Lección 34

LA DURACION DE LOS DONES

Mediante el apóstol Juan, el Espíritu Santo nos ha mandado a probar a los espíritus "porque muchos falsos profetas han salido al mundo" (1 Juan 4:1). Siempre nos conviene obedecer este mandamiento con todos los espíritus, no importa cuan sabios y piadosos se parecen algunos. Por lo tanto, tenemos a bien probar también al espíritu alborotoso que, a principios de este siglo, vino a Puerto Rico y a otros países, y que desde aquel tiempo hasta ahora se ha manifestado en muchas iglesias y movimientos de esta isla, de la República Domínicana, de Chile, México y muchos otros lugares. Miles y miles lo identifican como el Espíritu Santo. Cuando ese espíritu "desciende" sobre una congregación, los miembros, llenos del poder que el trae, hablan lo que llaman "lenguas", gritan, danzan, se tiran al suelo, en fin, pierden el dominio propio, lo que da por resultado un culto cuya característica más palpable y más destacada es la confusión absoluta. Luego dicen que fue el Espíritu Santo que promovió todo. ¡Creemos que han cometido una equivocación grave en su identificación de ese espíritu! Si los que primero vieron las manifestaciones de ese espíritu revoltoso hubieran conocido al verdadero Espíritu de Dios, indudablemente no lo hubieran confundido con el espíritu de engaño. Lamentablemente, no lo conocieron y por consiguiente cayeron en el error grande de dar el nombre sagrado del Espíritu Santo al espíritu de confusión y error. Esto es exactamente lo que ha sucedido y la evidencia es abundante. En la Biblia tenemos una foto en palabras del Espíritu Santo y vemos claramente allí sus atributos. Ahora, pongamos la foto del espíritu que se manifiesta hoy al lado de esa que tenemos del verdadero Espíritu Santo y de inmediato podemos darnos cuenta de que no se asemejan en casi nada. Patentemente no son el mismo espíritu. 1. El uno alborota; el otro condena la confusión y el desorden. 2. El uno usa títulos, nombres espirituales y concilios; el otro los condena. 3. El uno predica el sábado, los diezmos y otros mandamientos del Antiguo Testamento; el otro dice que el Antiguo Testamento fue abolido. 4. El uno toca instrumentos, el otro manda a cantar. 5. El uno pasa por alto la Santa Cena; el otro dice que hay que celebrarla cada domingo. 6. El uno permite y hace que las mujeres prediquen; el otro se lo prohibe. 7. El uno convierta la iglesia en un negocio; el otro prohibe el hacer mercadería del evangelio. 8. El uno habla lenguas estáticas; el otro lo prohibe, 9. El uno profetiza disparates; el otro ya ha entregado toda profecía divina. 10. El uno añade a la palabra de Dios; el otro lo prohibe. 11. El uno aprueba la división; el otro la condena. La lista de diferencias entre estos dos espíritus es muy larga pero prueba más allá de toda duda que son dos espíritus y son muy distintos.

Volviendo a Marcos 16:17, 18, la interpretación que comúnmente se le da a este texto es que Cristo prometió dar a todos los creyentes de toda la era cristiana dones sobrenaturales. Tal manera de interpretar las Escrituras ejemplifica bien cómo algunos siguen normas inadecuadas y erróneas en su estudio de la Biblia. En primer lugar, notemos que los términos de esta promesa de Cristo son muy generales. Aquí el Señor no especifica límites ni da una lista completa de todos los dones que la iglesia recibiría. Tampoco Cristo prometió dar dones a todos los que creyeran. La palabra "todos" no aparece en 16:17. Además, observemos que la cuestión de la duración de los dones no es discutida por Cristo, o sea, él no dice hasta cuándo los dones van a seguir a los creyentes. No dice hasta el fin del primer siglo; no dice hasta su segunda venida. Simplemente no dice nada sobre este particular. Los comentaristas y predicadores que dicen que la promesa de Marcos 16:17,18 abarca a todos los que creen de toda esta época cristiana están añadiendo al texto sus propias palabras e ideas que no forman parte del original.

Además son culpables de aislar el pasaje interpretándolo sin tomar en consideración los otros textos pertinentes al tema. Si fuera el único texto que mencionara los dones tal vez tuvieran razón al concluir que los dones serían para toda esta epoca. Pero, hay textos que hablan de manera específica del fin de los dones como Efesios 4:7-16 y 1 Cor. 13:8-13. Por lo tanto, es necesario interpretar a Marcos 16:17 de acuerdo con la luz de estos otros textos. No pueden haber contradicciones entre Cristo y el Espíritu Santo. Y ¡no las hay! Cristo no habla sobre la duración de los dones en Marcos 16:17, sino solamente promete darlos. El Espíritu Santo sí habla del fin de los dones cuando enseñó que durarían hasta que todos llegaran a tener toda la verdad, o el mismo conocimiento del Hijo de Dios. Si el estudiante de la Biblia quiere saber la voluntad divina sobre una doctrina determinada nunca formularía conclusiones basadas en un solo texto aislado, sino que estudiaría todos los textos que trazan la doctrina para así descubrir toda la verdad.

Otro texto que se cita a menudo para probar que los dones seguirían hasta la venida de Cristo es Hechos 2:16-20. En ese pasaje Pedro cita la profecía de Joél 2:28-30 respecto a la venida del Espíritu Santo. Lo que dijimos arriba de la promesa de Cristo debiera aplicarse aquí también. Joél no dijo nada tampoco sobre la duración de los dones. Sin embargo, muchos al leer sus palabras sin pensar concluyen que nos abarcan a nosotros también. Aparentemente, no saben que otros textos del Nuevo Testamento limiten los dones al tiempo apostólico. La profecía de Joél y la promesa de Cristo tuvieron su cumplimiento en aquel tiempo, no ahora. Una vez que se cumple una promesa o una profecía, es cumplida. No es preciso que siga siendo cumplida año tras año a menos que los términos de la profecía así lo requieran. La promesa de la cual habla Hechos 2:38, 29 no concierne los dones sobrenaturales, porque la promesa de dar dones sobrenaturales y la promesa de dar el Espíritu Santo a todo creyente no son las mismas, sino que son dos promesas distintas.

Otro texto relacionado con el tema es Hechos10:42-46 donde se nos presenta la historia de cómo el Espíritu Santo cayo sobre Cornelio y su casa. El texto dice que hablaron lenguas y glorificaban a Dios. Cornelio y su casa cumplieron la profecía y la promesa, pero las lenguas que hablaban eran idiomas y glorificaban a Dios pero sin alboroto y desorden. El Espíritu que obraba en ellos no es el mismo espíritu que obra hoy con lenguas ficticias, que se manifiesta mediante la confusión, la indecencia y el error. Pero nada se dice este sobre la duración del don de lenguas. Algunos razonan que si Cornelio y su casa hablaron lenguas, entonces todos los que creen deben hacerlo también. Su manera de razonar no es valida porque no consideran aquellos textos que fijan la duración de lenguas, profecías, etc.

El mismo comentario damos sobre Hechos 19:5, 6 y el caso de los doce hombres de Efeso que hablaban lenguas y profetizaban después de haber recibido la imposición de manos. No habla de la duración de los dones y por lo tanto no constituyen apoyo ninguno para la teoría según la cual los dones duraran hasta la venida de Cristo.

A menudo, se nos hace la pregunta: ¿Por qué dicen ustedes que los dones han cesado? Lo decimos por las razones siguientes: 1. Dios no prometió dar dones a todos los creyentes de toda la era cristiana. Nos prometió el Espíritu sí y podemos tenerlo sin tener los dones. 2. La Biblia enseña claramente que los dones cesarían al tener la iglesia toda la verdad. La iglesia llegó a tenerla toda a fines del primer siglo. 3. Los dones verdaderos simplemente no existen hoy día. ¿Tenemos el Espíritu Santo? Claro que sí. El mora y obra en nosotros mediante la verdad que nos salva y que salva a todos los que creen.

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