos, desde el día de hoy hasta un obispo que fue enseñado por uno de los doce apóstoles originales. Es como probar una cadena. Uno sacude la parte final y observa si toda la cadena se mueve.

Tertuliano (160-240 d.C.) era uno de los primeros en apoyar esta fórmula:

"Pero si alguno de éstos (herejes) tiene la valentía de intercalarse en la era apostólica, para aparecer descender de los apóstoles como que existía debajo de los apóstoles, entonces que produzca los orígenes de sus iglesias; que desenrolle la lista de sus obispos, una sucesión continua desde el principio para que el primer obispo tuviera como precursor y fuente de autoridad a uno de los apóstoles... Esto es como las iglesias apostólicas informan sus orígenes" (Documentos de la Iglesia Cristiana por Henry Bettenson, pág. 100).

Según Tertuliano, la autenticidad de una iglesia depende de su habilidad de sacudir su cadena hasta llegar a los apóstoles. Asimismo entendió estar fuera de la iglesia verdadera aquellos que no pueden producir y sacudir una cadena. Pero es posible que las cadenas que Abad y Tertuliano presentan no aguanten una buena sacudida (vea los requisitos para obispo en 1 Tim. 3:1-7).

Apoyarse en una cadena carece de sentido si los eslabones, o sea los obispos, no imitaron la vida de los apóstoles ni enseñaron su doctrina. Trágicamente, el inspirado apóstol Pablo señaló este peligro al profetizar que algunos obispos iban a enseñar falsa doctrina y desviar de Cristo la iglesia original (Hech. 20:30).

Como Abad admite que la Iglesia Católica no es idéntica a la primitiva (vea su nota en la pág. 47), vamos a plantear una fórmula más segura: la apostolicidad por la reproducción directa. En la parábola del sembrador, Cristo interpretó la semilla del reino como "la palabra de Dios" (Luc. 8: 11). La semilla no depende de que el sembrador sea autorizado, sino que la misma semilla reproduce según su género. Semejante a la semilla que sacaron de las pirámides y sembraron, la cual reprodujo de manera directa el trigo común en Egipto de 4000 años atrás, así la enseñanza apostólica reproduce la iglesia apostólica que florecía en el primer siglo.

Como la semilla siempre reproduce según su género, es imposible sembrar la buena semilla y cosechar sectarios., sino cristianos apostólicos. Para cosechar sectarios, es necesario sembrar la doctrina apostólica junto con la enseñanza peculiar de una secta. Pero si sembramos solamente y exclusivamente la doctrina apostólica, no puede nacer otra cosa sino cristianos idénticos a los primitivos. Esto es la apostolicidad por reproducción directa. De hecho, lo directo es siempre más seguro que algo que supuestamente pasó de boca en boca por miles de años. La Biblia es una fuente segura de enseñanza apostólica, perdurable y accesible a todos.

Es como sacarle copias de un documento original. Después que tenemos el original, llegue como llegue, cualquier puede sacarle copias - en cualquier lugar y en cualquier año. El Nuevo Testamento presenta en detalle todo lo esencial para reproducir la iglesia original: su organización, misión, requisitos para membresía, nombres, adoración, unidad y regla de fe. La pregunta importante es, ¿qué tan apostólica es la iglesia tuya? ¿Qué tan apegada a la vida y la enseñanza de los originales apóstoles? Para Cristo, no es suficiente sacudir una cadena de hombres, sino permanecer en lo que Dios ha dicho (Jn. 8:31-47). Tú, ¿eres apostólico? Invitamos a todos a practicar el cristianismo puro apostólico.