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Serie Volver, Lección 85

Dios Te Está Hablando

por Elmer N. Dunlap Rouse

Adaptado por Elmer N. Dunlap Rouse

Los sabios no le dan la espalda a Dios. Saben que no hay refugio. No hay dónde correr. No hay dónde esconderse. El rebelde corre de Dios como Jonás corrió. Pudo dormir en el interior de un barco pensando que estaba muy lejos de Dios, pero Dios estaba siguiendo su pista. Mandó una tormenta y un pez grande. El plan de Jonás se frustró. Tus planes también dependen de Dios y querer o no, tienes que aprender a decir, "Sí Señor", cuando Dios te pide algo. En el vientre del pez, Jonás se reconcilió con Dios. Se arrepintió y prometió cumplir su voluntad. Cuando el pez lo escupió en la orilla, Dios le habló por segunda vez. Jonás 3 dice:

1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. 3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. 6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. 9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? 10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

Pronto o tarde, tú vas a entender que Dios es serio. ¿Qué será necesario para que hagas caso a Dios? No critiques a Jonás. Ojalá que tu lo obedeciera tan siquiera la segunda vez. A Jonás sólo le tomó dos veces. ¿Qué tiene Dios que hacer para llamarte la atención? ¿Casi matarte? ¿Será entonces que tu le obedecieres. Tarde o temprano tú vas a entender que Dios es real, su palabra es obligada, y que no es un juego. En realidad, Dios no castigaba a Jonás, sólo lo disciplinaba como una expresión de su amor. La disciplina de Dios lo preparó para obedecer. Tú debes obedecer a Dios la primera vez. La segunda lección puede ser costosa. Dios no se va a rendir. Puede que sea a la cuarta, a la quinta o a la sexta que tú te rindas, pero Dios no tiene escasez de tormentas para aplicar a tu vida. Tarde o temprano la Palabra de Dios vendrá a ti una y otra vez. Tarde o temprano tú lo vas a obedecer. Tú necesitas de Dios. No te preocupes cuando Dios te esté dando cantazos. Estás en buen lugar. Preocúpate cuando no te esté dando, cuando la vida es buena, cuando te sobra el dinero y esté medio dormido en el mundo. Preocúpate porque allí viene tu tormenta que te va a llevar enredado.

El mensaje de Jonás a Nínive era sencillo y desfavorable. "De aquí a cuarenta días Nínive será destruida". Ese es todo pero fue lo suficiente para que miles y miles de personas obedecieran. Para ser exacto, unos 120 mil personas cambiaron su manera de vivir. ¿Serán estas pocas palabras suficiente para ti? ¿Estás esperando algo mejor? ¿Un momento mejor que ahora? ¿Será cuando tú digas?

"10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Isa. 55:10-11).

La palabra de Dios jamás vuelve vacía. Ablanda o endurece, pero no es en vano. ¿Cómo estás en este momento? Este artículo de Jonás ya está terminando. Hay sólo dos reacciones posibles: te ablandó o te endureció. Te acercó a Dios o te alejó de Dios. Estás arrepentido o eres más rebelde. Regresas a la iglesia o estás más entregado al mundo.

El rey de Nínive mandó, "sino cúbranse de cilicio hombres y animales" (3:8). Hasta los animales tuvieron que demostrar arrepentimiento. El rey incluyó los animales para demostrar a Dios la sinceridad de su pueblo, que se arrepintieron por completo y no a medias. Con Dios es todo o nada. No se conforma con un poco de tu vida sino que te entregas por completo y que renuncias al trono de tu corazón para que El sólo reine allí. "Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza" (3:6). Cuando uno se arrepiente se tiene que levantar y ceder su trono a Cristo. En un trono sólo cabe un rey. ¿Quién reina en tu vida? Si rehúsas regresar a la iglesia, estás declarándote dueño de tu vida y enseñando a Cristo la puerta.

Si leíste hasta aquí y no te has arrepentido, puedes estar seguro que tu tormenta y gran pez vienen de camino y te van a tragar. No estás ignorando un mensaje, sino a Dios. Algo te va a pasar. Dios habla y el mar se vuelve loco. Dios habla y el mar se pone tranquilo. Dios habla y un pez traga. Dios habla y el pez escupe.

Dios despertó a Jonás de su sueño para poder hablarle por segunda vez. Observó como los de Nínive le hicieron caso la primera vez. Te observa a ti en este momento. ¿Cuántas veces te ha hablado? ¿Vas hoy a regresar? ¿Necesitas una buena tormenta? No le rechaces. Dios te ama y te quiere donde tú estabas. Te está llamando.

 

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