LA OFRENDA Lección 15
NUESTRA OFRENDA NOS MIDE
por Wendell Winkler
INTRODUCCION
Uno que escribía la biografía del Duque de Wellington encontró mucho material sobre lo que hizo, pero muy poco de qué clase de persona era. Por fin encontró su chequera. Al examinarla, entendió el carácter del hombre. El carácter del cristiano se ve en su chequera. Los sitios y las cosas por las cuales gasta su dinero indican lo que realmente somos. Nuestra ofrenda revela nuestra temperatura espiritual.
I. Nuestra ofrenda muestra la sinceridad de nuestro amor. Poca ofrenda, poco amor. Nuestro uso del dinero apunta a lo que amamos, lo que realmente queremos y dónde queremos llegar. Prueba nuestra sinceridad.
II. Nuestra ofrenda mide nuestra fe en las promesas de Dios. Dios ha prometido prosperarnos si le honramos con nuestro dinero (Prov. 3:9-10). También prometió que si ofrendamos de manera escasa, nuestra prosperidad en la vida tanto presente como futura depende de cómo tratamos al Dios todopoderoso (2 Cor. 9:6). Dios no puede ser burlado (Gál. 6:7). Si creemos en las promesas de Dios, no podemos perder.
III. Nuestra ofrenda indica nuestro interés en el cielo y cuán interesado estamos en llegar allí. Podemos hacer tesoros en la tierra que se destruyen con el tiempo, o podemos hacer tesoros en el cielo donde son permanentes (Mat. 6:19-21). Pues, para acumular tesoros en el cielo, hay que despojarnos de ellos mientras estamos en la tierra. Sólo así podemos sacar tesoros de este mundo (1 Tim. 6:7).
IV. Nuestra ofrenda mide nuestra preocupación por lo perdidos. Jesús se preocupó de tal manera que lloró (Luc. 19:41). Bajó al mundo y dio su vida por los perdidos. Pablo lloró también (Fil. 3:18). Además de llorar, estaba dispuesto a gastar lo suyo por amor a las almas (2 Cor. 12:15).
V. Nuestra ofrenda mide nuestro aprecio de la grandeza de la causa de Cristo. La obra de Cristo es grande. Abarca a todo el mundo, toda criatura (Mat. 28:18-20); se trata del estado eterno del alma (Mat. 16:26); costó sacrificio del hijo de Dios (Hech. 20:28) y tal causa es conforme al propósito eterno de Dios (Efe. 3:11).
VI. Nuestra ofrenda descubre nuestro interés en la iglesia local, su programa de trabajo y su crecimiento. Observamos el gran interés que la gente tiene por sus casas. Las limpian, las pintan, recortan la grama y las llenan de muebles caros y modernos. Trabajan treinta años para pagar la hipoteca porque les interesa. Si nos interesa la iglesia local y su trabajo, invertimos nuestro tiempo, dinero, talento y nosotros mismos para que sea gloriosa. Así Epafrodito (Fil. 2:25-30). ¿Cuánto interés tenemos nosotros en la iglesia local? Nuestra chequera lo dice todo.
VII. Nuestra ofrenda mide nuestra dedicación a Cristo. ¿Por qué vendió Bernabé su propiedad, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles? (Hech. 4:36-37). Era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe (Hech. 11:24). ¿Por qué los Macedonios, aunque pobres en extremo, dieron libremente? (2 Cor. 8:1-5). La respuesta se encuentra en el versículo 5: "a sí mismos se dieron primeramente al Señor" Allí está. Se dieron a sí mismos. Eso es dedicación.
CUANDO DOY Anónimo
Cuando no doy nada, echo mi voto para cerrar la iglesia y paseo gratis, gracias a las ofrendas de los demás.
Cuando doy menos que el año pasado, es porque mis ingresos han menguado, o es que cambié mis prioridades, o es que cuestiono la necesidad de la obra que hace la iglesia.
Cuando doy menos de un 10% de mis ingresos, doy menos de lo que el judío más pobre tenía que dar .
Cuando doy con tristeza, no encuentro ningún gozo y un desánimo para el Señor que ama al dador alegre.
Cuando doy semanalmente, ayudo a la iglesia a cumplir con su programa y obedezco el mandato del Señor.
Cuando doy como he sido prosperado, soy bendecido.
Cuando guardo mi ofrenda cuando estoy ausente y lo entrego en el siguiente culto, reconozco mis responsabilidades en la iglesia donde pertenezco y no permito que sufra la obra del Señor.