LA OFRENDA

por Elmer N. Dunlap Rouse

Lección 14

OFRENDA COMO CULTO

INTRODUCCION

Algunos creen que la ofrenda se debe de eliminar por completo del culto de la iglesia, porque distrae o porque es mundano en vez de espiritual, o porque el dinero es sucio. Por lo tanto, creen que la ofrenda se debe esconder o hasta eliminar. El lenguaje bíblico refiere a la ofrenda como culto y no un mero remedio para pagar gastos o cumplir con un presupuesto.

I. OFRENDAS BAJO LA LEY

A. En el principio, encontramos a Caín y Abel ofreciendo sacrificios a Dios para adorarlo y lo primero que hace Noé al salir del arca es construir un altar para ofrecer holocaustos a Dios (Gén. 4:3; 8:20). Dondequiera que iba Abráham, hacía un altar para adorar a Dios (Gén 13:18; 22:9). La ofrenda era parte de su culto a Dios.

B. Como mínimo, todo judío tenía que presentarse tres veces cada año y "ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano..." (Deut. 16:16-17). Con la ofrenda el judío reconocía que todo viene de Dios. Los hijos, la cosecha y la misma vida proviene de Dios y devolver las primicias y los diezmos era tanto parte de su culto como para sostener a los levitas, cooperar con los necesitados y mantener el templo en buen estado (Deut. 14:22-29; Prov. 3:9-10). Después de la cautividad, toda sinagoga recolectaba un impuesto y lo enviaba a Jerusalén para el Templo y para cooperar con los pobres (Mat. 17:24).

II. LA OFRENDA ES COMUNION

A. Como todos los miembros participamos en la colecta, la ofrenda es parte de la comunión de la iglesia. Cristo y sus discípulos todos compartían una bolsa (Jn 13:29), así la iglesia primitiva perseveraba en la comunión unos con otros - tenían las cosas en común (Hech. 2:42,44). Compartimos el pan y el fruto de la vid en la Cena del Señor y compartimos las obligaciones económicas de la iglesia. Cuando compartimos la paga de un evangelista, compartimos su fruto.

B. Debemos sentirnos contentos cuando ayudamos a otras iglesias en sus necesidades porque es una oportunidad de tener comunión con ellos (Rom. 12:13). Las iglesias de Macedonia pidieron el privilegio de participar (tener comunión) en la colecta para los pobres en Jerusalén (2 Cor. 8:4). La colecta especial para Jerusalén era una expresión de la confraternidad universal de la iglesia primitiva.

III. LA OFRENDA ES UN SACRIFICIO

A. Los Macedonios se dieron a sí mismos, ofrendando en medio de su profunda pobreza (2 Cor. 8:2,5). Sacrificarse es el culto contínuo del cristiano (Rom. 12:1). La ofrenda simboliza el sacrificio de Cristo por nosotros (2 Cor. 8:9; 9:15). Compartir lo que tenemos es un sacrificio a Dios (Heb. 13:16).

B. Nos cuentan que Phillips Brooks visitó a Cornelius Vanderbilt, millonario, para solicitar dinero para una causa benévola. El Sr. Vanderbilt le hizo un cheque de $2,000.00 y le dio $2.00 en efectivo. El sorprendido Sr. Brooks dijo: "Sr. Vanderbilt, yo entiendo el cheque de $2000.00 pero ¿para qué me da $2.00 aparte? El Sr. Vanderbilt le contestó: "el cheque no significa nada para mi, pero los $2.00 sí porque para economizar los $2.00 para el Señor, tuve que pasar la noche sentado en una silla en el tren en vez de gastarlos para dormir en una cama del tren. Los $2,000.00 no representan ningún sacrificio para mi, pero los $2.00 sí. Quiero dar con sacrificio para mi Dios".

C. Hay cristianos que sólo comen dos veces al día para dedicar el costo de una comida para ayudar a los hambrientos. Si nuestra ofrenda no nos incomoda y nos conmueve un poco, tal vez estamos ofrendando demasiado poco.

D. La vida cristiana es un sacrificio. Imitamos a Cristo que fue sacrificado en la cruz por nosotros (Gál. 2:20; Fil. 1:21). No podemos seguir a Jesús si no tomamos su cruz (Mar. 8:34). Su amor demostrado en su cruz gobierna nuestra vida (2 Cor. 5:14) y estamos dispuestos a hacer cualquier cosa por nuestro Salvador (Hech. 21:13; Fil. 1:23-25). Damos nosotros mismos (2 Cor. 8:5), nuestros cuerpos (Rom. 12:1) y nuestro dinero (Fil. 4:18).

E. Cuando David buscaba un sitio para ofrecer un sacrificio por la terminación de una peste, Arauna jebuseo le ofreció sus bueyes de gratis para sacrificar. David dijo: "No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuestan nada" (2 Sam. 24:24).

E. Nos cuentan que el rey de Prusia necesitaba dinero para no perder una guerra y pidió a las mujeres de Prusia que entregaran sus joyas para ayudar con la guerra. Ofreció devolverles por cada ornamento de oro una réplica en hierro con la inscripción: "Yo di oro por hierro, 1813". La acción de la mujeres de Prusia era espectacular y atesoraron sus joyas de hierro como prueba de su sacrificio por su patria. Lo llevaban con honor y se convirtió en una vergüenza vestirse con oro.

F. Cuentan que un comerciante fue a Corea y viajando por una carretera tomó una foto de un joven halando un arado guiado por un anciano. Cuando comentó a un misionero lo que había visto, este le indicó que los dos eran cristianos y que habían donado su único buey para la construcción de una capilla. El comerciante dijo que aquello era un gran sacrificio. Pero el misionero dijo que ellos se sentían afortunados en tener algo que donar. Cuando el comerciante regresó a la iglesia donde era miembro, enseñó la foto a los hermanos y duplicó su ofrenda.