TUVE MIEDO

por Elmer N. Dunlap Rouse

"Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí" (Gen. 3: 10). La desobediencia de Adán al mandamiento de Dios causa temor del castigo y deseo de esconderse. El cristiano que no evangeliza, sino que se esconde de Dios entre muchos quehaceres, experimenta el temor que anticipa el castigo, igual que Adán. Es triste escuchar el comentario de un hermano que confiesa, "Yo no estoy haciendo nada". Es natural que el cristiano inactivo se sienta mal al ver a los Testigos de Jehová tocando puertas y enseñando sus doctrinas. ¡Se ven tan contentos! La verdad es que todos nos sentimos contentos cuando estamos haciendo la voluntad de Dios.

"Por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo" (Mat. 25:25). La condición del que recibió un solo talento es resultado de la desobediencia y la perspectiva de castigo. Por cierto el temor es un sentimiento natural y beneficioso que surge de la anticipación de peligro y hace que uno se mueva a evitar dicho peligro. Si Dios te dio un solo talento, El te va a pedir cuenta. Es tan seguro como el sol que amanece mañana. Si no lo usas, es natural que sientas miedo, porque tú sabes, por lo que le pasó a Adán, que Dios no acepta excusas.

La razón por la cual el cristiano no evangeliza es porque tiene miedo, no el miedo limpio y beneficioso de temer a Dios, sino el miedo a sus semejantes. Es por miedo de lo que otros dirán que se calla, que se desvanece como la sal que no sirve para nada (Mat. 5:13), que -Se esconde entre muchos quehaceres. Aquí^ presentamos la lista de los miedos: "No quiero ofender a mis amistades"; "No, sé mucho y tengo miedo de equivocarme"; "No quiero que me ridiculicen"; "No quiero que piensen que soy un fanático"; "Una vez intenté y tengo miedo de volver a fracasar". Básicamente, hay tres miedos: (1) miedo de ser inadecuado... "No puedo"; (2) miedo de ser rechazado... "No quiero que se rían de mí"; (3) miedo al fracaso ... "Yo siempre meto la pata".

Si queremos, podemos conquistar nuestro miedo. Podemos pedir que Dios nos dé más de su Espíritu, más poder, más amor, m *as dominio propio , (2 Tim. 1:7). Si lo pedimos, lo recibimos. A Dios le encanta la oración de fe y a cuando pedimos valor para hacer lo que El nos manda a hacer. Conquistamos nuestro miedo cuando ponemos nuestra mira en Cristo y no en nosotros mismos. El miedo viene por pensar en uno. Cuando yo enseñaba una clase de cómo predicar, uno me dijo qué no podía. Yo le contesté: "Tu me vas a preparar un sermón sobre Filipenses 4:13... "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Dicho hermano no ha vuelto a darme excusas.

¿Cómo podemos esconder a Cristo por miedo, si Cristo dijo: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12:9). Pablo dijo: '."Cuando soy débil, entonces soy fuerte". Si tú quieres conquistar tu miedo, pruébalo. Tú puedes, no lo débil que seas. Si tienes miedo a que te rechacen, fija tu vista en Jesús quien fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos" (Isa. 53:3). Si tienes miedo al fracaso, el único fracaso verdadero es no obedecer a Dios. "Y al siervo inútil, echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mat. 25:30). Eso es fracaso.

Valor no es la ausencia de miedo, sino su conquista. "El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Heb. 13:5-6; Sal. 118:6).

UN SOLO PASO AL FRENTE
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?