Lección 28

LOS DONES NO EXISTEN (2)

Referente a la obra y el poder del Espíritu hay innumerables doctrinas y opiniones, y no pocas supersticiones. Efesios 4:3 nos exhorta a ser "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz." Tal vez muchos hayan intentado obedecer. Lo cierto es que, a pesar de sus esfuerzos, muchos han fracasado. Sobre el tema estamos divididos; nos contradecimos y nos acusamos de blasfemar. Hablamos de iglesias "muertas" y de iglesias "avivadas." A veces, nos acaloramos tanto en nuestras contenciones que, en vez de comportarnos como caballeros cristianos, hablamos mal los unos de los otros y juzgamos locamente, inexcusablemente íncurriéndonos en pecados graves. Y el mundo inconverso nos observa y concluye que ninguno de nosotros es cristiano. ¿Serán los hijos del mundo más sabios en su generación que nosotros? 0, ¿buscaremos la "unidad del Espíritu?" Desde luego, la Biblia no apoya a las distintas facciones entre nosotros que defienden tercamente sus propias opiniones sobre el poder y la obra del Espíritu Santo. La Biblia no presenta dos, tres o más doctrinas contradictorias sobre este tema, sino una sola,

Es posible que algunos hayan dicho, "Bueno, ¿por qué ese hermano está presentando tantos sermones respecto al Espíritu Santo, sus poderes y trabajos? ¿Por qué toca los puntos delicados y controversiales? ¿Por qué arriesga ofender a muchos? ¿Por qué no nos deja en paz con nuestras enseñanzas y prácticas?" Seamos honestos. Ni los de un grupo, ni los del otro, dejarán el debate sobre este tema hasta que no lleguemos a tener la unidad de la fe y del entendimiento en cuanto a ello. Además, aquí no hay lugar para convenios humanos. No podemos acordar a desacordar. El problema no se resuelve tapándolo o pretendiendo que no exista. La solución vendrá por medio de razonar inteligentemente analizando con calma e imparcialidad todo texto bíblico que arroje luz divina sobre la doctrina.

El propósito singular de todo lo que hemos dicho, y de todo lo que diremos, es ayudarnos resolver los conflictos vergonzosos que hay entre nosotros los creyentes referente al Espíritu Santo. Buscamos la verdad porque sabemos que solamente la verdad puede llevarnos todos a la "unidad del Espíritu. Los que no son "solícitos en guardar la unidad del Espíritu", son culpables de un gran pecado, el de fomentar más y más partidos y facciones.

¿Qué es la verdad respecto a la supuesta existencia de dones sobrenaturales en el siglo 21? ¿Existen en realidad? Parece que este ni aun era un punto discutible en la iglesia del primer siglo. Los dones existían y la prueba de su existencia era tan incontrovertible que no había porqué cuestionar su validez. Cuando Pedro y Juan sanaron al cojo de nacimiento, los enemigos de la iglesia dijeron, «¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar" (Hechos 4:16). No podían negarlo, ni disputarlo. ¡Que contraste hay entre aquellos días y estos! Hoy día, hay controversias continuas sobre supuestas curaciones. Asimismo hay disputas interminables sobre lenguas y profecías. Y, ¿quienes son los polémicos? Pues, no son solamente los ateos sino también los que ya creen. 0 sea, la lucha sobre la existencia de los dones se libra tanto dentro del campamento de los cristianos como fuera de ello. En la actualidad parece ser más fuerte entre los cristianos. ¿Por qué? La razón obvia es que no hay pruebas indisputables de la existencia de dones sobrenaturales entre los creyentes del siglo 21. Si las hubiera aun los enemigos de la fe tendrían que callarse. En fin, podemos observar que la ausencia total de algunos poderes y dones, las controversias acaloradas sobre la existencia de otros y las dudas prevalecientes en cuanto a la autenticidad de curaciones y lenguas y la veracidad de profecías, combinan para indicar fuertemente que los dones verdaderos no se encuentran hoy día. El Espíritu Santo sigue obrando mediante la verdad que salva. Obra en todo alma que acepta la verdad. Obra mediante la verdad para convencer al mundo incrédulo de pecado, justicia y juicio. Da la verdad a todos sin excepción y lo hace por medio de la palabra escrita en el Nuevo Testamento. No se comunica ni con la iglesia ni con el mundo mediante los dones porque ya la iglesia y el mundo tienen toda la verdad en las páginas del Nuevo Testamento. El poder de Dios para salvación sigue manifestándose en la iglesia y en el mundo. Ese poder no consta de dones, señales y prodigios, sino de la palabra que es la "espada del Espíritu".

Con todo respecto hacia los que dicen tener el don de hablar lenguas, comparemos las evidencias que hay para este don en el siglo 21 con las del primer siglo. Nos damos cuenta de que muchas almas sinceramente buscando la salvación afirman haber recibido el don de hablar lenguas extrañas. A la vez, estamos seguros de que aun el creyente mas sincero puede equivocarse atribuyendo al Espíritu Santo, lo que no ha venido de el. Si el discípulo sincero tiene tutores mal informados, no cualificados o supersticiosos, no aprenderá mucho. Y es probable que, pese su sinceridad, aceptará los errores de sus maestros. El salvaje cree en las supersticiones propagadas por el mago o brujo de su tribu. El que nace en tierra de los mahometanos acepta como verídicas las enseñanzas del Corán. El que quiere seguir a Cristo aceptan las doctrinas de los pastores que hablan de él. Lo lamentable es que muchos son culpables de no poner a pruebas los mensaje que oyen. La sinceridad sola no es defensa segura contra el engaño, aún en cuanto al poder del Espíritu Santo. Nos dice que algunos hablan lenguas? No cuestionamos la sinceridad de su convicción. Pero si cuestionamos su entendimiento de lo que es hablar lenguas extrañas. ¿Quiénes han sido sus maestros para endoctrinarle respecto al don de hablar lenguas? Los pastores, ¿verdad? Y, ¿sabían ellos lo que es el don de hablar lenguas? Si sabían, bien. Pero si no sabían y, de consiguiente, enseñaron errores entonces, usted no aprendió la verdad sobre lo que quiere decir hablar lenguas. ¿Los primeros pastores que le enseñaron sobre el don de hablar lenguas tenían también el don? ¿Que hablaban? ¿Cuáles idiomas? Nos dice que no hablaban idiomas sino que dieron sonidos inciertos? ¿Que repetían muchas veces la misma sílaba o la misma frase? ¿Que enseñaron a que todos hablaron a la vez? ¿Que no había interpretes cuando hablaban? ¿De tales maestros aprendió lo que ahora tiene por verdad sobre el hablar lenguas? Y ahora ¿qué pasa? Pues, va repitiendo lo que primero oyó. Y, ¿si eso que primero oyó no concuerda con la Biblia? Entonces, va repitiendo errores.

Considere. Cuando estudiamos el don de hablar lenguas Y cómo fue usado en la iglesia primitiva, aprendimos que la lengua extraña era un idioma. Hechos 2:8. Cada uno oyó en la lengua en la cual había nacido. No era una lengua angélica. Los hombres no son ángeles y no hablan lenguas angélicas. Tampoco era un chorro de sonidos inciertos. El Espíritu Santo prohibe el dar sonidos inciertos con la lengua. Ahora, preguntamos: ¿Son las llamadas lenguas extrañas del siglo 21 idiomas? Patentemente no lo son. Por lo tanto, no son iguales a las lenguas extrañas de la Biblia. Dijimos que el don verdadero de hablar lenguas en el siglo 21 no existe y aquí es la prueba irrefutable. ¿Comprende ahora por qué afirmamos que los dones espirituales no existen hoy día? Pero la verdad existe y la verdad libra, santifica y salva.

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