NUEVOS LIDERES (Parte 1)
por: Elmer N. Dunlap Rouse
La preparación de nuevos líderes es un asunto de vital importancia para la iglesia. En este primer artículo, vamos a tratar el tema de la indisposición de algunos líderes viejos de preparar a sus hombres para el liderato y en otro artículo, si el Señor permite, trataremos sobre la impaciencia y el fanatismo de algunos nuevos líderes.
Sin nuevos líderes, la iglesia no puede disfrutar de un crecimiento extendido, sino al contrario, está destinada a desaparecer con el tiempo. Si no pensamos en el futuro, nuestro trabajo será en vano. La iglesia necesita a sus nuevos líderes, nuevos predicadores, nuevos maestros, nuevos ancianos y diáconos, aquellos que el espíritu Santo selecciona y capacita. Cristo dijo... 11 A la verdad la mies es mucha mas los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a sus mies" (Mat. 9:37 38). Por esto, nuestro Señor Jesucristo pasó casi todo su ministerio entrenando a los doce. Si no fuera por los apóstoles, su misión hubiera sido en vano y su iglesia, si llegara a existir, hubiera desaparecido muy pronto de la tierra. ¿Cuántos municipios de Puerto Rico todavía carecen de tan siquiera una sola iglesia según el patrón bíblico? Fallar en preparar nuevos líderes es uno de los errores más grandes que puede cometer una iglesia, porque no provee para su propia permanencia a través del tiempo, ni para la apertura de nuevas obras.
Y no tan solo líderes, necesitamos desarrollar nuestra gente en todos los niveles de la iglesia, desde los más recién convertidos hasta los miembros más maduros, desde las mujeres que cuidan los chiquitos durante el culto hasta los que cuentan la ofrenda. Hermanos, los niños no están contentos en siempre ser niños, sino que necesitan crecer, tanto en conocimientos como en la capacidad de funcionar. Si no los capacitamos y no los utilizamos, eventualmente van a entender que (1) hemos decidido que no sirven o (2) hemos decidido excluirlos permanentemente porque a nosotros nos gusta hacerlo todo. Entonces notamos como que los miembros no funcionales pierden interés y ni quieren asistir a los cultos. Entonces se cumple las palabras de Cristo expresados en la parábola de los talentos, "Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado" (Mateo 25:29). No es culpa de ellos si no están dispuestos a seguir en la iglesia sólo para calentar a un asiento, sino la culpa y el pecado son de los líderes que no desarrollan a su gente.
Cantamos "Cristo está buscando obreros hoy que quieren ir con El" y que la labor es mucha y que faltan obreros para entonces dejarlos en el limbo de no hacer nada. Me acuerdo una campaña que organicé hace muchos años atrás donde un hermano me dijo que quería dirigir todos los himnos todas las noches de dicha campaña. Cuando le expliqué que las funciones se iban a repartir entre todos los hermanos se enojó conmigo. Más tarde cuando a el le tocó dirigir un culto en una casa y estando yo presente con otros hermanos, dicho hermano dio la bienvenida, dirigió la oración, dirigió los himnos, predicó, cantó el himno de invitación, hizo los anuncios y nos despidió en la oración final. Lo único que le faltó era decir " ¡Este culto es mío!» o " ¡Ustedes no sirven para nada!".
En seguida admitimos que hay razones por las cuales no se puede usar a todos los hermanos en dirigir los cultos. La aceptación y el respeto de la membresía es muy importante. Pero, ¿no será posible que la única otra excepción de no usar los hermanos en la obra de la iglesia es que no quieren arrepentirse? Entiendo que entre más participan, mejor el culto, más edificarnos y que los líderes están en el deber de prepararlos. Pablo dijo, «¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación (1 Cor. 14:26). Observa la expresión "cada uno de vosotros". Versículo 31 dice, Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos claramente se limita a los varones en el contexto (vea versículos 33 35). Es cierto que la participación de todos los hombres en un culto es sólo posible si la iglesia es pequeña, pero hasta las iglesias grandes usan a todos por medio de un sistema organizado, aunque no en un sólo culto. Además algunas iglesias ponen a los más nuevos a practicar durante la semana y usan a los más capacitados los domingos, cuando hay muchas visitas. Pero Pablo no entendía porqué unos se adueñan de la dirección de los cultos porque sí. Por experiencia hemos aprendido que él que más aprende de un sermón o clase bíblica es la persona que dirige dicho sermón o clase bíblica. Es una fuerte motivación para estudiar y prepararse. Y, generalmente, entre más participan, más aprenden.
Si los encargados de una iglesia no enseñan a sus miembros, éstos buscarán otros medios para aprender, inclusive materiales e instituciones sectarias. Sería sorpresa para nosotros descubrir que, están asistiendo a cultos sectarios porque allá les dan participación. Sería sorpresa para nosotros que nuestros miembros ingresen en clubs y organizaciones cívicas porque quieren hacer algo y servir a la comunidad en algo. Quieren desarrollarse y en la iglesia donde van, lo único que se les permite es asistir.
Una vez llegué a trabajar con una iglesia donde una sola familia se había adueñado de la congregación. El padre y el hijo eran los únicos que podían dirigir la iglesia en culto o clase o sermón. Cuando comencé a poner a todos los hermanos a dirigir, una cosa curiosa pasó. Cuando subían a dirigir una función como himnos o la cena del Señor, seguían y seguían hablando. No querían Eran como unos presos a quienes se les había quitado sus cadenas y cepos y andaban como por el aire.
Es posible que, inconscientemente, insistimos en hacerlo todo por celo. Como animales silvestres defendemos nuestro territorio no permitiendo el desarrollo de nuevos líderes. Para consolidar nuestra posición, le negamos a todos la oportunidad de resolver, de contribuir, de llevar a cabo y as¡ cerrando el paso de crecer y progresar. Tenemos miedo de que nos vayan a quitar nuestro puesto.
Una segunda posibilidad es que somos vagos. ¿Qué es más fácil? Enseñar a otros a hacer el trabajo o hacerlo nosotros mismos? Por no pasar el trabajo de enseñarlo, nosotros hacemos el trabajo y el hermano nuevo nunca aprende. Razonamos que si nosotros lo hacemos, aseguramos que quede bien hecho y así todo marche bien ... hasta el día en que nosotros no podamos hacerlo.
Puede que exista en nosotros una compulsión psicológica de hacerlo todo porque necesitamos sentirnos necesarios. No nos conviene que otros hagan o actúen o resuelvan o que suban a nuestro nivel, sino que necesitamos que ellos siempre dependan de nosotros. Y para perpetuar la dependencia, los limitamos como se le cortan las alas a un pajarito, para que si llega a volar, no llegue lejos. Como nosotros resolvemos más rápido que ellos, nosotros tenemos que hacerlo. No ellos. Nuestra desconfianza de ellos es realmente señal de nuestra inseguridad y estrechez de mente. Y así edificarnos una iglesia dependiente a un hombre en vez de edificaría pendiente a la única cabeza que es Cristo.
¡Que Dios bendiga a aquel líder libre de celo, que se sienta triunfante al ver a otro triunfar! Dice al nuevo, "Yo creo mucho en tí! " Casi todos tenemos habilidades que no usamos. Una de las personas que más me ayudó a predicar fue un predicador que una noche me preguntó, «¿Nunca has pensado predicar?" No nos debe sorprender que la gente cumpla con lo que entienden que esperarnos de ellos, sea mucho o no sea nada. La prueba de tu iglesia no es lo que los miembros puedan hacer con tu ayuda, sino lo que los miembros puedan hacer sin tu ayuda. El entrenador de deportes no puede participar en el deporte. Tiene que quedarse al margen. Trabaja con anticipación por preparar sus jugadores, explicándoles los problemas que les puedan pasar y como hacer frente. Entrena, aconseja y anima sin nunca tocar la pelota.
Analicemos a la iglesia a la cual nosotros pertenecemos. ¿Existen hermanos a los cuales no se les da la oportunidad de dirigir en el culto? ¿Existen en mi iglesia limitaciones invisibles para nuevos líderes? ¿Qué se puede hacer para remover estas limitaciones? ¿Existe la actividad espontánea en mi iglesia o tiene todo que ser aprobado y detallado por una sola persona?
En la parte dos de "Nuevos Líderes" vanos a entrar en el tema de qué hacer con los nuevos líderes que sean impacientes y hasta impropios, si Dios nos permite. Pero no queremos dejar el presente mensaje sin remachar en el punto principal. Somos real sacerdocio según 1 Ped. 2:9 y cada uno de nosotros y todos nosotros, sin distinción de personas, podemos "decir misa". No puede haber un Diótrefes en la iglesia del Señor Jesucristo ya que el primer lugar le toca a Cristo. Cristo dijo: "porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos" (Mat. 23:8). «¡Padre, mándenos nuevos líderes que ayuden y trabajen. Sí Padre.. Amén!".
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?
NUEVOS LIDERES PARTE 2