LA OFRENDA por Elmer N. Dunlap Rouse
Lección 2
VOTOS DE POBREZA
I. LA POBREZA DEL SEÑOR
A. Cristo pudo haber vivido en la tierra poseyendo grandes riquezas, presidiendo corporaciones billonarias y fundando hospitales y universidades para aliviar el sufrimiento humano y enseñar a sus discípulos el secreto de la prosperidad económica. Pudo haber usado su poder milagroso para multiplicar el dinero como un medio de enviar misioneros por todo el mundo sin necesidad de sacrificios. ¿Qué necesidad había de colocarse en un contexto de pobreza?
B. Podemos especular que su vida de pobreza se debía a: (1) que era parte de su humillación; (2) que podemos servir al Señor en cualquier condición económica; (3) que se identifica con nosotros hasta el más pobre; (4) que era parte de aprender la obediencia; (5) que quiso enseñar la completa confianza en Dios o (6) que probaba que no era de este mundo; (7) cumplir la profecía del siervo sufrido de Isaías 53.
C. Encontramos en sus discípulos un abandono similar de bienes (Mat. 19:27) y un mandato al joven rico para descargarse de su materia (Mat. 19:21). Renunciar a todo lo que uno posee era requisito para ser discípulo (Luc. 14:33). Enseñó sobre la dificultad de pasar un camello por el ojo de una aguja ilustrando la incompatibilidad de poseer riquezas y salvarse (Mat. 19:24). Algunos intérpretes inventaron una puerta estrecha y bajita en Jerusalén con el nombre "ojo de aguja" pero esto es pura fabricación. Sin embargo, la salvación de ricos tampoco era imposible (Mat. 19:26; 1 Tim. 6:17).
II. MONASTERIOS, CONVENTOS Y ASCETISMO
A. Casado con la política, la Iglesia Romana cosechó fortunas. Dicen que cuando Tomás de Aquino visitó a Roma por primera vez, expresó su sorpresa en ver tanta riqueza y le dijo al Papa: "Ya no podemos decir 'No tengo ni plata ni oro'" (refiriendo a la sanidad del paralítico de Hechos capítulo 3) a lo que el Papa le contestó, "Ciertamente, ni tampoco: 'Levántate y anda'".
B. Reaccionando a una iglesia cada vez más materialista, muchos han propuesto, bajo voto formal, vivir lejos del mundo y sujetarse a reglas de un severo ascetismo. Se encierran en comunas como conventos o monasterios. Estas instituciones no son inventos cristianos porque existían en la China siglos antes de la venida de Cristo.
C. Cristo protestó con su venida, sus palabras y su ejemplo de la necesidad de permanecer en el mundo para poder influenciarlo para bien (Jn. 17:15-18). Cristo no se quedó en el cielo, sino se encarnó, convivió y envió sus discípulos a predicar a toda criatura, no a encerrarse en cuatro paredes. A veces Cristo y sus apóstoles se retiraron, pero su propósito no era establecer comunas, sino descansar para poder volver a ministrar a las masas (Mar. 6:31).
D. Cristo y sus discípulos no eran ascéticos: no se privaron de cosas terreras para mortificar las tendencias naturales o como un medio de conseguir la perfección espiritual. Cristo comía y bebía con pecadores (Mat. 11:19) y Pablo orientó a Timoteo a usar "un poco de vino" (1 Tim. 5:23). Todo lo que Dios hizo era "bueno en gran manera" y "No es bueno que el hombre esté sólo" (Gén. 1:31; 2:18), reflejando que no somos espíritus esclavizados en cuerpos malos como enseñó en el gnosticismo sino puestos en un mundo creado por un Dios amable que "nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos" (1 Tim. 6:17).
E. El duro trato del cuerpo no es un medio para purificarse el espíritu (Col. 2:20-23) ni la pobreza, el celibato o la obediencia absoluta a un superior, sino la sangre de Cristo derramada en la cruz, la imitación de su vida y la morada del Espíritu Santo en la vida del cristiano.
III ¿QUIERE DIOS VOTOS DE POBREZA?
A. La raíz de todos los males no es el dinero, sino el amor al dinero (1 Tim. 6:10). En vez de considerar el dinero como enemigo, el cristiano lo entiende como una bendición para administrar (Rom. 12:8). El que se casa y se dedica a trabajar es tan santo como cualquier otro cristiano porque está administrando el don que Dios le dio. Hay una diversidad de dones. "Son todos apóstoles? (1 Cor. 12:28-31). La respuesta es no. Para renunciar a las posesiones no es necesario deshacerse de ellas sino entender que no le pertenece a uno, sino al Señor y usarlas para su gloria.
D. Usamos como ilustración una supuesta conversación entre Jesús y un recién convertido: El convertido: "Jesús, ¿qué debo hacer con mis posesiones?" Jesús: "¿Qué tienes?" El convertido: "Tengo una casa". Jesús: "Tu casa ahora es mía. ¿Qué más tienes?" El convertido: "Tengo un automóvil". Jesús: "El automóvil es mío también. ¿Qué más tienes?" El convertido: "Tengo una cuenta bancaria". Jesús: "La cuenta bancaria es mía. ¿Qué más tienes?" El convertido: "Tengo una colección de sellos". Jesús: "La colección de sellos es mía. ¿Qué más tienes?" El convertido: "Esto es todo. No tengo más nada". Jesús: "Todas estas cosas son mías ahora. Puede seguirlas usando, pero el día que las necesite, me las tiene que entregar porque son mías".
E. Cristo no quiere una iglesia mundana. No exige la pobreza como condición para ser cristiano, pero no es posible que un cristiano gaste dinero en lujo y fiesta cuando hay tanta hambre en el mundo, cuando la iglesia no puede hacer su obra por falta de fondos, cuando el evangelio no se ha predicado a toda criatura. La iglesia mundana es como Sansón dormido en los brazos de Dalila, desperdiciando sus talentos por buscar placeres. La iglesia del Señor está en ruda guerra donde todos sus recursos son necesarios y críticos para la victoria.