Nadie fue, pero yo fui
Estoy orgulloso de los hermanos, por su madurez y su capacidad de captar lo que sucede sin que nadie le explicara, como escribe Juan, "Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas" (1 Juan 2:19-20). Hace unos años atrás llegó a nosotros un matrimonio NI (no-institucional) y le recibimos con mucho amor aunque ellos se dedicaron a repartir su literatura y criticar a los hermanos. Hace poco se fueron para empezar una iglesia NI. Antes de irse, anunciaron a los hermanos su nueva iglesia e invitaron a todos para acompañarlos. Nadie fue. Pero como invitaron a todos, yo fui.
Tres Ministros Anti
En su casa encontré a tres ministros muy bien vestidos y luego llegó otro. Al terminar sus discursos y después que se fueron las visitas, empecé un diálogo con el ministro principal. La antes hermana estaba nerviosa y decía, "Es lo mismo", refiriendo a la nueva iglesia. Para desarmarla de esta aseveración, pregunté a sus cuatro ministros, "¿Existe una diferencia doctrinal entre nosotros?". Todos dijeron que sí. Entonces les pregunté, "Si no resolvemos esta diferencia, ¿somos hermanos?" Después de un largo silencio, uno contestó que no. Los otros le miraron mal sin refutar lo que dijo.
Creen en la "otra ofrenda"
Estos hermanos creen en la "otra ofrenda". La ofrenda de la iglesia es su ofrenda interna, pero cuando hay alguna causa que necesita dinero, hacen la "otra ofrenda", después del culto, que no es la ofrenda de la iglesia como iglesia sino una ofrenda como individuos, según ellos (Como Individuos). Esta es la "otra ofrenda". En el diálogo, les hice la siguiente pregunta:
Suponga que un infante
- Suponga que un infante recién nacido fue dejado a la puerta de su casa, desnutrido, llorando por falta de leche y usted no tiene leche ni dinero para comprarla. Lo único que hay es el dinero de la ofrenda del domingo de la iglesia. ¿Qué va a hacer?
Silencio
Hubo silencio. Hablaban entre sí en voz baja sobre el dilema. Hubo más silencio. Por fin uno preguntó:
- ¿Nadie tiene dinero?
La pregunta "¿nadie tiene dinero?" es una referencia a la "otra ofrenda" para resolver la compra de leche, ya que los NI no creen en usar la ofrenda de la iglesia para ayudar a alguien que no sea miembro de la iglesia.
- Nadie. Lo único que hay es un infante recién nacido que necesita leche para no morir y el único dinero que hay para comprar la leche es la ofrenda del domingo. ¿Qué va a hacer?
Abrir la mente de un NI no es fácil. Creen en sus tradiciones de hombre y las tienen por leyes. Seguimos con calma. Nuevamente me hizo la pregunta.
- ¿Nadie tiene dinero?
- Nadie.
Está disponible la ofrenda de la iglesia
Está disponible la ofrenda de la iglesia y puede comprar leche, pero el infante no es miembro de la iglesia. Como nadie tiene dinero, los ministros presentes no pueden realizar la "otra ofrenda". Sólo quedan dos opciones: comprar la leche con el dinero de la ofrenda o dejar morir el infante. Hubo más consulta entre ellos en voz baja y hubo más silencio. El infante recién nacido y mi pregunta ya habían esperado unos veinte minutos por una respuesta sencilla, correcta y obvia para todos menos a éstos. Trataron de cambiar el tema pero no pudieron. Yo insistí en recibir una respuesta.
Era una pregunta de un debate de 1950
En realidad, esta pregunta no es de mi autoría. Yo la aprendí escuchando el audio de un debate del año 1950. Era un debate definitivo que ayudó a muchos para entender y resolver esta controversia en los Estados Unidos. Sin embargo, parece que en América Latina, muchos desconocen de la controversia y los hermanos NI han tenido éxito en exportar estas opiniones equivocadas debido a que los hermanos de habla hispano no saben cómo combatirlas.
- ¿Qué va a hacer? El niño necesita leche o se va a morir. El único dinero es la ofrenda que fue colectado el domingo. ¿Va a dejar morir esta criatura?
Hubo más silencio y más consultas
Hubo más silencio y más consultas en voz baja. Entonces el principal entre ellos sonrió y dijo que como la criatura era santo, podían ayudarlo con los fondos de la iglesia. Salvó al infante y a su ley de hombre. Su victoria no duró mucho. En seguida le hice la otra pregunta,
- ¿Y si fuere un viejito?
Me miró y se fue
El ministro NI de fama mundial se paró, me miró y sin palabras abandonó el diálogo dando a entender que según su Biblia, era mejor que el viejo muriera de hambre antes de tocar el dinero sagrado. La ofrenda de la iglesia no le puede ayudar.
La pregunta todavía espera respuesta.
Para los hermanos que prohíben usar la ofrenda de la iglesia para hacer buenas obras, quisiera presentarles siete problemas de la "otra ofrenda" que colectan después del culto. Es falsa doctrina; es un desorden; es una confusión; es injusto; es peligroso, no es práctico y es lo mismo que la historia del rico y Lázaro.
1. Es falsa doctrina.
Según la Biblia, la "ofrenda para los santos" tiene que llevarse a Jerusalén. No hay autorización para usarla para el uso de la iglesia local ni para nada que no sea la benevolencia "para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén" (Rom. 15:26). La iglesia donde yo voy no colecta "la ofrenda para los santos" sino la ofrenda regular para operar la iglesia y hacer bien a todos.
2. Es un desorden
Si la iglesia ya tiene un fondo disponible, ¿por qué reunir los hermanos después del culto para pedirles otra ofrenda. Es innecesario. Es un desorden porque los pocos minutos después del culto no da tiempo para estudiar el problema y buscar la mejor alternativa. Además, no tiene el control normal donde la ofrenda de la iglesia es depositada y desembolsada por notas de retiro firmado por dos de los líderes de la iglesia, dejando un historial claro de su sucedido, abierto al escrutinio de los hermanos donantes.
3. Es una confusión
Cambia la Biblia al revés. La ofrenda para los santos era una limosna, pero estos operan la iglesia con instrucciones para la benevolencia. A los necesitados, les niegan la limosna (la ofrenda) para usarla para pagar las deudas contraídas de la iglesia, sueldos y seguros que nada tienen que ver con limosnas. Dios no es un limosnero. "La ofrenda para los santos" de la Biblia era una ofrenda especial que terminó pero estos hermanos NI violan el texto para convertir lo temporero en permanente. Tuercen 1 Corintios 16:1-2 para sacarle provecho, para establecer un patrón general de lo que en realidad era algo especial. Siembran la cizaña de la discordia y la confusión en el campo de Dios (Mat. 13:24).
4. Es injusto.
Una colecta de sorpresa después del culto no permite uno dar como propuso en su corazón, con oración, reflexión y propósito, sino es un remedio para poder marcharse. Tampoco es justo al necesitado decirle, "Eso es lo que hay, mi amigo. Váyase", sin saber si esto resolvió el problema o no. Son favores incompletos, sin amor y comoquiera, colectando lo que los presentes por casualidad tengan encima.
5. Es peligroso.
No hay control del dinero. Es efectivo y el hermano portador puede ser tentado a quedarse con una parte o acusado de esto sin que sea verdad. Con un cheque o nota bancaria de la ofrenda normal, la situación es más honesta, sin sospecha y protegidas las partes. El cheque lo tiene que cambiar la persona indicada.
6. No es práctico.
Es un sistema diseñado para imposibilitar la benevolencia organizada de la iglesia. Si la colecta no da, el necesitado se ve obligado a volver y pedir de nuevo. El resultado es que no se hace nada o muy poco. Si permitimos la iglesia funcionar, hay un fondo disponible en manos de personas capacitadas y de experiencia para vigilar y asegurar que los fondos lleguen donde pueden hacer el mayor bien y que sean utilizados de la manera más correcta.
7. Es lo mismo que el Rico y Lázaro.
La parte generosa es para los gastos internos (los miembros) y la parte miserable es para los gastos externos (los que no son miembros) y esto suena como la historia del rico y Lázaro (Luc. 16:19-31), la iglesia está vestida de púrpura con muchos lázaros echados a la puerta llenos de llagas. Con la abundancia acomodamos la iglesia y con la miseria tiramos unas migajas a los necesitados. No hay que ser muy adivino para saber cómo esta película va a terminar. Hermanos, vamos a cambiar el final de la película por admitir que la ofrenda de la iglesia es para toda buena obra.
En el Juicio Final
El viejito no ha comido y el fondo de la iglesia está disponible. ¿Por qué preguntar después del culto, "¿Alguien tiene dinero?" ¿Qué diremos en el juicio final cuando Cristo nos dice con enojo,
- ¡Yo era aquél viejito! ¿Por qué no me ayudaron?
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El hermano NI tendrá que responder:
- Señor, fue que ese día nadie tenía dinero y la ofrenda, pues, tu sabes, es solamente para los santos.
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