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Serie Volver, Lección 101

¿Eres Manso?

por Elmer N. Dunlap Rouse

La iglesia es la comunidad de los seguidores mansos de Jesús. En el mundo éramos como las bestias - odiosos, impetuosos y caprichosos, unos más que otros. Cristo nos salvó y nos pide que seamos mansos para hacer su voluntad, como niños, sencillos, humildes y amables. Fuimos perdonados pero ningunos somos perfecto y en diferentes etapas de madurez. El viejo hombre o bestia murió pero siempre trata de resucitarse. Todos tenemos emociones, instintos de sobrevivir, como una bestia adentro y nos toca controlarlo para que no haga daño, Cristo pide que seamos mansos para poder cooperar con otros en la obra de la iglesia.

En el foto hay un león compartiendo con un hombre en un lago. El león es por naturaleza un animal salvaje con instintos de carnívoro. Aunque nunca será domestico, puede ser entrenado por una persona adiestrada para actuar como manso aunque tiene una gran fuerza y puede dominar a su entrenador y matarlo. Su quijada mide unos 30 centímetros y tiene suficiente fuerza para romper los huesos de la espina dorsal de un toro. A pesar de su naturaleza, fue condicionado a compartir con su entrenador. De una manera similar, el cristiano puede condicionarse y llegar a ser manso. La mansedumbre no es una debilidad sino la fuerza bajo control. Observe el león manso. Así somos los cristianos.

Tal vez usted se apartó por descuidar el control de sus emociones. Hizo o dijo cosas que no debió hacer o decir. Los que entrenan leones saben que no pueden levantar la mano porque el león va a interpretarlo como una invitación de jugar y se descontrola. Siempre tienen un jugete a mano para distraerlo y en último recurso un extinguidor de fuego de gas CO2. Un león es un animal de instintos y puede matar si su entrenador comete un error. De la misma manera cada cristiano tiene que controlarse, a veces distraerse y a veces tiene que tomar medidas de emergencia. No hay excusa para que falte la mansedumbre.

Para el mundo, la mansedumbre es un concepto repugnante y lo consideran como señal de debilidad y abusan de los mansos, se aprovechan y le faltan el respeto. El mundo pelea, intimida y sale con lo suyo. Ve el mundo como una selva y entienden que funciona el gritar, el alborotar, el altercar, el insultar, el ridiculizar y el amenazar. La mansedumbre es más bien un acto de fe en Dios. Hay un poder superior que domina en los asuntos de los hombres y es con aquél que tenemos que ver. Las circunstancias las pone Dios. El quita y pone, da vida y mata. Es preferible sufrir cualquier abuso que el mundo pueda inventar que perder a Dios. El cristiano es manso porque espera en Dios.

A veces los hermanos de la iglesia actúan sin mansedumbre. Se incomodan, se molestan, se agitan, dicen cosas, insultan, critican, lastiman, se explotan, insisten, y, al no lograr su empeño, se van de la iglesia, enojados, amargados y resentidos con los hermanos que ahora consideran como sus enemigos. A veces los hermanos que no se van de la iglesia son los que menos mansedumbre tienen. Hermano apartado, ¿qué fue lo que le incomodó para irse? Le invitamos a volver. Queremos que sea salvo y escribimos esto para ayudarle a volver para siempre y nunca salirse más. Si vuelve sin mansedumbre, es posible que se vaya de nuevo. ¿Es usted manso? ¿Confía en Dios?

Algunos hermanos tienen el retirarse de la iglesia como un juego. Son muy sensitivos, se molestan de nada y se marchan de la iglesia pensando que los hermanos les van a rogar que regresen, prometiendo cumplir con todo lo que ellos quieren. Piensan que la iglesia necesita su presencia, su ayuda, su familia, su dinero y que estos le dan un poder para negociar su regreso. Si nada funciona, como al año regresan como si no ha pasado nada. Piensan que ya los hermanos se olvidaron y todo quedó borrado. No piden perdón ni ofrecen disculpas. Al poco tiempo, todo se repite de nuevo porque no son mansos sino buscan su propio provecho.

La obra es del Señor. La iglesia necesita líderes y miembros mansos todos sumisos al Señor y sumisos los unos a los otros. Dios no quiere que nadie se vaya y que nadie use la fuerza para imponer su voluntad a los hermanos. ¿Dominas la bestia que tienes adentro? ¿Es usted manso? Vuelve. Podemos ayudarle a entrenar su bestia. Nunca es tarde. Nuestro glorioso Señor Jesucristo perdona, transforma, renueva y da el Espíritu Santo.

Hermano, si se fue de la iglesia porque le faltó la mansedumbre, observe el león en el foto. Le gana al hombre en peso y en fuerza. No es débil, ni intimidado por el hombre pero es manso. Si un león puede hacerlo, usted también. No se quede en el mundo porque le falta mansedumbre. Olvides de lo que diga la gente. El Señor le llama. Ven. Soporte las aflicciones que acompañan la vida cristiana así como Cristo soportó la cruz (1 Ped. 2:23). Cuando se llega a ser manso, se aceptan sin queja las condiciones que tal vez no sean las mejores. No vaya a resignarse con la amargura, el coraje y la frustración de un mundano sino como un manso aceptando las circunstancias asignadas por Dios. Diga, "Gracias, Dios" por todo. Santiago 1:19-21.dice,

19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

El cristiano manso perdona porque fue perdonado. Si se le muere un hijo, no cuestiona a Dios, sino acepta con mansedumbre la voluntad de Dios y dice "que sea lo que Dios quiere". Usted puede ser así de manso, ¿verdad que sí? Puede aguantar su bestia, sujetarse a los líderes de la iglesia, y perseverar donde Jesús le necesita, en su familia, como un niño. Vuelve. Someta su vida a Dios y libérese de usted mismo. Cristo le llama,

25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat. 11:25-30).

Los niños son los mayores en el reino de Cristo. ¿Eres mayor? ¿Eres como los niños? Hermano, venga a Cristo. El le da la capacidad si se entrega a el de todo corazón. Cristo dijo en Mateo 18:4-5:

4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Observe a los niños y verá a nuestro Señor en ellos. Vuelve a la iglesia y sé como ellos.

 

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