por Elmer N. Dunlap Rouse
"Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañádoos a vosotros mismos" (Sant. 1:22). Existe en la iglesia un vacio de hacedores y una abundancia de espectadores. Todo el mundo está esperando que otro haga algo. Estamos como en los tiempos de Jacob, quien preguntó a sus hijos "¿por qué os estáis mirando? (Gén. 42:1). Estaban muriendo de hambre y nadie se movía. "Que lo haga otro" es un plan peligroso (Mat. 12:30; 21:28-32; 25:45)
Todo lo que observamos es producto de acción. Tu iglesia es producto del esfuerzo de muchos hermanos. Pensaron e hicieron. Empezaron y terminaron. Tal vez no fueron las mejores ideas, pero cualquier idea buena que se realize es superior a una idea perfecta que no se realize. Pensar por si solo no vale nada sin acciones. Es fe muerta. Tal vez hay muchos hermanos que niegan la doctrina de la "fe sola" ¡pero la practican! Tal vez muchos hermanos niegan ser ateos, ¡pero son ateos prácticos! - pues no hacen lo que Dios dice. Cuando actuamos, damos valor a la idea buena, preparando un plan lógico para su realización, comenzando en el primero paso y no descansamos hasta no completar el último paso.
Los líderes por naturaleza son hacedores. Hacen lo que tienen que hacer cuando tienen que hacerlo, adquiriendo así la experiencia, la confianza y la satisfacción por haberlo hecho. El que no hace, pudiendo, se desmoraliza, perdiendo la oportunidad de aprender, perdiendo confianza en su persona y perdiendo moral para dirigir a otros.
¿A cúal grupo perteneces? ¿los hacedores o los pasivos? ¿Eres tú de los que planifican pero no llevan a cabo diciendo "Algún día cuando las condiciones sean perfectas..."? (Ecc. 11:4) ¿Eres tú de los que piensan escribir una carta y se sientan a escribirla o de aquellos que lo dejan para luego y la carta nunca se escribe? Los pasivos dicen que hay que tener mucho cuidado, y coger la cosas con calma. Los hacedores empiezan confiando poder enfrentar cualquier problema que pueda surgir y resolverlo.
En la iglesia, sé un conquistador. Si tú tienes una idea que sirva, ¡adelante! Dilo al mundo. Busca ayuda. Organiza el talento disponible y los recursos existentes. Toda cruzada empieza con la idea de una sola persona. En tu iglesia, sé voluntario sin miedo de lo que otros dirán. Los voluntarios reciben reconocimiento - de los hombres y del Señor. ¿Qué tienes tú? ¡Desmuéstranos lo que tú sabes!
1. Haz algo hoy que pudiese haber dejado para mañana.
2. Haz más de lo que esperan de tí.
3. Haz primero lo más desagradable o difícil.
3. Ataca lo nuevo con vigor.
4. Haz las cosas extras sin esperar recompensa.
5. Aprende algo nuevo cada día.
6. Haz un amigo nuevo cada día.
7. Lee tu Biblia cada día.
8. Renueva tu mente cada día.
9. Organiza hoy las actividades de mañana.
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