CRISTO Y QUOTAS por Elmer N. Dunlap Rouse
Muchos religiosos pagan cuotas disfrazadas de ofrendas. Por cuotas nos referimos a contribuciones fijas, asignadas y necesarias para gozar de ciertas ventajas en la iglesia. Los Católicos "pagan" Misas. Por lo menos, así se expresan fuera de los oídos del sacerdote. Si le escucha, se le regaña con : "Hijo, no es pago, sino ofrenda". Sin embargo, hay que entregar la "ofrenda" en la parroquia antes de celebrarse la misa. En defensa de la institución de cobrar Misas, el Catecismo Para Adultos pregunta,
"¿Por qué se le ofrece dinero a los Sacerdotes para celebrar una Misa? La ofrenda de dinero se hace para proveer al sostenimiento de los Sacerdotes..Sin embargo, de ninguna manera debe considerarse esto como el precio de la Misa" (pág. 67, Cogan, ACTA, Chicago, 1951).
"¿Y qué a tí si los Católicos queremos sufragar así nuestros gastos?" Amigo lector, no me mal interprete. Hay que sostener a los ministros de Dios pero lo que pasa en cobrar $10.00 por decir Misa es que lo que el clero llama ofrenda, el pueblo entiende por cuota. Ponerle cuota es una falta de fe en el método que Dios ha indicado en su Palabra y desconfiar de la generosidad del pueblo de Dios. El sistema de cuotas es una acusación indirecta de miserable. Intenta detallar la bendición de Dios. Tanto pagaste, tanta Misa.
Los Evangélicos diezman con resultados muy impresionantes. Sus templos son inmensos y sus ministros parecen ejecutivos de corporaciones multinacionales. Pero el diezmo es ilegal en la era cristiana, careciendo de autoridad apostólica. Igual que la paga de la Misa, el diezmo es otro sistema de cuota. Algunos hasta facturan por correo a sus feligreses el cobro de los diezmos como si fueran la clientela de una empresa capitalista. "Y qué a tí si nosotros, gloria a Dios, queremos sufragar así nuestros gastos?". Es que enseñar al pueblo de Dios a entregar el 10% de sus finanzas es desconfiar de su generosidad y calumniarlo de miserable. Cuestionar la sinceridad de la conversión de aquellos hermanos que ofrendan menos de un diez porciento o enseñar que Dios no los va a bendecir tanto como otros, por bello que lo pinte, es reforzar un sistema de cuota que entristece al Espíritu Santo y desprestigia a Cristo.
Los cristianos ofrendamos. Cristo no trajo una religión de cuota sino de corazón. "Cada uno dé como propuso en su corazón" (2 Cor. 9:7). Sus primeros discípulos hasta vendieron sus propiedades para poder cubrir las necesidades económicas de la obra (Hech. 2:45). En la religión sin cuotas "ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino tenían todas las cosas en común" (Hech. 4:32). No era un comunismo impuesto por el clero, sino una religión donde Dios gobernaba el corazón de los creyentes, donde todos los hermanos estaban solidarizados con la obra y donde los mezquinos no cabían (Hech. 5:5; 1 Cor. 5:11; 1 Jn. 3:17).
Las cuotas son inaceptables (1) porque Dios ama al dador alegre; (2) porque limitan nuestra generosidad; (3) porque no nos permiten imitar la gracia del Señor que se hizo pobre para enriquecer a otros. Las cuotas son inaceptables a nuestro glorioso Señor Jesucristo (4) porque no son voluntarias ya que obedecen a las exigencias de otros (2 Cor. 8:9,12; 9:5,7).
Lo que tú contribuyes en tu religión, ¿es una ofrenda de verdad, que sale de tu corazón? O ¿es una cuota disfrazada de ofrenda? ¿Apoyas al alto ideal de Cristo para Su iglesia? O ¿apoyas a un sistema de cuotas que unos hombres, bien intencionados pero equivocados, han impuesto a la iglesia del Señor?
¿Dónde se reune la iglesia de Cristo?
EL QUE NO RASPA PINTA