LA OFRENDA

por Elmer N. Dunlap Rouse

Lección 3

SOMOS ADMINISTRADORES

INTRODUCCION

A. La mayoría de las personas creen que les pertenece lo que tienen porque lo compraron con su dinero, trabajaron para ganarlo, lo merecen y pueden hacer con lo suyo lo que quieran. Pero cuando se enferman de muerte, se ponen de mal humor, porque lo perderán.

B. Si el hombre se hubiera creado a si mismo, sería cierto, pero el hombre fue creado por Dios. También creó las cosas, el tiempo, las habilidades y hasta la misma vida. Por eso el hombre no es poseedor sino administrador. Al morir, dará cuenta a Dios por su mayordomía.

C. La parábola de los talentos demuestra la mayordomía de los cristianos con las bendiciones que hemos recibido. El que repartió los talentos dijo al mayordomo infiel: "Por tanto, debías haber dado MI dinero a los banqueros, y al venir yo hubiera recibido lo que es MIO con intereses" (Mat. 25:27). Lo que recibimos de Dios no es nuestro.

I. ¿QUE ES UN ADMINISTRADOR?

A. Es tener llave. Las llaves que tenemos en el bolsillo o cartera representan algunas de las cosas que administramos. Al morir pasamos las llaves a otros.

1. En Isaías 22:20-22 aparece la descripción de Eliaquim como administrador. Es una función parecida a la de padre. Es benévolo, sabio y experimentado, siendo amable y firme a la vez. Se parece a Dios, el padre o administrador celestial de la tierra. El tiene la llave. En el tiempo antiguo, el administrador cargaba con una llave muy grande sobre su hombro, mostrando que era una persona importante.

2. Cristo es administrador porque tiene la llave de David, "el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:" (Apoc. 3:7). Fue señalado por Dios (Jn. 6:27), o sea, fue ratificado y certificado como digno y competente para desempeñar la función de administrar todos los bienes de Dios. Tiene la llave para abrirlos. Estos judíos se interesaron en Cristo porque administraba comida física pero no percibieron su administración de bienes espirituales.

3. Cristo hizo de sus apóstoles administradores al darles el poder de la llave (Mat. 16:19; 18:18). Si alguno quiere gozar de las bendiciones de Dios, será solamente por medio de la doctrina apostólica que ellos administran (abren).

B. Buena Administración

1. Administrar es reconocer que la propiedad no es de uno y que Dios puede relevarse de su administración de manera instantánea. Nunca se le oye decir "yo hago lo que quiero con lo mío".

2. Un administrador, tiene derecho a comida, ropa, una habitación para sí mismo y los suyos y una provisión para su vejez.

3. Su función es conseguir en máximo bien para su amo. Para este fin, estudia los empleados y sus necesidades. Gasta el dinero de la manera más efectiva. Trata de llevarse con la gente sin lastimar sus sensibilidades y constantemente consulta con su amo para recibir su dirección. Este es el patrón de cada cristiano, cada ministro y cada iglesia.

4. Sus gastos en placeres y lujos son limitados por juzgar lo que es propio, especialmente si falta dinero para otras consideraciones de más importancia. Por ejemplo, durante la segunda guerra mundial, habían restricciones económicas para poder cooperar con la victoria militar. Entre menos gasta en su persona, más puede gastar en la obra de Dios.

II. CADA CRISTIANO ES UN ADMINISTRADOR

A. Los mundanos se sienten orgullosos de sus ventajas como raza, apellido, fuerza, belleza, intelecto o fortunas y dicen que aquellas cosas son suyas. El cristiano es muy distinto porque es confiado con bienes que pertenecen a otro. Pablo preguntó a los orgullos Corintios, "Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?" (1 Cor. 4:7). Pedro recordaba a los cristianos que lo que tenía debía estimarse como dones recibidos para emplear para el bien de otro (1 Ped. 4:10). Lo que tenemos se debe a la gracia de Dios, o sea, favor no merecido.

B. Hasta la vida misma es un don que Dios puede quitar cuando él quiera (Job. 1:21).

C. Como administradores de talentos, propiedades y tiempo, es necesario darle cuenta a Dios como dueño de lo que hemos hecho

(1 Cor. 4:1-2; Rom. 14:12). No podemos abusar de su propiedad, usándola para beneficio personal, es decir, sino usarla en los servicios que El ha autorizado.

D. Observe el mayordomo infiel (Luc. 16:1-13). Fue acusado de disipar los bienes de su amo. La moraleja está en el versículo 12: "Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?". Si no cuidamos de lo poco que Dios nos confía, no podemos pensar en ser confiados en algo mayor.

E. No podemos ser egoístas, porque Pedro dijo: "minístrelo a los otros" (1 Ped. 4:10). Lo que tenemos es para beneficio mutuo.

F. Como los judíos tenían que dar las primicias a Dios (Lev. 23:9-14), así debemos sacar primero lo que es de Dios (Mat. 6:33) en vez de malgastar nuestro tiempo, talento y dinero para dar lo que sobra.