COMPLEJO DE VICTIMA

porElmer N. Dunlap Rouse

Al encontrar las cosas adversas a su meta, muchas personas se llenan de coraje, cosa que es normal y beneficiosa, ya que les motiva a tomar las acciones necesarias para mejorar las cosas. Pero algunas personas no usan su corraje para lo mejor, sino para perjudicarse, debido a su falta de fe. Por no creer que puedan cambiar su destino, buscan alivio por retirarse y lamentarse. Se encierran a llorar a sí mismos diciendo, "No es justo", "Ay de mí" y "A nadie le pasa esto, sino sólo a mí".

Al principio, la costumbre de auto pena parece una forma correcta de ventilar el coraje, y parece no lastimar a nadie, pero no es cierto. La sicología le nombra "complejo de víctima" y al asocian con la depresión y la pérdida de auto estima en la persona. Constituye un acto de cobardía que impide a la persona en alcanzar sus metas ya que no piensa de una manera racional sino emocional, engrandeciendo los problemas y minimizando sus habilidades. El auto pena es como una especie de droga que duerme la persona en una estado pasivo. Encierra a la persona en un callejón sin salida y le convence de que nada puede hacer. Como su frustración se va aumentando, estas "víctimas" pasan más y más tiempo de mal humor, quejándose, lamentándose, y haciendo la vida imposible para los demás.

El "no puedo hacer nada" no es la actitud de un cristiano. En primer lugar, el cristiano no se resigna a la voluntad de otros, sino a la del Señor. Su oración siempre es que sea hecha la voluntad del Señor en todo momento. Lo que no es la vountad del Señor, el cristiano nunca puede aceptarlo, sino lucha con todo su fuerza y espíritu por cambiarlo. El cristiano no se ahoga en un vaso de agua, sino es enérgico, valiente, lleno de fe y amor. Es vencedor e hijo del Rey. No es víctima sino un instrumento poderoso en las manos de Dios.

Si tú te has acostumbrado a reaccionar a los problemas de la vida de esta manera, aquí ofrecemos la solución que presenta el sícologo Dr. Dan Kiley en su libro, "What To Do When He Won't Change". La próxima vez que te encuentres lamentándote, búscate un rincón de tu casa, el cual puedes nombrar "Rincón de Pena". Allí te sientes en el piso y empieces a chupar un bobo y llorarte. Hazlo. Si en vez de lamentarte, te pegas a reírte de ti mismo, tu terapia está funcionando y pronto estarás tomando la iniciativa para resolver tus problemas en vez de aceptarlos bajo protesta. (elmer@caribe.net)

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