LA OFRENDA

por Elmer N. Dunlap Rouse

Lección 6

LOS CACHETEROS

INTRODUCCION

A. El cristiano no defrauda a nadie. Al bautizarse, fue lavado, santificado y justificado (1 Cor. 6:7-11). Ahora aprende a vivir la nueva vida de ser justo, de tener palabra y de valerse por sí mismo.

B. La palabra cachetero, según el diccionario, se refiere al cuchillo que usa el asesino, o al cuchillo que usa el torero para matar al toro. Sin embargo, en Puerto Rico se refiere a una persona que se aprovecha de los demás, imponiéndose, arreguindándose, viviendo, comiendo y disfrutando a costa de los demás. Se parece mucho a la sanguijuela.

I. El CRISTIANO PAGA SUS DEUDAS

A. Paga cualquier deuda fielmente (Rom. 13:8). Cuentan que el Secretario de Hacienda llamó por teléfono a un ministro para averiguar si cierto miembro había ofrendado $5,000.00 a la iglesia. El ministro contestó, "No, pero lo va a hacer".

B. No coge prestado lo que no puede pagar ni se ofrece de co-deudor cuando no puede. Ama a sus acreedores y ama la buena fama de la iglesia. Está en paz con ellos (Rom. 12:18). El cachetero le cae mal a todos porque debe a todos y no paga a nadie.

C. El cristiano no engaña a nadie (1 Tes. 4:6). Conserva amistades porque siempre va con cuentas claras.

II. EL CRISTIANO CUIDA DE LOS SUYOS

A. No es peor que un incrédulo (1 Tim. 5:7-8), sino honrado. Provee para los de su casa. Sus hijos tienen ropa, comida y un sitio para vivir. Su esposa no tiene que mendigar por el barrio. Los irresponsables no son cristianos porque han negado la fe y son peores que los mundanos.

III. EL CRISTIANO NO ES GRAVOSO

A. Trabaja para no ser una carga a los demás (1 Tes. 2:9).

B. No tiene codicia ni desea lo ajeno. Se contenta con la porción que Dios le ha dado en esta vida (Hech. 20:33-35). Entiende que debe pagar por lo que quiere.

IV. EL CRISTIANO TIENE HONOR

A. Nadie le persigue para poder cobrar (1 Tes. 2:10). Está tranquilo porque trabaja y produce todo lo que necesita (1 Tes. 4:11).

B. El cachetero no tiene honor, ni amistades y nadie le fía. Pero el cristiano demuestra integridad, seriedad y nadie puede hablar mal de su persona (Tito 2:6-8).

C. Hay que corregir a los cacheteros (2 Tes. 3:6-10). Su vida desordenada es inaceptable (1 Tes. 4:7-8). Por ser rebeldes con Dios, no sirven para nada. Son asesinos de la confianza de los demás. Hay que corregirlos para que no hagan daño.