LA OFRENDA

por Elmer N. Dunlap Rouse

Lección 10

EL MOTIVO

I. OFRENDAR PARA SER FELIZ

Pablo trabajaba para sostenerse, pero también para poder ayudar a otros, especialmente a los débiles. Era parte de la definición de ser cristiano, porque Cristo murió por nosotros cuando eramos débiles (Rom. 5:6). El ayudar a débiles con sus necesidades físicas le daba a Pablo una de las felicidades más grandes del mundo. Pablo recordaba esta palabras de Jesús que ningún otro autor bíblico había apuntado (Hech. 20:35) y, sin embargo, reflejan una de la verdades más fundamentales del universo: que hay mayor felicidad en dar que en recibir. ¿Será cierto? Hasta que no se ponga por obra, nunca sabremos.

La vida egoísta es triste y genera depresión. La felicidad no se encuentra en una botella (Ef. 5:18), ni en una pastilla, ni en una cuenta bancaria, ni en fama, ni en sexo, sino en compartir con otros.

II. A.M. BURTON FUE PROSPERADO

El Sr. A.M. Burton fundó una compañía de seguros y era muy rico (ha fallecido). El creía que Dios era compañero en su negocio y que los principios bíblicos eran responsables por su éxito. Confesó haber leído la Biblia más que todos los demás libros juntos. Eran dos verdades las que más le ayudaron en su vida. La primera era Gálatas 6:7 "No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." Entendió que la vida era cuestión de sembrar y segar sea en lo espiritual, en lo económico, en lo físico o en lo mental. La otra verdad era que "Dios ama al dador alegre". Por eso el Sr. Burton había dado tanto dinero a tantos y era prosperado y advirtió que si uno da por egoísmo, no es prosperado. La experiencia le enseñó que Hechos 20:35 era cierto: "Más bienaventurado es dar que recibir". Dijo que Dios nos hizo y que Dios sabe cómo hacernos felices; que el uso egoísta del dinero es responsable por tanta miseria que hay en el mundo.

III. OFRENDAMOS PARA IMITAR A DIOS

Dios ofrenda abundantemente, a todos, sin reproche, sin buscar faltas, sin reservaciones (Sant. 1:5). Nos dio su Hijo (Jn. 3:16). Ama a sus enemigos. La ofrenda es una oportunidad para aprender a Dios. Entre más ayudamos a los demás, más grande es nuestra recompensa (Luc. 6:35-38). Dios da y nosotros necesitamos dar para ser sus hijos.

IV. HACEMOS QUE OTROS GLORIFIQUEN A DIOS

A. Existimos para glorificar a Dios. Todas las estrellas, el sol y la luna constantemente le glorifican y predican sus maravillas. El único que no le glorifica es el hombre natural (Rom. 1:21) y por ignorar a Dios se va degenerando. El cristiano se siente feliz en ayudar a éstos a conocer cómo es Dios por ver el comportamiento benévolo en un cristiano. Cuando ve a un cristiano interesarse en los menos afortunados, se da cuenta de que Dios existe y le glorifica (2 Cor. 9:12-15).

B. Dios espera que demostremos honor y temor con nuestras ofrendas. En Malaquías 1:6-14, Dios nos habla muy claro de lo que es una ofrenda aceptable, un sacrificio y una honra.

V. OFRENDAMOS PARA PASAR TESORO AL CIELO

Lo que ofrendamos retenemos, pero lo que retenemos lo perdemos. Cuando preguntaron por el rico, de cuánto había dejado, se le contestó "Todo". Pero el cristiano saca tesoro al cielo al compartir sus bienes con los necesitados. Jesús dijo al joven rico, "dadlo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo" (Mat. 19:21). Ofrendamos para poner fundamento en lo por venir (1 Tim. 6:17-19).

VI. EL CRISTIANO OFRENDA PORQUE AMA LA IGLESIA

La ubicación de nuestros tesoros descubre la ubicación de nuestro corazón (Mat. 6:21). "...Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Ef. 5:25). Si somos cristianos, vamos a amarla también. Queremos verla bien, con todo lo que ella necesita para cumplir con su misión de salvar las almas, educarlas, edificarlas y cooperar con los necesitados. Su local debe estar bonito, pintado, adornado con su patio recogido para que los hermanos vengan contentos, llenos de amor, positivos y dispuestos a trabajar. Quien ama la iglesia ama a Cristo. La iglesia debe reflejar la abundancia de Dios, un ministro conforme con su sueldo, clases para los niños surtidos de materiales, transportación para los hermanos y literatura para las visitas (Luc. 15:17).