por Larry J. White
ARMAGEDON
A. LA VISION DE ARMAGEDON
Con estos principios de la interpretación en mente podemos proceder al estudio de nuestro texto en Apoc. 19:11-21. En esta sección del libro, la Biblia nos presenta la destrucción de la bestia, el falso profeta, y los reyes de la tierra por Cristo y sus ejércitos. Esta es la gran batalla de Armagedón, anunciado primeramente en Apoc. 16:16. De acuerdo con el conocimiento de este escritor, todos están de acuerdo en esto. Es evidente que esta es la gran batalla. Es también indiscutible que el jefe de los ejércitos es Cristo, "EL VERBO DE DIOS" (Apoc. 19:13, Jn 1:14). Todo el problema está en saber quiénes son estos enemigos que Cristo destruye y el tiempo de su cumplimiento. Pero como vamos a ver, es suficiente conocer la identidad de estos enemigos. Con esta información es fácil deducir el tiempo general de su cumplimiento. Pero primeramente vamos a leer esta porción del texto que estamos estudiando. La Biblia dice en Apoc. 19:11-21:
"Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira de Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos".
Como ya notamos, para interpretar correctamente este texto, es necesario saber quiénes son estos enemigos que la Escritura nombra, "la bestia", "el falso profeta" y "los reyes de la tierra". Los premilenialistas dicen que estos son los enemigos que Cristo va a destruir cuando venga por segunda vez a la tierra. ¿Qué dice la Biblia? Ya hemos dicho que la Biblia, especialmente el libro de Apocalipsis mismo va a ser el mejor intérprete que podemos tener.
B. LA BESTIA
La bestia ya fue introducida en el capítulo trece y otra vez en el capítulo diecisiete. Allí vamos a ver el gran principio de la interpretación de Apocalipsis, porque vamos a encontrar que junto con el símbolo se da la interpretación. En el capítulo diecisiete encontramos a la gran ramera, enemigo del pueblo de Dios, sentada sobre la bestia. Cuando el apóstol Juan vio esta visión se quedó asombrado, y en el versículo siete la Biblia dice, "Y el ángel me dijo: ]Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos" (Apoc. 17:7). Fíjese bien que el ángel está prometiendo dar la explicación de este misterio, o sea, la interpretación divina del símbolo de la gran ramera y la bestia. Le ruego que lea Apoc. 17:8-18 antes de seguir leyendo este estudio.
Bien, si ya lo leyó, le suplico que se fije en los versículos nueve y diez: "Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos ha caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo" (Apoc. 17:9-10). La bestia tiene siete cabezas y estas cabezas son reyes. Esto no necesita de interpretación; ES LA INTERPRETACION DE DIOS. La bestia es una nación; es un poder civil. Cuando la Biblia dice que estas cabezas "son siete reyes", ya no está hablando simbólicamente para que busquemos el significado de la palabra "reyes". La bestia representa un poder o sea un gobierno civil. ¿Cuál? Bueno, sabemos que fue un gobierno relacionado con la gran ramera, ]verdad? (Apoc. 17:3,7).
C. LA GRAN RAMERA
¿Quién es esta mujer? Otra vez el ángel nos ha prometido una explicación (Apoc. 17:7), y la da en el versículo dieciocho de este mismo capítulo. "Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra" (Apoc. 17:18). Este versículo es uno de los más importantes en todo el libro. Es esencial considerarlo en detalle y creer lo que dice para entender este libro. La Palabra de dios dice que la mujer, la gran ramera, representa UNA CIUDAD. Representa la gran ciudad que reinaba sobre los reyes de la tierra en el tiempo cuando Juan vio la visión. Muchos dicen que la gran ramera representa una iglesia, pero la Biblia dice que representa una ciudad. ]A quién vamos a creer? "Ciudad" no es un símbolo. Es la interpretación del símbolo de la ramera. Y "cuidad" no quiere decir iglesia sino ciudad.
También fíjese en el tiempo del verbo "reina". No dice reinará como en el futuro sino reina - presente. Cuando Juan escribió este libro el reinado de esta ciudad ya estaba en vigencia. La única ciudad que reinaba sobre los reyes de la tierra en el tiempo del apóstol Juan era ROMA. Durante todo el primer siglo, Roma gobernaba el mundo antiguo. Ella era la capital del mundo. Permitía la existencia de ciertos gobiernos, pero todos estaban bajo su dominio. Los judíos, por ejemplo, tenían sus propios reyes judíos, pero estos reyes, como Herodes, estaban sujetos a los mandatos del imperio romano. Usted puede comprobar esto en cualquier libro de la historia mundial o en cualquier enciclopedia o diccionario bíblico. La cuidad que reinaba sobre los Reyes de la tierra cuando Apocalipsis fue escrito era Roma. Por tanto, de acuerdo con la interpretación que el ángel reveló al apóstol Juan, la gran ramera era la cuidad de Roma.
Alguien dirá que no es Roma sino Babilonia y nos citan Apoc. 17:5. Pero esto todavía era un símbolo. Babilonia había sido una ciudad semejante a Roma en poder, dominio y perversidad. Pero la interpretación del símbolo es que la mujer es la gran ciudad que reinaba sobre los reyes de la tierra en el primer siglo, o sea Roma. De hecho la cuidad de Babilonia fue conquistada por Ciro unos 539 años antes de Cristo. Ya para el tiempo del apóstol Juan, Babilonia no existía.
Otros han pensado que la gran ramera se refería a la Iglesia Católica Romana, pero no es así. Primeramente debemos entender que la Iglesia Católica Romana no existía en aquel entonces. Ella empezó cientos de años después y su jefe espiritual, el "Papa" no existía con el poder de que goza ahora hasta más de mil años después que Juan recibió esta visión. Así que con respeto a ese tiempo, la Iglesia Católica Romana no puede ser la gran ramera del libro de Apocalipsis. Además de esto, la ramera no era una iglesia sino una ciudad con poder militar y político sobre los reyes de la tierra. Podemos discutir por mucho tiempo y alegar que la ramera representa una u otra cosa, pero la interpretación divina siempre está allí en el libro de Apocalipsis y está clara. La ramera era Roma, la capital del imperio romano de aquel tiempo.
D. ENTONCES, ¿QUIEN ERA LA BESTIA?
Ahora, con esta información, ]quién era la bestia? Ya aprendimos que era un poder o sea un gobierno civil. También hemos visto que estaba relacionada íntimamente con la gran ramera. Y ahora sabemos que la ramera era la gran ciudad de Roma. Por tanto, es fácil concluir que la bestia era el imperio romano. Aun las siete cabezas que representaban siete montes y al mismo tiempo siete reyes confirman esto ya que la ciudad de roma fue edificada sobre siete montes. La bestia era el poder civil de Roma, o sea, el imperio romano, especialmente el poder investido en el propio emperador. ¿Cuál emperador? No era solamente un emperador sino que el poder del imperio fue investido en sus emperadores. Es cierto que ciertas características de la bestia han sido identificadas en varios personajes a través de los siglos, tanto gobernadores como dirigentes religiosos. Pero si aceptamos como final la interpretación que la misma Palabra de Dios nos da, tendremos que llegar a la conclusión que la bestia era el poder civil de Roma la perseguidora de la iglesia. Y en realidad, comparando la descripción de la gran persecución que la bestia lanzó contra el pueblo de Dios con la que se empeño en el imperio romano en los últimos años del primer siglo, encontramos un acuerdo exacto.
Pero hay otra prueba que debemos aplicar a esta interpretación todavía. ¿Qué tenía esto que ver con los cristianos a los cuales Juan escribía? ¡TODO! Eran los que estaban sufriendo y que iban a seguir sufriendo en la manos de esta bestia romana. El Señor Jesucristo no quiere dejarles en duda de que tendrían que sufrir todavía más y gravemente. Pero también El quiere asegurarles que el gran enemigo de la iglesia de aquel tiempo sería castigada y al fin derrotada. De esto trata la gran batalla de Armagedón en la cual Cristo destruye a la bestia y a todos sus compañeros. Roma, la perseguidora, iba a ser derrotada por Cristo. Los cristianos perseguidos podían estar seguros de esto y la visión de Apoc. 19:11-21 lo revelaba. Así que otra vez no puede haber duda sobre la identidad de la bestia.
Queremos anotar unos puntos adicionales acerca de la bestia. Ella es llamada, apoderada y enviada por Santanás para ayudar en la guerra contra los cristianos "Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad" (Apoc. 12:17 y 13:2). Esta bestia había estado obrando anteriormente, pero había sido herida y ahora vive y obra otra vez (Apoc. 13:3). Fíjese bien que ella había estado en el abismo y ahora sale de allí (Apoc. 17:8) y que aquella zona está bajo el poder del destructor, que es Satanás mismo (Apoc. 9:10). Cuando sube continuará con poder solamente por un tiempo relativamente breve (Apoc. 17:10 y 13:5). Léalo en su propia Biblia. Y también se debe notar que esta es su última cabeza y por tanto su último período de persecución contra la iglesia del Señor (Apoc. 17:9-11). Esto prohibe la idea de que esta misma bestia pueda subir otra vez o continuar en otra forma sobre la faz de la tierra. Dios le estaba permitiendo tener poder otra vez solamente para que fuese enviado finalmente a la perdición (Apoc. 17:8,11). La visión de Apoc. 19:20 es después de su tiempo breve de autoridad. En aquél tiempo ella fue lanzada al lago de fuego, no al abismo, sino a la perdición para nunca más subir otra vez contra los santos.
Así que, en resumen, la bestia que Cristo destruyó en la batalla de Armagedón fue el poder civil de Roma, que en aquel tiempo cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, estaba persiguiendo a los cristianos. Después de un poco de tiempo el poder perseguidor del imperio romano iba a ser destruido una vez para siempre por el Señor Jesucristo. Esta fue la gran batalla de Armagedón.
E. EL FALSO PROFETA
Pero, ]qué del falso profeta? Bueno, ya que entendemos la identidad de la bestia, la de falso profeta es bastante sencilla, ya que la relación entre ellos es íntima. Según nuestro texto en Apoc. 19:20, el falso profeta es aquel que "había hecho delante de ella (la bestia) las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado a su imagen". El falso profeta es la "otra bestia" de que habla Apoc. 13:11-15, cuando dice,
"Después vi otra bestia, que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase".
De estos textos aprendemos tres puntos que nos ayudan a identificar a este falso profeta. Por supuesto, ha habido muchos falsos profetas. El mismo apóstol Juan escribió en su primera carta, "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" (1 Jn 4:1). Pero aquí estamos considerando el falso profeta que se relacionaba directamente con la bestia de Apocalipsis. Por tanto, tenemos que identificarlo en lo que el Apocalipsis nos dice.
Primeramente los textos que citamos en Apocalipsis nos enseñan que la autoridad del falso profeta proviene de la bestia, o sea, del emperador romano. Es decir, que sus enseñanzas están apoyadas por el estado romano y todo el poder de su ejército. Segundo, aprendimos que este falso profeta promueve la adoración de la bestia, o sea, del emperador romano. Por tanto, es la directiva de una religión falsa - el culto al emperador romano (la bestia). El punto básico de este culto era el homenaje que se rendía a la imagen de la bestia (el emperador) hecha por orden del falso profeta. Y tercero, la Biblia enseña que este falso profeta persigue a todos los que no adoran a la bestia (el emperador romano). Le suplico, amado lector, que lea otra vez con mucho cuidado los textos relacionados con el falso profeta para comprobar que la Biblia, no los hombres, enseña exactamente lo que hemos dicho. Léase cuidadosamente Apoc. 13:11-15 y 19:20). Así que el falso profeta representa la falsa religión de roma en el tiempo del apóstol Juan y esta religión falsa era el culto al emperador romano.
F. MATERIAL HISTORICO
Para ayudar a su entendimiento de la perspectiva histórica, presentamos en seguida una pequeña explicación de las condiciones religiosas en el imperio romano al fin del primer siglo. Recuerde que esto no es la prueba para nuestra interpretación del falso profeta. Esta se encuentra en el mismo libro de Apocalipsis. Esta sección histórica sirve sólo para aumentar nuestro entendimiento de la falsa religión representada en el falso profeta de Apocalipsis. Siendo Roma el capital del mundo en aquel tiempo, servía como centro de gobierno, riquezas y también de la religión del día. De acuerdo con la Ley y la tradición romana, el jefe del estado, o sea el emperador, se consideraba divino. Algunos emperadores aprovecharon esa creencia para recibir más homenaje del pueblo, así aumentando su importancia e influencia sobre el ciudadano. Uno de estos emperadores, Domiciano, reinaba cuando Juan recibió la visión del Apocalipsis. A él le encantaba esa importancia y el homenaje que traía. Por supuesto, los cristianos fieles rehusaron adorarlo a él y a todo hombre, puesto que tal culto sería infidelidad a Cristo. Pero para los romanos, esta actitud demostraba deslealtad al estado y nada menos que traición. Así que cuando el emperador exigía ser adorado como divino, el cristiano tuvo que escoger entre la deslealtad al estado y la deslealtad a Cristo. Como resultado la iglesia fue considerada como una organización ilegal. Los romanos buscaron métodos para hacer cumplir el culto al emperador y para castigar a los cristianos "rebeldes". Se nombró un cuerpo en cada providencia que tenía la responsabilidad de ver que se cumpliera esta falsa religión y que los que no adoraban al emperador (los cristianos) fuesen castigados. Este concilio edificaba imágenes del emperador, altares para su culto, y en toda manera apoyaba la religión del estado. Perseguía a la iglesia en muchas maneras, matando a algunos, expatriando a otros y expropiando las propiedades de otros.
A estos cristianos Jesús manda un mensaje de consolación en Apocalipsis 19:11-21. Promete destruir tanto a la bestia como también a su aliado, el falso profeta. "Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre". ¡Gracias a Dios que esta plaga ya fue quitada de la tierra por el poder de Cristo Jesús cientos de años antes de nuestro tiempo!
G. LOS REYES DE LA TIERRA
En cuanto a la batalla de Armagedón en Apoc. 19:11-21, vimos que habían tres enemigos de Cristo y su ejército que fueron destruidos en aquel tiempo. Ya hemos estudiado sobre dos de ellos, la bestia y el falso profeta, que viene siendo el emperador romano y el concilio que propagaba el culto al emperador. Ahora queremos ver la interpretación bíblica del tercer enemigo o tercer grupo de enemigos en el texto, los "reyes de la tierra y sus ejércitos". Cuando la bestia primeramente apareció en el libro de Apocalipsis (13:1), Juan vio que tenía "siete cabezas y diez cuernos". Las siete cabezas, de acuerdo con lo que hemos estudiado ya, representaban a los reyes romanos. En Apoc. 17:12-13 encontramos la interpretación de los diez cuernos, cual interpretación fue dada a Juan por un ángel de Dios. "Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia". Estos son los aliados de la bestia. Tienen el mismo propósito que ella, a saber, servir al diablo en su guerra contra los cristianos. También se debe notar que no son reyes sucesivos del mismo país sino de diferentes países y que recibieron su autoridad en un solo tiempo para ayudar a la bestia. Así que los reyes de la tierra son los reinos aliados de Roma en su lucha contra Cristo y los cristianos. Ellos dan su reino a la bestia (Apoc. 17:17) y pelean contra el Cordero (Apoc. 17:14). Pero ellos son vencidos por el Cordero y destruidos (Apoc. 17:14; 19:21).
H. RESUMEN DEL ARMAGEDON
El mensaje de Apoc. 19:11-21 es que Roma y todos sus aliados iban a ser juzgados y destruidos por el Señor. Iba a haber venganza por la sangre de los santos (Apoc. 6:9-11). Dios ha obrado tales juicios temporales sobre naciones pecaminosas mucha veces en la historia del mundo. Lo ha hecho especialmente contra los enemigos de su pueblo. En el tiempo del Antiguo Testamento encontramos a los de Edom en el lagar del vino del furor y de la ira de Dios Todopoderoso iguales a los romanos en Apoc. 19. Favor de leer el texto en Isa. 63:1-6. En el tiempo de Cristo encontramos a los judíos, ya vuelto perseguidores de los cristianos, en la misma condición (Mateo 23:32-36 y 24:27,30,31). En estos y muchos otros casos el Señor vino y destruyó a una nación rebelde. Por supuesto, no vino en forma visible, ni física, ni personal a la tierra en cada una de estas ocasiones. Vino en la persona de ejércitos humanos, ciertamente bajo su mando aunque quizás no lo sabían. Había usado a los propios romanos para castigar a los romanos por su iniquidad y por la persecución de los cristianos. Pero no debemos ver en esto la segunda venida de Cristo, como pretenden los premilenialistas. Esta visión es nada más que la de la destrucción de los romanos como poder universal y perseguidores del pueblo de Dios. Esto ya fue cumplido. Fue cumplido en la derrota del imperio romano como perseguidor mundial de la iglesia. Es cierto que Cristo viene otra vez, pero no para poner pie sobre esta tierra. La Biblia enseña que cuando venga por segunda vez, nosotros le encontraremos en el aire, no en algún punto de este globo terrestre. "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4:16-17). Pero Apoc. 19 no habla de ese día final sino del día en que Dios vengaría la sangre de sus santos, derribando Roma y a todos sus aliados. Esa fue la gran batalla de Armagedón.
I. APLICACION PRACTICA
Debe quedar claro en nuestras mentes que el cumplimento de la profecía de Apocalipsis sobre Armagedón ya pasó. Pero esto no quiere decir que no hay ningún consuelo ni advertencia para nuestro tiempo. Cualquier gobierno o jefe de estado que pretende tomar la gloria que pertenece a Dios o perseguir en alguna forma al pueblo de Dios tiene el espíritu de la bestia, aunque no es literalmente la bestia que habla Apocalipsis. Pero por tener el mismo espíritu de la bestia, su fin será el mismo también - la perdición. Y cualquier religión falsa, sea cual sea, tendrá el mismo fin por participar en el mismo espíritu que tenía el falso profeta. Esta es la confianza de los cristianos del presente siglo. Así que, aunque ya cumplida, esta profecía tiene gran significado para nosotros hoy en día. Sirve, tanto para los que tiene un espíritu de maldad, como para los que tratamos de servir al Señor de acuerdo a su Palabra. A uno les sirve de advertencia y a otros de consuelo seguro.
Parte 2: LOS MIL AÑOS