LOS ANUNCIOS

por José A. Quiñones

"Muy buenos días, hermanos. ¡Qué el Señor les bendiga! Este domingo me ha tocado dar los anuncios. El próximo miércoles estaremos reunidos aquí como de costumbre. Para hoy en la tarde hay un culto en casa de un hermano. No sé la hora pero creo que es en la casa del Hno. Pedro. ¿No? Me informan por aquí que es en la casa de la Hna. Alicia. Perdonen, hermanos. La asistencia hoy es como de unos cuarenta. El próximo domingo nos reuniremos de nuevo aquí y me parece que el Hno. Rafael nos va a predicar. Un momento. Me informan por aquí que va ha haber un predicador invitado. Perdonen hermanos, pero es que hoy tenemos muchos anuncios. ¿Qué me dice? ¡Ah sí! Hay que recordar orar por los enfermos, especialmente la Hna. Cintia que está de cuidado en el hospital".

¿Le parece familiar? No he exagerado. Es lo que sucede en algunas congregaciones cuando se dan los anuncios. Esta parte del culto a Dios, hermanos, es muy importante y no se debiera improvisar, pues la improvisación no tiene lugar en la adoración a Dios. Los artistas y los productores del cine no improvisan, especialmente si la producción es muy cara.

Los anuncios son la parte del culto que pueden complementar o deslucir la adoración a Dios. La Biblia dice claramente en 1 Cor. 14:40, "Pero hágase todo decentemente y con orden", (incluyendo los anuncios). Cuando nos asignan esta parte debemos pensar que es tan importante como las oraciones, cánticos, predicación, etc. Nada en la obra de Dios es de despreciarse. Por lo tanto, a la hora de los anuncios debemos estar preparados y no meramente improvisar para salir del paso. Sugiero que se tome en consideración lo siguiente:

1. Organizar bien toda la información con fechas, lugares , hora y personas;

2. Acostumbrar a la congregación a dar toda la información antes de empezar el culto;

3. Designar a un hermano de antemano (si es posible, por un tiempo como un mes) y que la congregación tenga conocimiento de ello.

4. Evitar predicar a la hora de los anuncios. Esto desluce especialmente si ya se dio la predicación;

5. Sobre todo, evitar cualquier asunto controversial, este se debe tratar aparte;

6. Resaltar la asistencia de las visitas y ofrecer una oración por ellos. Son pocos los que se acercan a la iglesia y debemos evitar predicarles o ponerlos contra la pared cuando nos visitan por primera vez;

7. Por último, los anuncios no se deben convertir en lo más aburrido del culto sino en traer buenas nuevas al pueblo de Dios: "La luz de los ojos alegra el corazón, y la buena nueva conforta los huesos" (Prov. 15:30).

EL MAESTRO ENTENDIDO
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