NUESTROS HIJOS

por Raúl Ferris

Según Salmos 128, es bienaventurado todo aquel que teme a Dios y que anda en sus caminos. Le irá bien. Su mujer será como vid que lleva fruto a los lados de su casa y sus hijos como planta de olivo alrededor de su mesa. Verá los hijos de sus hijos. El hombre y su mujer reunidos en el matrimonio realizan unos de los propósitos más significativos. Los hijos son bendiciones de Dios y la felicidad del hogar. Que precioso ser padre y madre; tener herederos que lleven nuestro nombre, estos compañeros que alegran el hogar y nos hacen olvidar las penas.

Otros padres aborrecen a sus hijos antes de nacer y terminan sus vidas por medio del aborto. A los que nacen los maltratan y les niegan las cosas más esenciales que les toca por derecho legítimo. Otros padres se limitan a proveer solamente comida, techo y ropa, negándoles su amor, cuidado y protección. Muchos jóvenes terminarán detrás de la rejas de una prisión por la mala suerte de no tener mejores padres. Necesitan del amor sincero y significativo de parte de ambos padres y no tanto de un amor que les compra cosas. Necesitan de comprensión, dirección, enseñanza, cariño y lo más importante, el ejemplo diario de padre y madre. Si manejo mi carro de manera bien radical, violentamente, no extendiendo la cortesía al otro, ¿qué está aprendiendo el hijo mío? ¿Qué es lo que le estoy enseñando? Donde dice 45 manejo a 55 y donde dice zona escolar - reduzca a 25, paso sin respeto ninguno porque tengo mucha prisa. ¿Qué estoy enseñando? El ejemplo es muy importante.

Como seres morales, los hijos necesitan disciplina y el debido respeto para los preceptos y leyes de Dios. Como cada hijo es diferente, tendemos a tratar a cada uno de diferentes formas. Nosotros como padres queremos que nuestros hijos nos honren, pero primero tenemos que guiarlos para una vida llevadera y sana en Cristo. Es nuestro deber criarlos en la amonestación y disciplina del Señor como dijo Pablo en Efesios 5:4. Si criamos a nuestro hijos en la rectitud de Dios, no tan solo nos honran, sino que reciben la promesa de una buena y larga vida sobre la tierra (5:2). Vemos que nuestros hijos son diferentes en actitudes, pero a través de la Palabra y la corrección, podemos llevarlos a una vida eterna en Cristo Jesús.

LAS DAMAS Y LOS HIMNOS QUE CANTAMOS
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?